El Dorado
Foto Archivo

Cuatro reclusos del Centro Penitenciario Región Centro Oriental, mejor conocido como la cárcel de El Dorado, ubicada en el estado Bolívar, fallecieron en la última semana por falta de atención médica, de acuerdo con una fuente interna del Observatorio Venezolano de Prisiones.

El primero de los presos, identificado como Reinaldo José Lejarazo Guanima, de 30 años de edad, murió el 21 de abril tras presentar evacuaciones líquidas y malestar general. Mientras que Jonathan Enrique Landaeta falleció el 22 de abril por presunta tuberculosis y el 25 de abril murió Benancio del Valle Guzmán. Del cuarto preso se desconoce su identidad y se presume que falleció de tuberculosis.

El Observatorio Venezolano de Prisiones indicó que el levantamiento de los cadáveres dentro de la prisión se puede tardar hasta un día, por lo que los reclusos cubren los cuerpos con hojas de palma para tratar de preservarlos.

Luego, los cuerpos son llevados hasta una sala que no cuenta con las condiciones mínimas para su refrigeración y son entregados a los familiares en estado de descomposición.

La fuente consultada por el OVP aseguró que la cárcel de El Dorado es usada como un centro de castigo para reclusos de otros estados, que son olvidados una vez que llegan a ese lugar. También afirmó que muchos cumplen con el tiempo de condena y aun así no son liberados.

Al estar ubicada en una zona lejana, muchos de los reclusos que mueren son enterrados en fosas comunes porque sus familiares no llegan a retirar el cadáver a tiempo.

Denunciaron que cuando ocurre una muerte, son los mismos presos quienes se comunican con los familiares del fallecido porque las autoridades no lo hacen.

“Aquí hay casos de paludismo, malaria, tuberculosis, hepatitis y muchos cuadros de diarreas y deshidratación, pero los enfermos se recuperan como pueden o simplemente mueren. Tampoco tenemos acceso a agua potable y nos vemos obligados a tomar agua del río Cuyuní”, añadió la fuente.

En cuanto a la alimentación, al igual que en la mayoría de las prisiones del país, los reclusos solo reciben porciones pequeñas de arroz con un caldo de sardinas o de lentejas.

Carolina Girón, directora del OVP, señaló que en esta cárcel actualmente habitan unos 1.300 reclusos, aunque tiene una capacidad instalada para sólo 600 personas.


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