A diferencia de lo que muchos creen, el tablero internacional tiene un espacio reservado para Venezuela que de manera minuciosa se mueve para ejercer presión, especialmente sobre Estados Unidos, país que ha impuesto sanciones a Caracas, que de alguna forma las ha esquivado con ayuda de sus aliados no occidentales.
La visita de Nicolás Maduro a China parece tener dos frentes: el económico y el geopolítico. Sobre el primero, analistas han comentado la necesidad del mandatario de obtener al menos 5.000 millones de dólares en vísperas de las presidenciales de 2024. Sobre el segundo, se habla del avance chino frente a los estadounidenses.
Se espera que Maduro sea recibido por su homólogo Xi Jinping, quien entonces habría preferido al oficialista en vez de retratarse con Joe Biden en la recién terminada cumbre del G20. Esto pondría a Estados Unidos en un pequeño apuro de ver cómo solventar la situación con Venezuela, que se aferra a los brazos de Pekín.
Y es que para un país sancionado como Venezuela, consolidar un acuerdo con China podría convertirse en un nivel de dependencia económica total, al no tener opciones alternativas con la administración Biden y menos con Europa, explica el analista Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanalisis.
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León considera que esta visita –que el chavismo califica de histórica- “busca acelerar la presión frente a Estados Unidos para que este reaccione cuanto antes con un proceso de flexibilización de sanciones petroleras y evite la desoccidentalización”.
Esa desoccidentalización -que también viene dándose con la influecia de Rusia e Irán- es una de las preocupaciones expuestas por el opositor Julio Borges, quien desde el exilio ha seguido de cerca lo que él llama un plan antioccidental.
“La gira de Maduro a China nos ofrece pistas sobre cuáles premisas va a montarse en los próximos meses. Maduro busca retomar la dependencia con China, y reducir la de Estados Unidos”, escribió Borges recientemente.
Borges también cree que no hay que mirar de manera aislada la visita de Maduro sino evaluar las actuaciones chinas que demuestran “que utiliza a Venezuela como un peón en su juego geopolítico. Venezuela le sirve para incomodar a Estados Unidos y reforzar su presencia en el continente”.
Los avances entre EE UU y Venezuela
Para el profesor retirado Carlos Zambrano, experto en asuntos de China, las políticas de Estados Unidos sobre Venezuela han sido erradas, pues han permitido la expansión de Pekín, por lo que encontrar acuerdos sobre flexibilización de sanciones y otros temas, siempre que haya garantías del lado venezolano, serían un avance importante.
Zambrano parece no estar alejado de la realidad. Recientemente el diario británico Financial Times publicó que hay posibilidades de que Venezuela y Estados Unidos alcancen un acuerdo amplio y que incluso estos rumores han generado una leve alza en los bonos en Wall Street.
“Los tenedores de bonos dicen que las filtraciones en Washington que apuntan a avances en las conversaciones secretas y de larga duración con Caracas han ayudado a provocar un repunte de los bonos, que se cotizan a entre 10 y 11 centavos por dólar, frente a los 8 a 9 centavos de hace unas semanas”, reseñó el medio.
Luis Vicente León, indicó: “Si mi interpretación es correcta, veremos en breve alguna flexibilización puntual de Estados Unidos para permitir la reinserción de Venezuela al mercado petrolero, aunque no venga empaquetado como un acuerdo formal, que se anuncie con bombos y platillos. En ese caso, la reacción de Wall Street sobre los bonos venezolanos sería correcta pues los impactos sobre la economía venezolana serán positivos y el camino al rescate de relaciones entre los dos países, aunque sea pequeño y lento, estaría en camino”.
Esta coyuntura de tensión entre China y Estados Unidos sin duda está siendo aprovechada por Maduro, quien busca fortalecer su alianza con Xi Jinping y a la vez presionar a los estadounidenses, considera Zambrano.
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