Alrededor de 5,6 millones de venezolanos se vieron forzados a emigrar en los últimos años en una crisis migratoria sin precedentes. La situación, equiparable solo con la de Siria, vuelve a protagonizar este jueves una conferencia de donantes obligados a recordar que, cada día, unas 2.000 personas siguen cruzando las fronteras del país.
Canadá ejerce de anfitriona de este nuevo foro, heredero del que auspiciaron en mayo de 2020 España y la Unión Europea y que logró recaudar 595 millones de euros. La ONU estima que este dinero permitió mejorar la vida de 3,18 millones de refugiados venezolanos. De ellos, 1,9 millones recibieron ayuda alimentaria y 1,2 millones asistencia sanitaria.
El Plan de Respuesta Humanitaria para 2021 plantea que este año la población necesitada ascienda a 8,13 millones. Es decir, se necesita 1.440 millones de dólares para atender las necesidades no solo de los migrantes, sino también de la población de las zonas de acogida.
La ONU estima en dicho plan que hay más de 7 millones de personas necesitadas de ayuda y plantea que sean más de 8 millones a finales de año. La situación y la crisis migratoria evidencia que la pandemia no solo exacerbó las carencias de estas poblaciones vulnerables, sino que tampoco impidió que la gente siga saliendo de Venezuela.
Pese al cierre fronterizo en vigor desde hace más de un año, la gente sigue cruzando, sentenció la semana pasada la responsable del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) para Venezuela, Marie-Helene Verney. Aunque es difícil hacer una estimación precisa, dado que parte de los migrantes utilizan los pasos irregulares, alrededor de 2.000 venezolanos llegaron a Colombia.
Ya no son autosuficientes
De los más de 5,6 millones de venezolanos que abandonaron el país desde 2015, unos 2,5 millones recalaron en la región. Allí, la mayoría de los migrantes eran autosuficientes, hasta que la pandemia hizo saltar por los aires cualquier mínima estabilidad.
El responsable para las Américas del Ministerio de Exteriores de Canadá, Michael Grant, planteó durante la presentación de la conferencia un crudo escenario. “Más de la mitad no tiene suficiente para comer, entre 80% y 90% perdieron su fuente de ingresos«.
En el ámbito estrictamente social, uno de los grandes desafíos pasa por atender a los menores de edad. Uno de cada cuatro se separa de su familia durante el viaje, uno de cada tres se acuesta con hambre por las noches y cerca de dos terceras partes no han podido seguir estudiando.
La preocupación se extiende también a la situación de las mujeres y las niñas, potenciales víctimas de violencia de género y sexual. Los casos de violencia aumentaron en Colombia durante la pandemia y los feminicidios se dispararon casi 70%, dice el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
Una crisis olvidada
La conferencia que organiza Canadá tiene entre sus objetivos no solo recaudar fondos y analizar las necesidades prioritarias de la crisis migratoria. También busca identificar futuras acciones para garantizar que la situación no se enquiste lejos de los grandes focos de atención mediática y política. Este es uno de los riesgos recurrentes en contextos en los que la solución definitiva se atisba lejana.
El enviado de Acnur y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Eduardo Stein, advirtió que con el éxodo ya prolongado existe el riesgo de que se convierta en una crisis olvidada. Sin embargo, recalcó que el futuro de millones de personas se pone en juego en conferencias como la de este jueves.
«La solidaridad y el compromiso son más necesarios que nunca para garantizar la entrega continuada de asistencia», dijo Stein. Asimismo, incidió en que la responsabilidad no puede recaer solo en los países de la región, sino que la comunidad internacional debe también desempeñar su papel. «La falta de fondos dejaría a cientos de miles de personas sin protección, con pocas opciones para reconstruir una vida en dignidad», añadió.
El Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés) incluyó en mayo a Venezuela en su informe anual sobre crisis olvidadas en el cuarto puesto en el ámbito mundial. La ONG recordó que la emergencia persiste y no solo fuera de las fronteras venezolanas, ya que una de cada tres personas sufren de inseguridad alimentaria.
La directora del NRC en Colombia, Dominika Arseniuk, apeló igualmente en un nuevo comunicado a la responsabilidad de la comunidad internacional ante una de las crisis migratorias con más falta de fondos del mundo. Por ello, atisba el foro de Canadá como un posible punto de inflexión.
En concreto, de los más de 1.440 millones de dólares requeridos este año dentro del plan de respuesta, solo se recaudó 6%, según estimaciones de la ONU.
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