El candidato presidencial de la principal coalición opositora -la Plataforma Unitaria Democrática (PUD)-, Edmundo González Urrutia, dijo, en una entrevista con Efe, que para hacer política en el país es imprescindible el diálogo con todos los sectores, incluido el militar.
«Nosotros partimos de que es necesario hablar con todos y siempre he dicho que (…) esta nueva forma de hacer política incluye el diálogo con todos los sectores, el sector militar es uno de ellos», sostiene.
González Urrutia es el abanderado de la PUD, al mantenerse la inhabilitación a la ganadora de las primarias, María Corina Machado -que le impide desempeñar cargos públicos-, y de las trabas que impidieron la postulación de Corina Yoris, quien era la primera opción para sustituir a la líder antichavista.
El candidato espera que un posible triunfo opositor ayude a cesar la confrontación y el discurso «beligerante» en Venezuela, para que los políticos, en vez de verse como «enemigos», se traten como «adversarios».
También aspira a que Venezuela avance al «reencuentro y la reinstitucionalización de la democracia» y que quienes piensan distinto no teman una persecución, incluido el chavismo.
Abrir los calabozos, prioridad de González Urrutia
Uno de los objetivos de González Urrutia es abrir «las puertas de los calabozos» para que los presos políticos «salgan en libertad», un anhelo que trasladó a los familiares de los detenidos y a dirigentes, cuya identidad no reveló.
Explicó que los relatos que escucha sobre presuntas violaciones de derechos humanos a estos presos «son espantosos», por lo que -dijo- los familiares esperan que se produzca un cambio para resolver el problema.
«Que en Venezuela cese la represión, que en Venezuela se abra una esperanza con la elección de un candidato, porque ya son 25 años (…) mucho tiempo, nosotros no estamos acostumbrados a esa situación», expresó.
De los presuntos victimarios -sostiene- «que la justicia se encargue» como «corresponde en toda sociedad democrática».
La alternabilidad y la descentralización
El exembajador, que se ubica ideológicamente en el centro, considera como piedras angulares de un sistema democrático la alternabilidad en el poder y la descentralización de la administración pública que, señaló, promoverá de ser elegido presidente.
Considera que a partir del año 58, tras el derrocamiento del general Marcos Pérez Jiménez (1952-1958), Venezuela tuvo una «experiencia muy rica» en cuanto a la descentralización.
«La descentralización fue una de las piedras angulares de Venezuela post 58 y en los años sesenta. Hemos tenido una experiencia muy rica. La elección de gobernadores, por ejemplo, es producto de esa realidad y hay buenas experiencias», señaló.
Dijo asimismo que durante «muchos años» la nación contó con la alternabilidad en el gobierno, que los votantes cambiaban, mediante elecciones, cuando se sentían «defraudados».
González Urrutia quiere llevar a buen puerto la candidatura
González Urrutia explicó que tras su designación como candidato se reunió con actores políticos para afinar propuestas y consolidar la unidad antichavista.
«Con todos los actores que he podido me he reunido, me han expresado su solidaridad, su respaldo, su satisfacción que me hayan puesto en esta responsabilidad que espero cumplir y llevar a buen puerto», señaló.
El candidato ya había sido parte de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) -ahora PUD- como coordinador de enlace internacional, labor que dijo haber «disfrutado mucho» y que le permitió tener «muy buenas relaciones» con todos los partidos.
Confesó no saber el motivo por el cual la PUD lo escogió como candidato, primero de manera provisional y luego definitiva, para las presidenciales, pero destaca como positivo que los partidos se pusieran de acuerdo para elegirlo.
«No es fácil conseguir que 10 partidos del abanico ideológico se hayan puesto de acuerdo para escoger mi nombre, que no provengo de ningún partido político en particular, que no he tenido una actividad política pública, más allá de lo que me correspondió ejercer cuando estuve en funciones públicas», añadió.
González Urrutia empezó su carrera diplomática a finales de los sesenta. Fue embajador en Argelia entre 1991 y 1993. Posteriormente se desempeñó como director general de política internacional de la Cancillería, y en 1998 lo designaron embajador en Argentina, hasta 2002. En 2005 se retiró voluntariamente.
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