La construcción de un resort de lujo en el Parque Nacional Morrocoy atenta contra el ecosistema y el desove de las tortugas marinas.
Así lo denuncia la Fundación Azul Ambientalista al portal web La Patilla donde se enumeran las consecuencias de la construcción civil en zonas protegidas.
Tras su establecimiento como Parque Nacional en 1974, Morrocoy cuenta con playas, manglares, islotes y cayos que sirven de atractivo turístico.
Sin embargo, en las últimas dos décadas se ha visto afectado por la desidia gubernamental y los diferentes derrames de petróleo en sus costas.
Sumado a esto, la aprobación de proyectos de construcción civil ordenados por el gobierno de Nicolás Maduro ponen en riesgo su calidad de área protegida.
Estos proyectos se han hecho sin previo estudio sobre el impacto ambiental que pueden tener. Infraestructuras que afectarían, por ejemplo, el ecosistema de las tortugas marinas.
Denuncias sin respuesta
Diferentes organizaciones medioambientales denuncian frecuentemente daños en el ecosistema de Morrocoy. Habitantes de las zonas cercanas también alzan su voz pero no son escuchados.
La Fundación Azul Ambientalista, por ejemplo, denunció la construcción de una carretera hacia la zona de Mayorquina.
Esta estaba cerrada por ser un área de reproducción de tortugas marinas (zona de desove).
Se trata de un humedal usado también por peces para cortejo, apareamiento, liberación y fertilización de gametos. O para depositar huevos fertilizados.
La vía de acceso hacia esa parte del parque tiene, al parecer, una clara intención de servir a la construcción de un resort en Mayorquina.
En esta zona, el apareamiento ocurre en el agua cerca de la costa y posteriormente la tortuga hembra sale del mar y deja los huevos en la arena. Transcurridos 45 días, nacen los tortuguillos.
Los expertos recomiendan no alterar esta zona de desove. Más aún cuando el área fue clausurada por orden del Ministerio de Ambiente e Inparques.
«Hoy llega una persona que quiere hacer un consorcio y pasa por encima de leyes ambientales y de la protección de las tortugas marinas”, dijo Victoria González.
La vocera de la Fundación Azul Ambientalista explicó que tienen conocimiento desde hace unos días de que el propio Ministerio de Ambiente inició el movimiento de tierras.
Habitantes de las zonas cercanas afirman que el proyecto se atribuye a un empresario que pagó al Ministerio de Ambiente para abrir la trocha. Esta comunicaría la zona de Mayorquina con Varadero.
No es ecosustentable
“Hace una semana vimos el movimiento de motos por Varadero, violando las órdenes del parque que prohíben el paso de vehículos automotrices dentro de sus instalaciones”, dice González.
Agrega que la situación es grave “porque se están violando las normas propias del parque nacional”.
“El hecho de que haya existido la venta de terrenos para hacer complejos hoteleros o turísticos, no le quita la responsabilidad de los daños ambientales que puedan ocasionar”, agregó.
Fundación Azul Ambientalista no está en contra del progreso, pero destacan que debe ser ecosustentable y mantenerse en el tiempo.
“Un tipo de construcción donde hay tala de manglares, sabiendo que los manglares están protegidos en Venezuela por decreto y a escala internacional. Además del daño de estos movimientos de tierra, significan un peligro para el reservorio de tortugas marinas”, advirtió la vocera.
Especies en riesgo
La fundación destaca que Venezuela tiene cinco especies de tortugas marinas que anidan en las costas de Morrocoy. Las zonas de desove están cerradas al público para que la intervención humana no interfiera en el proceso.
Mayorquina está siendo afectada por la construcción de un complejo turístico, dañando la biodiversidad marina que hace al parque especial.
“Se trata de un turismo desenfrenado que no genera ningún bienestar al ecosistema, sino que perturba lo que estaba en equilibrio ambiental”, agrega.
Las tortugas marinas poseen protección internacional por su importancia para el ecosistema. Sin embargo, lo más relevante es la preservación de los espacios de anidación.
De la cantidad de huevos que desova una tortuga hembra, solo entre 10% y 15% son los que alcanzan la edad adulta.
De estos ejemplares, apenas una pequeña cantidad alcanza la reproducción. De allí que las zonas de anidación sean tan importantes.
«No se puede permitir que la ambición de pocas personas acabe con el ecosistema y generen un daño de derechos humanos de tercera generación”, denuncia González.
Agrega que, de verse afectado por completo el ecosistema, las futuras generaciones no van a poder disfrutar de espacios naturales donde anidan tortugas marinas dentro de las costas venezolanas.
“Si seguimos atacando sus espacios, no las vamos a tener. Lamentablemente no le podremos decir a nuestros hijos y nietos que estos animales existieron y que los verán en un museo, porque no se preservó, y la ambición de unas pocas personas dañaron su ecosistema y su medio ambiente”, alertó González.
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