Activistas de Venezuela crearon un observatorio para medir las formas de violencia contra las personas LGBTIQ+, colectivo que sufre varios tipos de discriminación en el país, informaron este jueves los promotores de la organización.
Con un acto virtual, un grupo de jóvenes dio por conformado el Observatorio Venezolano de Violencia LGBTIQ+, con el propósito de «recolectar, documentar, sistematizar y visibilizar datos e información de hechos discriminatorios» contra esta población, explicó Jeffrey Rodríguez, uno de los fundadores del espacio.
La organización apuesta por una «perspectiva de género y enfoque interseccional en la documentación de distintos tipos de violencia», y busca convertirse en «un canal seguro para la recepción de denuncias y documentación de casos» sobre ataques a lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales.
Glorielys Pérez, otra de las promotoras de la iniciativa, remarcó la misión que tendrá el observatorio de informar sobre los datos recopilados a través de boletines, cuya periodicidad no fue anunciada.
En un primer boletín, que contabiliza ataques registrados durante los tres primeros trimestres de este año, se habla de «31 casos de discriminación o violencia contra personas LGBTIQ+», señaló Pérez, que prevé la publicación de este primer documento para «los próximos días».
El observatorio recibirá denuncias, de forma confidencial y segura, a través de la página web, sus perfiles en redes sociales como Instagram, Twitter y Telegram, así como mediante correo electrónico y dos líneas telefónicas.
En Venezuela, un hombre homosexual no puede donar sangre, una mujer trans está condenada a identificarse legalmente con un nombre que no la representa, parejas del mismo sexo no tienen derecho a casarse, entre otras prohibiciones que afronta ese colectivo.
Además, en el último quinquenio se han registrado decenas de crímenes de odio contra esa población, algunos asesinatos entre ellos, mientras un sector político del país ha difundido mensajes en los medios de comunicación en los que asegura que ese colectivo es una amenaza para la familia y las buenas costumbres.
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