
El nombre de Edicson David Quintero Chacón no había resonado más allá de su círculo familiar y de amigos antes de 2024. Era un joven trabajador, un padre y esposo que luchaba por el bienestar de su familia, como tantos otros venezolanos que han salido de su país en busca de un futuro mejor. Su historia, sin embargo, tomó un giro inesperado cuando, después de un largo y peligroso viaje a través de varios países, terminó detenido en Estados Unidos y, posteriormente, deportado a El Salvador bajo acusaciones de pertenecer al Tren de Aragua, que su familia insiste en que son falsas.
Su caso forma parte de un capítulo más en la política migratoria de Estados Unidos, que ha buscado frenar el ingreso de personas provenientes de América Latina con medidas cada vez más severas. En este contexto, el gobierno de El Salvador se ha convertido en un aliado inesperado, recibiendo a migrantes deportados que han sido perfilados como miembros de grupos criminales sin un debido proceso, enviándolos directamente a la megacárcel conocida como el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot).
Pero la historia de Edicson Castillo no comenzó en un centro de detención ni en una celda del Cecot. Comenzó en Venezuela, en una familia que, como muchas otras, enfrentó las dificultades económicas que han llevado a millones a emigrar.
El viaje de Edicson Castillo: de Chile a Estados Unidos
Una semana después, cruzó el Darién. Una travesía brutal, llena de peligros naturales, grupos criminales y la constante amenaza de enfermedad o muerte, según le contó a su hermana. Caminó durante días, soportando hambre, agotamiento y el temor de no lograrlo. Pero su determinación lo impulsó a seguir adelante.
Al llegar a Panamá, continuó su viaje por Centroamérica y México, enfrentando dificultades similares a las de otros migrantes: extorsiones, explotación laboral y el miedo a ser deportado antes de llegar a su destino. En México, Edicson intentó hacer todo legalmente. Se inscribió en el CBP One, un sistema de citas para poder ingresar a Estados Unidos de manera regulada, pero esperó hasta cuatro meses sin recibir respuesta.
La detención y la deportación inesperada
La hermana cuenta que después de entregarse, Edicson Castillo pasó tres días detenido en un centro migratorio. Eventualmente, lo dejaron en libertad bajo una cita para presentarse ante las autoridades el 13 de mayo de 2024. Ese día, su vida cambió para siempre. Cuando acudió a su cita, fue arrestado sin explicación. Su familia intentó obtener información, pero solo recibieron respuestas vagas.
Fue trasladado a un centro de detención en Georgia, donde comenzó una lucha legal para evitar su deportación. Sus familiares contrataron abogados e intentaron demostrar que no tenía antecedentes penales ni vínculos con grupos criminales. Sin embargo, su caso fue tratado como el de cientos de venezolanos que, sin pruebas, fueron acusados de pertenecer al Tren de Aragua.
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