VENEZUELA

El descaro de Maduro al calificar de “referencia moral” el centro de torturas del Helicoide

por Avatar El Debate

En días recientes, durante un acto de promoción de agentes de la Policía Nacional Bolivariana, transmitido por televisión, Nicolás Maduro, recibió como regalo una maqueta del Helicoide, asiento administrativo y operativo de la policía venezolana, y de su Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), pero, esencialmente, una cárcel destinada a presos políticos opositores, disidentes o aliados caídos en desgracia.

Este centro ha sido cuestionado por sus condiciones inhumanas de reclusión y por ser centro de torturas y asesinatos, tal como se asienta en el expediente que reposa en la Corte Penal Internacional (CPI).

Al agradecer el gesto de un grupo de uniformados, Maduro comentó sobre el centro de detención y torturas: «Es una referencia moral. Les agradezco este regalo, este presente institucional que me dan, es muy significativo. Ahí está su sede nacional, ahí están sus distintas funciones. Lo recibo con mucho amor».

Tal exabrupto ha provocado la indignación de la gente, pues el helicoide es uno de los símbolos de la represión y de los crímenes de lesa humanidad que se han cometido en Venezuela.

Pero, además, restriega en la cara de los venezolanos su orgullo por las atrocidades que ha ordenado cometer allí y pavonea su perversidad en la cara de la familia de quienes fueron torturados hasta morir. En esa «referencia moral» del Helicoide Maduro no ha perdonado ni siquiera a los suyos.

En el Helicoide, en este momento, están recluidos unos 286 presos políticos, según cifras de la ONG Foro Penal, incluyendo al periodista Roland Carreño, acusado de rebelión y traición a la patria.

Presos políticos en el Helicoide

La mayoría de los presos del Helicoide han sido activistas políticos y civiles de la disidencia, dirigentes de partidos como Freddy GuevaraJuan RequessensJon Goicoechea, o Leoner Azuaje y Raúl Baduel, quienes fueron asesinados allí, el activista de derechos humanos Lorent Saleh, el periodista Víctor Navarro, el exdiputado Renzo Prieto, e Iván Simonovis, a quien el Gobierno responsabilizó por el intento de golpe del 11 de abril de 2002 y que pasó 15 años detenido, solo para citar los casos más conocidos.

Pero también estuvieron en sus calabozos, narcotraficantes, comerciantes judicializados por el Gobierno; banqueros acusados de estafa, asesinos a sueldo con cuentas pendientes con el chavismo, policías y militares, y todo aquel que cayera en desgracia ante el régimen o fuera disidente.

En los primeros años del gobierno de Chávez, el Helicoide albergaba un puñado de presos políticos, sobre todo policías y militares opuestos al régimen

En los primeros años del gobierno de Chávez, el Helicoide albergaba un puñado de presos políticos –sobre todo policías y militares opuestos a régimen– en celdas interconectadas de dos metros de ancho por dos de largo, donde apenas caben cuatro personas.

Los pasillos circulares de la cárcel son largos y oscuros; la sala de visitas es y hermética y mal iluminada, y los familiares de los presos sufren con frecuencia abusos tanto físicos y degradantes, especialmente las mujeres, como psicológicos, tal como ha sido claramente documentado.

El número de presos llegó a 900

El número de presos llegó a 900, y comenzó a descender progresivamente hacia 2020, en medio de una flexibilización adelantada por el régimen chavista, como manera de lavarse la cara ante la (CPI) y en el marco de las negociaciones políticas.

El deterioro social y económico, junto al agravamiento de la crisis política y la dura represión que ha ejercido el chavismo contra la oposición venezolana en la década siguiente, abarrotaron dramáticamente al Helicoide.

Se acumularon hasta 12 presos en celdas, proliferaron las ratas y las cucarachas, no había letrinas ni servicio de agua

Es entonces cuando nace su leyenda negra. A partir de 2014, sus espacios se hacinaron terriblemente. Se acumularon hasta 12 presos en celdas, proliferaron las ratas y las cucarachas, no había letrinas ni servicio de agua. Proliferaron los maltratos. El trato de los policías, sobre todo cuando el recluso recién ingresa, era hosco y cínico.

Neruda y Dalí

Las duras condiciones de prisión del Helicoide fueron recogidas y detalladas por el Informe de Verificación de Hechos de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de Naciones Unidas, dirigido por Michelle Bachelet, y también por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

El Helicoide iba a ser, en los años 50, un centro comercial lujoso y único, con helipuerto y un hotel de 300 habitaciones, que planificaba construir el dictador Marcos Pérez Jiménez y cuyo diseño fue alabado por Pablo Neruda y Salvador Dalí.

La caída del dictador en enero de 1958, detuvo por completo los trabajos de el Helicoide, y el proyecto quedó en el olvido por varias décadas, hasta que la inhumanidad lo convirtió en la vergüenza que es hoy, pero que el presidente celebra.