Los venezolanos irán este domingo a las urnas para votar en la que es catalogada como la elección presidencial más importante desde 2013, año en el que murió Hugo Chávez y Nicolás Maduro ganó las votaciones por un cuestionado y corto margen frente al opositor Henrique Capriles. A 25 años de que el chavismo gobierne el país, esta es considerada la mayor oportunidad de virar el timón y redirigir la nación hacia un modelo plenamente democrático de la mano de Edmundo González Urrutia, ficha política de la opositora María Corina Machado.
Las elecciones han estado cargadas de incertidumbre desde la inhabilitación de Machado para ejercer cargos públicos, pasando por la detención de más de 100 opositores y la campaña de desinformación oficialista que ha acrecentado el temor a un triunfo de Maduro por la fuerza, quien incluso se ha aventurado a decir que si no gana habrá “un baño de sangre”.
Así las cosas, González Urrutia, exdiplomático de 74 años, tiene la tarea –probablemente la más grande de su vida– de vencer al chavismo que, con su maquinaria estatal, tiene el control de todo el país. No obstante, según los sondeos de firmas privadas, el opositor se impondría por más de 20 puntos sobre Maduro, quien insiste en que, solo bajo su figura, la nación podrá “seguirá avanzando”.
Sin duda, el reto más grande que enfrenta la oposición este domingo es movilizar al electorado a ejercer el voto después de un proceso de despolitización y desesperanza por el que han atravesado los venezolanos luego del auge y caída de Juan Guaidó, a quien 60 países reconocieron en 2019 como presidente interino en desconocimiento de la reelección de Maduro, que se proclamó vencedor para los comicios de 2018.
Y es que en las parlamentarias de 2020, la abstención fue de 76,53 por ciento, mientras que en las regionales de 2021 fue del 60 por ciento, datos que muestran la apatía electoral que se vive en el país.
En 2021, la Universidad Católica Andrés Bello presentó un estudio que arrojó que un 25,8 por ciento de los ciudadanos se identificaba como chavistas, mientras que un 35,9 por ciento se identificaba como opositor. Pero, para este 2024, la última encuesta de la firma ORC Consultores registra que solo un 11 por ciento de los venezolanos se identifica como chavista, mientras que un 55 por ciento se alinea con la oposición, por lo que este cambio de tendencia podría incidir en la intención de voto de los venezolanos.
Basados en las proyecciones de la encuestadora Delphos, el potencial actual para acudir a votar es de 53,7 por ciento –un aproximado de 9,1 millones de votantes seguros– que, si se les suman a los cuatro millones que aún no estaban convencidos de acudir a los puestos de votación, se llegaría a un total de 13,1 millones de electorales de los 21’620.705 habilitados, de los cuales solo hay 69.189 en el exterior. Cabe mencionar que de esos 21 millones hay que restarles al menos cuatro millones que no podrán votar fuera de suelo venezolano, en particular por las trabas en el proceso de inscripción que ejecutó el oficialismo.
¿Por qué los venezolanos se han desencantado de Nicolás Maduro?
Venezuela llega a esta elección con una leve recuperación económica que se inició a finales de 2022 y se sintió en 2023 producto del alivio de sanciones petroleras por parte de Estados Unidos, país que mantiene estas medidas sobre funcionarios del Gobierno de Maduro y sobre industrias como Petróleos de Venezuela, la cual aporta casi la totalidad de los ingresos nacionales.
Ese año el país salió de la hiperinflación –que en 2022 llegó a 305 por ciento – y frenó una caída del producto interno bruto (PIB) del 80 por ciento.
Pero, con una caída tan fuerte de la economía, sentir una recuperación económica fue difícil para la mayoría de los venezolanos. De hecho, según la Encuesta de Condiciones de Vida, para el año 2023, cinco de cada diez venezolanos vivían en la pobreza (51,9 por ciento).
La migración también ha sido un factor deprimente para las familias. Los datos de la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela registra 7,7 millones fuera del país. Hogares sin sus hijos, padres y demás familiares; abuelos solos y casas vacías generaron más desesperanza en la población.
Sin embargo, a medida que se acercaba el 2024, año que constitucionalmente corresponde la elección presidencial, la oposición cambió de estrategia. Pasó de la abstención a convocar a unas primarias en las que María Corina Machado, la más férrea de los opositores, ganó con el 92,5 % de los votos.
“La oposición venezolana, a pesar de que su estrategia por muchos años fue boicotear la participación electoral, ahora tiene un cambio fundamental de estrategia. Decide participar en estas elecciones del 2024 en un contexto donde el gobierno de Maduro tiene un férreo control sobre las instituciones y ha adoptado también un giro muy importante desde el punto de vista económico”, dijo a El Tiempo Mariano de Alba, experto en geopolítica y diplomacia.
Sobre este giro económico del que habla De Alba se desprenden cifras como la inflación de junio, que cerró en 2,4 por ciento para una acumulada de 18,1. Lo que tiene que ver con un aumento de la producción de petróleo y el alivio de las sanciones.
Sin embargo, esto no ha sido suficiente para que la mayoría de los venezolanos quieran apoyar a Maduro, incluso su hijo, en entrevista con el diario El País de España, admitió que “entregarían el poder y serían oposición” si pierden.
