«Leocenis García ha sido un valioso mediador en momentos difíciles de las recientes tensiones entre Washington y Caracas. Necesitamos más mediadores como Leocenis para entendernos mejor», afirma el exgobernador demócrata de Nuevo México, Bill Richardson, al escribir el prólogo del libro Estamos Unidos: La liberación de Venezuela tiene sangre estadounidense.
También dice apoyar «los esfuerzos de García que ha estado tratando sinceramente entender y mejorar la relación entre Estados Unidos y Venezuela».
El libro, que saldrá próximamente en inglés y español, muestra una amplia investigación al presentar cronológicamente a los embajadores de Estados Unidos en Venezuela. Iniciando desde John G. A. Williamson, quien presentó credenciales el 30 de junio de 1830, hasta James Story. Este último tiene cuatro años en funciones y es el embajador con más tiempo en el cargo de la historia de diplomáticos estadounidenses en Caracas.
Leocenis García y Bill Richardson
El mayor legado de García en este libro, tanto para los venezolanos como para los estadounidenses, es que choca de frente contra la inercia cultural adquirida, cuestionando el misticismo que dibuja a EE UU como una bestia insaciable en busca de energía y recursos y a los países de América Latina como una sociedad resistiendo el saqueo. García desmonta este discurso de los enemigos ideológicos de América.
«Como dije antes, la historia no se puede sepultar. Y eso es este libro un intento por mostrar la verdad histórica. Los estadounidenses y los venezolanos nos debemos mucho, nos hemos ayudado mutuamente. Nuestro desarrollo tiene bastante que ver con nuestras relaciones comerciales y diplomáticas con ellos. Y nosotros abrimos nuestro país a su gente y sus empresarios», afirma García en el desarrollo de la obra que ha despertado la atención de la cúpulas política demócrata y republicana estadounidense.
«El problema es que la historia de esa relación desde Caracas está escrita por unos izquierdistas resentidos. Sepultaron la verdad. Hablan de imperialismo yanqui en una época en la que no había tal cosa. Confunden reclamos mercantiles con conspiraciones globales. Es decir, la historia sobre EE UU y Venezuela está repleta de unos cuentos, cuyo colorido es el de una novela de Dostoievski, cuya intención es fabricar hechos que no existieron, ideologizar la verdad, para ponerla al servicio de las ideas colectivistas que siempre necesitan un malo que hostiga a pequeños e indefensos aldeanos en alguna parte del mundo. Puedo decir, después de esta investigación, que los historiadores de la izquierda nos han transmitido un filme de ficción, un seriado de Netflix que no se corresponde con la verdad», acota el autor.
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