Los delincuentes han puesto en práctica un modus operandi distinto al hurto convencional en el Metro de Caracas o al asalto en el transporte terrestre en el que despojan a los pasajeros de todas sus pertenencias y se van muy tranquilos. Ahora, revisan concienzudamente los mensajes de solicitud de fármacos e insumos que se publican como «servicio público» en los diferentes medios de comunicación y llaman a los solicitantes ofreciendo las medicinas.
El 6 de diciembre la familia de Marcos Singer solicitó en un portal que le publicaran un «servicio público» porque requería medicación para atender un proceso de cáncer muy adelantado.
A los pocos minutos, una mujer que se presentó como «María» llamó indicando que tenía el tratamiento pero vivía en Barinas, por lo que para enviarlo por un courier necesitaba que se le hiciera una transferencia por 396.390 bolívares al Banco del Tesoro.
A continuación ofreció su número de cuenta y cédula de identidad para la transacción. La familia Singer, comprometida plenamente con la emergencia del paciente, procedió de inmediato con el trámite. A los pocos minutos, «María» solicitó 120.000 bolívares más para completar el envío, los cuales fueron debidamente transferidos también.
La familia Singer esperó en vano la llegada del tratamiento al día siguiente en el courier indicado, como le fue prometido y cuando intentó comunicarse ya nadie le respondió el teléfono. La estafa se había consumado.
Canje de sangre
Una periodista de una web de noticias estuvo a punto de vivir la misma experiencia en septiembre del año 2018. Tuvo necesidad de publicar una solicitud de medicamentos utilizando el servicio público del medio. A los 40 minutos recibió la llamada de un hombre que le dijo que vivía en Tucupita. Tenía las medicinas. Solo necesitaba una pequeña cantidad de dinero para mandarlas por autobús. «¿Cómo haría tal cosa si estaba prohibido enviar medicamentos por líneas de transporte?», consultó la comunicadora y el hombre refirió que los guardaría bien en una caja de zapatos y procedió a darle sus señas bancarias.
La respuesta la hizo dudar en seguir adelante con la operación, porque era notable la insistencia del hombre que, al cabo de media hora, volvió a llamarla para decirle que no había recibido la transferencia.
Agregó que tenía prisa porque debía viajar esa misma tarde, por mar, a Trinidad y Tobago. Entonces, la periodista le respondió que prefería dejarlo así y el hombre se despidió con una palabrota.
A finales de noviembre, Luis Manuel Rodríguez sufrió una intensa hemorragia mientras dormía en su apartamento en Parque Central. Fue llevado a la emergencia de la Policlínica Las Mercedes, donde le practicaron una transfusión de sangre. Por esta razón, le pidieron que llevara dos donantes para reponer el pequeño banco del que suele disponer el centro asistencial.
Luego de la publicación del «servicio público» solicitando los donantes, la médico encargada recibió una llamada. El procedimiento conocido se puso en marcha y la especialista, acaso intuyendo una situación irregular, dio al potencial delincuente los números de los familiares del paciente. Pero el hombre no llamó.
Delincuentes burlan la necesidad ajena
A Jesús Rodríguez estuvo a punto de ocurrirle lo mismo. Le publicaron el aviso en el mes de julio. Es diabético y en el país la carestía de insulina o su alto precio, cuando aparece, hace muy difícil llevar adelante el tratamiento. Enseguida le telefonearon e intentaron concretar la transferencia. El hampón, para dar veracidad a su ofrecimiento, dijo que lo enviaría desde el interior del país en una cava con hielo, pero no tuvo suerte porque Rodríguez se negó a pagar.
«La ciudadanía no debe pagar nunca cuando hace la solicitud de un servicio público. Se supone que siempre se está apelando a la generosidad, la solidaridad, la donación. Los solicitantes no deben caer nunca en la tentación de pagar por más urgidos que estén», expresa Erlinda Morales, activista en la defensa del derecho a la salud. Y agrega: «Eso hay que difundirlo, porque al pagar se exponen absolutamente a caer en las manos de delincuentes inescrupulosos. Las autoridades deben tomar cartas en el asunto».
@tcasique3