Sin embargo, tras ganar las primarias de la oposición, Machado fue inhabilitada por el Gobierno y, decidida a dar la pelea, traspasó su candidatura a la profesora Corina Yoris. A esta también se le impidió inscribirse. Así las cosas, González Urrutia fue el elegido para enfrentar a Maduro.
“Edmundo se fue el 26 de marzo y me dice: ‘Ya vengo’, voy a ir a reuniones. Cuando regresó me dijo: ‘Mira, ya no puedes hacer nada, estoy metido en un lío, soy la tapa (como le dicen en Venezuela a un candidato provisional)’. Yo no lo entendía. Me explicó entonces que él era la opción por si no se conseguía a un candidato”, le narró a este diario Mercedes López, esposa de González Urrutia, sobre cómo terminó el diplomático de carrera cargando las banderas de la oposición en las elecciones de hoy.
Una campaña en Venezuela en persecución
Para algunos analistas, esta ha sido la peor campaña de persecución protagonizada por el chavismo. Se estima que al menos 102 personas fueron detenidas por apoyar a Machado y a González. Más de 20 establecimientos como restaurantes, posadas y hoteles fueron cerrados por recibir a los opositores, y seis colaboradores de Machado están refugiados en la embajada de Argentina en Caracas.
A esto se le suman las trabas y bloqueos que la policía ponía a Machado cada vez que visitaba el país, que terminaban con ciudadanos intentando ayudar a la opositora a llegar a su destino.
Caracas, por ejemplo, estuvo repleta de afiches, vallas, grafitis y propaganda de Maduro, mientras que de Edmundo no hubo ni una sola. Aun así, de manera orgánica, la gente se apoderó de las redes para conocer los pasos de los opositores, quienes prometieron “ganar, cobrar y celebrar” el triunfo para “reconciliar a todos los venezolanos”, según dijeron el 25 de julio en el acto de cierre de campaña que agrupó a miles.
“El Gobierno ha tenido una estrategia de manipular con la memoria de Chávez, tanto así que las elecciones son el día de su natalicio. Le pidieron a la gente que el mejor regalo a Chávez era votar por Maduro, pero pedir votar por la memoria de Chávez es pedir votar por un pasado. La gente va a votar por su presente y por la esperanza de un cambio para un mejor futuro, eso es lo que realmente ha motivado al venezolano”, dijo a este diario Igor Cuotto, analista y asesor en negociaciones.
Eso coincide con lo que la gente vociferaba en el cierre de campaña de la oposición que tuvo lugar el pasado jueves en Caracas: “Ya no queremos más esta pesadilla”, “basta de humillaciones”, “por el regreso de los nuestros”, eran algunas de las consignas que retumbaban en la zona de Las Mercedes, donde Machado y González se dieron un baño de masas.
¿Qué viene para Venezuela y la región?
¿Qué viene para Venezuela y la región? Esa es la gran pregunta que todos se hacen.
El país se convirtió en un desafío para el continente. Por un lado, muchos de los millones de migrantes que huyeron –y que podrían seguir saliendo del país si Maduro se queda a la fuerza– requieren de atención estatal para hacerle frente a la crisis humanitaria que atraviesan.
Del otro, bandas del crimen transnacional, en particular el ‘Tren de Aragua’, surgieron desde las entrañas de las cárceles venezolanas y urge una colaboración regional para combatir sus tentáculos. Además, el chavismo fue la puerta de entrada a la región para Rusia e Irán, además de fortalecer alianzas con las dictaduras de Cuba y Nicaragua.
Analistas estiman que, en caso de fraude, la presión social será enorme. Del lado internacional y teniendo como telón de fondo las elecciones de noviembre en Estados Unidos, es muy posible que se alcen voces pidiendo medidas drásticas como la reimposición de todas las sanciones y la supresión de la licencia del gigante estadounidense Chevron.
Para Joseph Humire, director del Centro para una Sociedad Libre y Segura, “los venezolanos están listos para ganar, pero necesitan ayuda”, y esta afirmación la hace porque el control del Estado y sus conexiones con el crimen transnacional existe.
“La posición de EE. UU. debe seguir siendo fuerte en cuanto a presionar al régimen chavista independientemente de lo que suceda el domingo, porque la transición dura cinco meses y cualquier cosa puede pasar” después, dice Humire.
Sobre el papel, ganar puede parecer fácil para la oposición, pero hoy no solo tendrá que lograr las mayorías sino enfrentar obstáculos más complejos como los abusos y violaciones a la ley electoral.
Eso sí, de ganar, vendrá una tarea titánica: gobernar, dado que pues esos meses de empalme de los que habla Humire serán cruciales. Además, el chavismo controla todas las instituciones, jueces, Fuerzas Armadas y medios de comunicación. Tienen la mayoría de las gobernaciones y alcaldías y son amos del poder legislativo desde donde se puede derivar cualquier nueva ley que afecte una posible transición.
“Si Maduro pierde, vendrán complejas negociaciones”, dice Cuotto, al destacar que estas negociaciones incluyen al parlamento, a los jueces y demás funcionarios, pues se puede dar el caso de Guatemala, donde el Congreso se negó a juramentar a Bernardo Arévalo.
Como lo afirma el analista Carlos Zambrano: “El rol de la comunidad internacional, en especial de Colombia y Brasil, será fundamental”. “Hablamos de un proceso de reinsertar a Venezuela en la arena democrática, de expulsar a los grupos irregulares del territorio y de retomar mecanismos que permitan al país acceder a créditos”.
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