Con Donald Trump de regreso a la Casa Blanca surgen expectativas sobre cómo manejará su política hacia Venezuela, en comparación con su primer mandato. Durante su tiempo en el poder (2017-2021), adoptó una posición frontal hacia el gobierno de Nicolás Maduro: se enfocó en la máxima presión a través de sanciones económicas, apoyó a la oposición y dio un claro respaldo a Juan Guaidó como presidente interino.
El triunfo del candidato republicano en las elecciones del 5 de noviembre, en las que ha obtenido hasta ahora 295 votos electorales (Kamala Harris solo 226), puede significar una esperanza para los líderes opositores que confían en que el mandatario incluirá a Venezuela en su agenda, en un contexto internacional completamente diferente.
Donald Trump es impredecible
En opinión del profesor y analista político Sebastián Cova, Trump es muy impredecible y no sigue los consejos de expertos, asesores ni de su gabinete. “Eso lo demostró en su primera campaña electoral, en su primer gobierno y, en este caso, creo que está reforzado porque siguió su instinto más que nunca. Por ahí ya nos pone en un escenario de incertidumbre enorme”, declaró a El Nacional.
Señaló que la situación internacional permitía a Estados Unidos centrar su atención en Venezuela sin la presión de otros conflictos globales. Pero esto ha cambiado significativamente en los últimos siete años.
“La situación geopolítica es muy diferente a la de 2017, cuando inició su primer gobierno, porque en esa época tenía una situación internacional relativamente estable, sin mayores conflictos y podía apretar el cordón diplomático contra el gobierno venezolano con rapidez notable”, explica.
¿Forzado a negociar con Venezuela?
Señaló el conflicto en Medio Oriente que, aunque no ha afectado directamente la producción petrolera, representa una amenaza y agrega incertidumbre a la economía global. Además, destacó el aumento de tensiones con China, especialmente en relación con el caso de Taiwán, que no se puede descartar.
Según el analista, el escenario es mucho más complejo y volátil, con precios más fluctuantes y una situación inflacionaria que sigue siendo vulnerable a eventos internacionales imprevisibles.
Cova advierte que un evento inesperado, como un ataque en Irán o una escalada en Asia, desencadenaría un efecto dominó de retaliaciones y reacciones internacionales, que dispararían el precio del barril de petróleo y desestabilizarían aún más los mercados internacionales.
En ese posible panorama, la necesidad para Estados Unidos de controlar los precios del petróleo se volvería aún más urgente y las opciones para el gobierno norteamericano de posibles fuentes de crudo que podrían estabilizar los mercados son limitadas: algunos países africanos, sus propias reservas, por supuesto, Venezuela.
Donald Trump puede aplicar una estrategia similar
Antonio De La Cruz, analista político y presidente de Inter American Trends, resaltó que para el gobierno de Donald Trump la política de máxima presión aplicada estaba dando resultados y que, en su regreso a la Casa Blanca, la replicaría.
“Si considera que su política estaba dando los resultados, va a usar una estrategia similar en cuanto al aislamiento económico y financiero, por parte de las exportaciones petroleras de Chevron”, comentó.
Destacó que la influencia de la empresa petrolera sería clave, pero también advierte que el republicano podría no ver como prioritaria la producción petrolera venezolana, a diferencia de su antecesor.
Subrayó además que el escenario internacional en cuanto a la situación en Venezuela es distinto, por lo que puede convencer al resto de los países para que lo acompañen en su política de máxima presión, que en su anterior gestión no lo logró.
“Europa nunca lo acompañó”, puntualizó De La Cruz.
Pero en esta ocasión lo que puede permitir ese acompañamiento a Trump es que la oposición venezolana ha demostrado que Edmundo González ganó el 28 de julio y que el chavismo ha dado un golpe a la soberanía popular.
Migrantes venezolanos en el punto de mira
Sebastián Cova también agrega la situación política interna de Estados Unidos causada por la llegada de indocumentados, entre los que hay miles de venezolanos y muchos estarían presuntamente vinculados a la pandilla Tren de Aragua. En su campaña, el republicano prometió planes de deportación masiva y poner fin a la violencia causada por extranjeros.
“Los principales en su discurso político de este año fueron los venezolanos; en este momento, según Trump, Caracas es segura porque todos los delincuentes se fueron para Estados Unidos”, expresó.
Pero para cumplir su promesa de deportar a los indocumentados, Trump necesitará la colaboración del gobierno venezolano. “Él va a concentrarse en deportar a delincuentes venezolanos, pero no puede deportarlos sin la colaboración del gobierno venezolano, necesita colaborar con autoridades venezolanas y, por supuesto, tanto las autoridades venezolanas como las de todo el mundo, descubrieron que la mejor manera de ganarse a Trump es halagándolo”.
Reconocer a Maduro, pero solo por una situación interna
El presidente de Inter American Trends reconoció la posibilidad de que Trump intente negociar con Maduro, sobre todo por la extradición de los venezolanos indocumentados que están en Estados Unidos. Pero subrayó que esto dependerá mucho de quiénes conformen su próximo equipo de gobierno.
“Si no hay personas que entiendan la realidad venezolana, que es una amenaza para el resto de la región por los migrantes y por lo que significa la alianza de Maduro con Irán, el narcotráfico, el ELN, las FARC, China y Rusia, podría suceder. Pero es básicamente para resolver una situación interna, en términos de los indocumentados venezolanos o con TPS. Esa es una posibilidad. Sin embargo, si Marco Rubio es el secretario de Estado, esa posibilidad sería baja”, explicó De La Cruz.
Sebastián Cova subrayó asimismo que, dadas las circunstancias, el republicano podría verse obligado a negociar con un gobierno al que considera ilegítimo, pero que sigue siendo el único con el poder real en Venezuela.
