Luego de que el Parlamento venezolano aprobara extender por un año sus funciones, aún cuando la Constitución dicta que deben terminar en enero de 2021, y las del líder opositor Juan Guaidó como jefe del Legislativo y presidente interino del país, el camino para que la actual Asamblea Nacional (AN) se mantenga, en oposición a la votada en las polémicas elecciones del 6 de diciembre, no parece fácil.
La AN, de mayoría opositora y escogida en 2015, acordó reformar la ley que rige el estatuto de transición que ellos mismos aprobaron en 2019 con el objetivo de sacar a Maduro del poder y convocar a elecciones presidenciales, ambas tareas pendientes.
División de la oposición
La reforma elimina los artículos relacionados con la creación de un Centro de Gobierno provisional, instancia encabezada por el opositor Leopoldo López.
Así mismo, el texto rechaza las elecciones legislativas del 6 de diciembre, en las que no participaron los líderes de la oposición al considerarlas fraudulentas, y que ganó el chavismo con holgura en medio de una alta abstención y del cuestionamiento internacional sobre su transparencia.
El nuevo estatuto establece que la AN funcionará a través de la Comisión Delegada, una instancia contemplada en la Constitución para operar durante los recesos del Parlamento, con funciones limitadas e integrada por menos de 20% del pleno.
Sin embargo, este es uno de los aspectos por los que Acción Democrática (AD), la organización opositora con más legisladores en el actual Legislativo, prefirió salvar su voto.
Una nueva señal de división en la oposición. La formación también criticó la sustitución del Centro de Gobierno por un Consejo Político, una nueva figura que introduce la reforma, que dependerá directamente de Guaidó y cuyas funciones serán comunicadas antes del 5 de febrero de 2021.
Seguirán apoyando a Guaidó
Aunque el partido salvó su voto, remarcó que seguirán apoyando a Guaidó como presidente de la AN y mandatario interino de Venezuela. Sin embargo, esta fragmentación al interior de la oposición es aprovechada por el propio chavismo.
Ayer, el viceministro de Comunicación Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela, William Castillo, criticó la reforma y la calificó, a través de Twitter, de “farsa” y de un “teatro del absurdo en el mundo de la Derecha”, en referencia a la posición de la AD.
La reforma aprobada faculta a Guaidó para promover la realización de elecciones presidenciales y parlamentarias libres, “propiciar la reversión de la crisis humanitaria”, así como defender los derechos humanos. Guaidó podrá pedir a la Comisión Delegada, y no al pleno, “la reglamentación total o parcial de las leyes”, así como el nombramiento y remoción de altos funcionarios.
Así las cosas, el próximo 5 de enero cuando, como obliga la Constitución, se instale la nueva AN de contundente mayoría oficialista, será un día decisivo para la oposición.
Redacción internacional de El Tiempo. Con información de EFE.