Un laberinto económico. Así es el camino por el que transitan los venezolanos como consecuencia de la disparidad cambiaria que se ha transformado en un obstáculo cotidiano para los consumidores y los comerciantes.
Este miércoles, la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) está en 37,07 bolívares por dólar, mientras que la paralela se sitúa en 46,99 bolívares, lo cual representa una diferencia de 26,76%.
Esta brecha ha generado un ambiente de incertidumbre que afecta a comerciantes y consumidores.
Vender para perder por la diferencia cambiaria
Pedro Méndez es dueño de un taller de reparación de electrodomésticos en el norte de Valencia, con un importante número de clientes que se ha incrementado, según contó, por las averías causadas por las fluctuaciones eléctricas.
Pero aunque a su negocio no deja de llegar trabajo, se siente atrapado entre la necesidad de mantenerse a flote y la presión de los precios.
“Cuando debo comprar piezas para arreglar un refrigerador, tengo que hacerlo a la tasa paralela. No me queda otra. Pero cuando cobro a mis clientes, lo hago a la tasa del BCV. Esto me deja en un punto crítico. Siempre termino perdiendo”, explicó con frustración mientras revisaba las herramientas en su taller.
Luisa Figueredo, comerciante de ropa en Naguanagua, refleja una lucha similar. “Recientemente mis clientes prefieren pagarme en bolívares y no en dólares por la diferencia cambiaria, y yo debo vender a tasa oficial y tenerla visible porque la policía siempre pasa fiscalizando, pero repongo mis inventarios a la tasa paralela”.
Relató que la ropa se la vende una empresa importadora que cobra dólar no oficial. “La diferencia se siente en cada venta. A veces tengo que cerrar el negocio porque ya no puedo ofrecer precios competitivos”.
La angustia de los consumidores
Los consumidores también sufren las consecuencias de esta disparidad cambiaria. Ana Sánchez, madre de dos hijos, trabaja en la zona industrial de Valencia y recibe su salario en bolívares a la tasa oficial.
“El dinero no me rinde. Cuando voy a comprar, los precios son mucho más altos en los negocios informales, que operan a tasas paralelas. A veces ni siquiera puedo comprar lo que necesito para mis hijos”.
Carlos Jiménez, trabajador independiente, se enfrenta a una decisión difícil cada vez que intenta cambiar sus dólares en efectivo. “Cuando tengo dólares no puedo venderlos a la tasa oficial. El cambio es muy bajo. Cuando busco bolívares debo pagar una comisión alta en el mercado paralelo. Es una locura, pero no hay otra manera de conseguir lo que necesito”, explicó.
Historia cambiaria de Venezuela
Para entender el contexto actual es necesario mirar hacia atrás. En 2020 el tipo de cambio oficial era de aproximadamente 80.000 bolívares por dólar, mientras que la tasa paralela alcanzaba los 130.000 bolívares antes de la reconversión de 2021, que eliminó seis ceros a la moneda.
Aunque la inflación se ha reducido drásticamente, el valor del bolívar en el sistema cambiario continúa siendo volátil y desigual. En 2021 el BCV intentó estabilizar el tipo de cambio, pero las tasas paralelas siguieron aumentando, alcanzando una diferencia de 50% en algunos momentos del año.
Este 2024 la situación parece haber mejorado en comparación con años anteriores, pero la brecha de 22,9% aún es alarmante y refleja un sistema cambiario poco confiable. A pesar de los esfuerzos del gobierno, el dólar sigue dominando las transacciones en el país, lo que lleva a muchos a operar en el mercado paralelo.
El economista Wilson Pinto señaló que esta disparidad cambiaria es un síntoma de problemas más profundos en la economía venezolana. “El hecho de que los comerciantes tengan que operar a tasas paralelas refleja una falta de confianza en la moneda nacional. Sin medidas efectivas para controlar la inflación y estabilizar el tipo de cambio, la crisis se profundizará”, agregó.
Aseguró que mientras las tasas paralelas sigan influyendo en la economía, comerciantes y consumidores seguirán atrapados en un ciclo de incertidumbre que afecta su calidad de vida.
El reto del último trimestre de 2024: la disparidad cambiaria
Ernesto Abas, presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, expresó que los principales retos para este último trimestre del año están radicados en la brecha entre el dólar paralelo y el dólar BCV.
“Ese diferencial cambiario genera distorsiones en la economía y cuesta ser superado por el sector comercio”, dijo.
Se suma lo referente a los créditos que da el sector a sus clientes y que ha ayudado a motorizar un poco el consumo.
“Otro de los retos es que al venir el fin de año hay que ir preparando todas las bonificaciones, las utilidades, y esto hace que se requiera mayor flujo de caja. Frente a esto esperamos, por supuesto, que mejore el consumo”, añadió Abbas.
Resaltó que el sector comercio tiene productos, bienes y servicios para atender la temporada navideña.
“Esperemos que el servicio de energía eléctrica suministrado por las empresas responsables siga manteniendo de alguna manera el comportamiento de estas últimas dos semanas, lo cual ha mejorado y permite que podamos atender mucho mejor a los clientes”, manifestó.
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