“La situación es más complicada y necesariamente tiene que continuar con una serie de políticas de acercamiento; además, Trump puede concluir: ‘de repente este no es el gobierno legítimo, pero es el gobierno que está, entonces tengo que lidiar con esta gente, me guste o no’. Y no le va a quedar más remedio”, manifiestó Cova.
Un «punto de honor» para Maduro
Cova sugirió que el gobierno de Nicolás Maduro podría hacer del reconocimiento oficial una condición indispensable para cualquier tipo de acuerdo o comunicación con Estados Unidos, incluida la deportación de migrantes. Aunque para Trump se trataría de una decisión para resolver una presión interna, para el chavismo sería un punto de honor.
«Si el gobierno venezolano tiene interés en generar tensiones y sacar provecho de la situación, podría hacerlo. Hay una oportunidad política que podría explotar», señaló el profesor, quien además sugirió que el reconocimiento podría convertirse en una «moneda de cambio» en un contexto de alta presión diplomática.
Además, subrayó que la migración venezolana no solo afecta a Estados Unidos, sino que también representa un problema regional, con varios países de América Latina, como Colombia, Ecuador y hasta Trinidad y Tobago.
«Donald Trump llega a la Casa Blanca con un montón de conflictos encendidos, que además él prometió resolverlos. En el caso de Venezuela, hay mucha gente que ha puesto todos los huevos en esa canasta, pensando que volverá a la política de mano dura, que, por cierto, no cambió absolutamente en nada la situación a lo interno de Venezuela y lo que hizo fue agravar en un momento la situación económica».
¿Cómo quedará la oposición venezolana?
La líder María Corina Machado recordó a Trump, en un mensaje de felicitaciones por su victoria en las elecciones, que Venezuela vive días decisivos. El chavismo dice que Nicolás Maduro ganó, pero no muestra las pruebas. Y la oposición afirma que Edmundo González obtuvo la victoria y para comprobarlo publicó en internet las actas electorales que así lo demostrarían.
Otro de los dilemas se centra en quién jurará como presidente electo el 10 de enero próximo.
Para Antonio De La Cruz, el escenario de que Edmundo González asuma la Presidencia de Venezuela el 10 de enero depende de lo que haga administración Biden-Harris en el escaso tiempo que le queda. Según el experto, los demócratas deben alinearse con la política de máxima presión y obligar a Maduro a negociar una transición democrática, como lo ha sostenido Machado.
Venezuela y un escenario de mucha presión
“Si no, Maduro se juramentará ante su Asamblea Nacional (el 10 de enero) y entraremos en un escenario que será de mucha presión por parte de la administración Trump, sobre todo si el candidato que ocupa la secretaría de Estado es Marco Rubio, quien conoce muy bien la realidad venezolana y entiende que para liberar a Cuba hay que democratizar a Venezuela”, enfatizó.
Trump asumirá la Presidencia de Estados Unidos el 20 de enero.
Por su parte, Sebastián Cova cree que la voluntad de los venezolanos dejó de ser un factor determinante en la toma de decisiones y considera que las fuerzas opositoras están en desbandada.
De concretarse un reconocimiento de Donald Trump al gobierno de Nicolás Maduro, los líderes democráticos de Venezuela quedarán “abandonados y desilusionados”, sin lograr la transición política.
“Aquí ya no jugamos nada y afuera nunca hemos jugado nada, porque no somos un actor que pueda exigir. Son momentos oscuros, por eso mi pesimismo”, expresa Cova, quien aclara que su análisis lo basa en lo impredecible que puede resultar Trump.
Harris o Trump, ¿qué le convenía a Maduro?
El gobierno socialista aseguró recientemente que le importaba poco quien ganara las presidenciales en Estados Unidos, pero después Maduro bajó el tomo y afirmó que el ganador “tendrá que dialogar por las buenas” con su régimen.
Entre los demócratas y los republicanos, la presión por una transición política en Venezuela se sintió con más fuerza en el primer mandato de Donald Trump, a diferencia de la administración demócrata de Joe Biden, que apostó por un enfoque más diplomático y negociador, a pesar de que Maduro incumplía los acuerdos y vulneraba la democracia.
“Habría que ver cuál es la lista de prioridades del gobierno venezolano, que una es evidente: mantenerse en el poder cueste lo que cueste. De eso no hay dudas. Ahora, el debate es cuál será la mejor vía para mantenerse en el poder y que, cueste lo que le cueste, sea el costo menos elevado. Por lo menos, con una administración demócrata, ya sabían cómo era el proceder. Trump es completamente impredecible”, destacó Cova.
Con Donald Trump hay posibilidades
Agregó que con el republicano se abre también una lista de posibilidades de establecimientos de líneas de comunicación que no existía.
“Por ejemplo, el gobierno de Trump ha enseñado que una de las formas de llegarle es a través del halago simple y burdo, casi que admirando su enorme belleza, o lo bien que juega golf. Ahí se abre una línea de comunicación que no hubiese funcionado con otro político. No estoy diciendo que esa será la estrategia, sino que da una idea”, expuso.
El analista enfatizó que al gobierno de Maduro le conviene lo que le pueda garantizar más años en el poder. “Creo que la ventaja de este cambio es que, si bien tienes el fantasma del recrudecimiento de la presión que Trump hizo en el pasado, también sabes que puedes llegarle a través de halagos o poner una exigencia máxima, que para él puede parecer mínima, como el reconocimiento de Maduro. Trump, que no es un hombre de principios ni formado en política, simplemente piensa en una solución práctica, como que reconocer al gobierno venezolano no es absolutamente nada del otro mundo”, concluyó Cova.
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