El líder opositor venezolano Edmundo González ha concedido su primera entrevista desde que se vio obligado a exiliarse en España. El refugiado diplomático ha destacado que tomó la decisión en el momento en que las fuerzas de seguridad del presidente Nicolás Maduro le confesaron que «venían por mí».
El líder político ha asegurado que un oficial de seguridad que trabajaba para él le confesó que «había recibido información de que los órganos de seguridad venían por mí y que lo mejor era refugiarse».
La acusación contra González se produjo después de que Maduro dijera que la oposición estaba tratando de derrocarlo mediante un golpe de Estado.
Manifestó que sabía que una vez que se emitiera la orden de arresto, se enfrentaba a una pena de prisión, posiblemente en «una de las cárceles que han convertido en centros de tortura en Venezuela».
Lo que dijo Edmundo González
Durante las primeras declaraciones desde la partida de su país, el opositor ha manifestado que puso como premisa «obtener garantías para que su familia y sus propiedades estuvieran a salvo» en Venezuela.
Otras de las iniciativas que le animó en su viaje fue poder ejercer de la mejor manera su función, pues quería «tener la libertad de buscar el apoyo de los líderes mundiales». Una búsqueda de la comunidad internacional para que lo «proclame como presidente».
Machado confirmó este viernes que González Urrutia abandonó la nación venezolana porque fue forzado a ello, pues sufrió «un terrible hostigamiento y amenazas a su vida».
La líder de la oposición intervino de forma telemática en la sesión que el Consejo de Derechos Humanos ha dedicado a Venezuela y en la cual la Misión de Determinación de los Hechos de la ONU para este país presentó su último informe sosteniendo que «el riesgo de desintegración del Estado de derecho es muy alto».
Transmitir su mensaje al mundo
Edmundo González prefiere cumplir otro papel para «poder transmitir al mundo lo que pasa en Venezuela y hacer contactos políticos».
El excandidato presidencial informó que se había reunido con importantes figuras políticas españolas desde su llegada el 8 de septiembre, tales como José María Aznar, Mariano Rajoy, Alberto Núñez Feijóo, Felipe González y Pedro Sánchez.
Después de haber recibido invitaciones para visitar Alemania, Holanda y la Comisión Europea, realizará una gira por Europa.
Dijo que confiaba en que todavía era posible un traspaso pacífico del poder en Venezuela y que seguía siendo la persona adecuada para liderarlo.
«Coaccionado» para firmar su salida
Al día siguiente de que el Parlamento Europeo reconociera a Edmundo González como presidente legítimo de Venezuela ha declarado que primero buscó refugio en la embajada holandesa y después de 32 días tomó la decisión de abandonar su país, trasladándose a la residencia del embajador español para hacer una solicitud de asilo desde Madrid.
Esta semana se supo que mientras estaba en la residencia del embajador de España, Ramón Santos, González firmó una carta en la que decía que aceptaba la victoria electoral de Maduro.
El gobierno de Venezuela publicó fotografías de la firma en presencia del jefe de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, la vicepresidenta Delcy Rodríguez y el enviado español.
González ha asegurado que la carta fue acordada durante 48 horas «muy tensas» y reuniones extendidas entre él y los funcionarios venezolanos, y que fue «coaccionado» para firmar.
El líder opositor dijo que las fotografías y grabaciones de audio realizadas en la residencia del embajador fueron tomadas sin su permiso y que no sabía quién las hizo, pero descartó que fuera el embajador.
«Terminamos con un texto que firmé. Le dije que acataba la decisión, aunque no estaba de acuerdo con ella», señala.
Afirma que en ese momento no buscó garantías para la liberación de los presos políticos. El grupo venezolano de derechos humanos Foro Penal estima que desde el 29 de julio, 1.692 personas han sido arrestadas, muchas de ellas en protestas, aunque 80 adolescentes fueron liberados el primero de septiembre.
González se negó a entrar en detalles sobre las medidas específicas que las potencias extranjeras podrían imponer, como sanciones o prohibiciones de exportación de combustible. Prefiere «no abordar este asunto», pero dejó claro que «cualquier esfuerzo por convencer a los actores políticos de que respeten la voluntad del pueblo es bienvenido».