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Así funciona el análisis forense aplicado a las elecciones de Venezuela: ¿hubo fraude según este modelo?

En medio de demandas y contrademandas de fraude electoral tras el cuestionado triunfo de Nicolás Maduro sobre Edmundo González, el politólogo Walter Mebane empleó avanzadas técnicas estadísticas para ofrecer una imagen clara sobre los resultados. Entrevista
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A pesar de las numerosas pruebas que apuntan a una victoria de la oposición en las pasadas elecciones del 28 de julio en Venezuela, el Consejo Nacional Electoral, así como el Tribunal Supremo de Justicia, ambos de corte oficialista, ratificaron la victoria del presidente Nicolás Maduro para mantenerse en el poder hasta 2030, provocando acusaciones de fraude electoral y llamamientos a una intervención internacional.

Bajo este complejo contexto, el doctor Walter Mebane, experto en análisis forense electoral, un campo que utiliza métodos estadísticos para detectar irregularidades y posibles fraudes en los datos electorales, aplicó su modelo «eforensics» a los resultados publicados por la oposición para determinar si son o no confiables.

Las conclusiones de Mebane no solo aportan pruebas que apoyan las afirmaciones de la victoria de Edmundo González, sino que también ofrecen un novedoso modelo a través del cual se puede comprender el alcance y la naturaleza del fraude electoral.

Así funciona el análisis forense aplicado a las elecciones de Venezuela, ¿hubo fraude según este modelo?

Walter Mebane, experto en análisis forense electoral. Foto: cortesía

¿Qué es o cómo podríamos describir el análisis forense electoral?

El análisis forense electoral es el uso de métodos estadísticos para tratar de determinar si el resultado de una elección coincide con las intenciones de voto de los electores. Es decir, si el resultado fue el correcto. Puede haber muchas formas en las que el resultado puede ser incorrecto.

Por ejemplo, por accidentes o fallos en la administración electoral. Pero, también puede haber fraudes o problemas en la forma en que las personas tomaron su decisión para la elección, como desinformación, intimidación, violencia e incluso casos en los que las urnas se llenan con papeletas robadas. Así que, como ven, hay una variedad de procedimientos que pueden ser utilizados para hacer que el conteo de votos produzca un resultado incorrecto.

¿Es decir, que el resultado incorrecto es aquel que no corresponde con la elección de la mayoría de votantes?

El resultado incorrecto se define por lo que los electores pretendían hacer. Por electores me refiero tanto a las personas que votan como a las personas que tienen derecho a votar, pero deciden no votar, ya que una elección deliberada también puede ser la de no votar.

¿Cómo se diseñó el modelo forense electoral?

He probado una variedad de métodos estadísticos a lo largo de lo que ahora diría son décadas de trabajo en este problema. El forense electoral es un método particular que representa el análisis de elecciones, que contó con el apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF por su sigla en inglés) y que enmarca la idea de que hay dos formas de cometer lo que yo llamo fraudes realizados, que son distorsiones malintencionadas de las intenciones de los electores que hacen que los conteos de votos que aparecen en los datos, en los registros de mesas en el caso de Venezuela, no representen con precisión lo que los electores querían.

En general, el modelo está basado en métodos de análisis estadístico. Pero, para no entrar en esas complejidades, diré que es una forma de probar varios parámetros de distribuciones simuladas y, en última instancia, el método de estimación, que se llama Algoritmo de Metropolis-Hastings, que selecciona los valores que son más probables de ser los que realmente representan el mundo si el modelo es preciso para la forma en que funciona el mundo.

¿Cuáles son esas dos formas de fraudes realizados?

El fraude podría deberse a votos fabricados, que son extensiones de personas que no votaron pero que fueron contadas como votos, incluso si realmente no votaron, y eso podría ser generalmente el relleno de urnas o votos robados. El otro caso se concentra en votos que estaban destinados a ser contados para algún otro candidato pero que, en cambio, fueron contados para un candidato específico.

¿Cómo aplicó el modelo para el caso de las elecciones del 28 de julio en Venezuela que dieron, de manera cuestionada, como ganador a Nicolás Maduro?

El modelo funciona mediante el análisis de uno de los candidatos para determinar si hubo o no votos fraudulentos a su favor. En este caso, partimos de las pruebas de la oposición en las que se señala que Edmundo González es el que tiene la mayoría de los votos. Utilizamos el modelo para ver si los votos que las actas demuestran que son para González están afectados por fraudes forenses.

Así funciona el análisis forense aplicado a las elecciones de Venezuela, ¿hubo fraude según este modelo?

El candidato opositor Edmundo González Urrutia. Foto: AFP

¿Qué hallaron?

En el resultado del análisis no se muestra fraude material en los votos. En los datos presentados por la oposición que corresponden al 81,7 por ciento de las mesas, esencialmente, no hay señal de fraude.

Analizamos las 25.073 actas oficiales disponibles y solo dos actas se percibieron con posibles signos de fraude, lo que representa un número ínfimo en comparación con los 10,8 millones de votos analizados. Los datos corroboran una ventaja insuperable de 3,9 millones de votos para González Urrutia sobre Maduro.

El número total de votos fraudulentos se estimó en 57,9, con un intervalo de credibilidad del 99,5 % que indica que el límite inferior de posibles votos fraudulentos podría ser cero. Esto sugiere que el fraude no tuvo un impacto sustancial en el resultado de las elecciones, según los datos proporcionados por el principal partido de la oposición.

¿Considera que el sistema electrónico de votación venezolano es confiable?

Las máquinas de votación electrónica que registran el voto, como en Venezuela, desde mi perspectiva y la de expertos en ciencias de la computación no son confiables porque han demostrado, en muchos casos, que es muy fácil introducir un software malicioso y falsificar los resultados de la votación. Sin embargo, en el caso venezolano se cuenta con muchos sistemas de alta tecnología que evitan que eso ocurra. Sin embargo, lo que considero que es esencial es verificar que los resultados reportados coincidan con las papeletas de votación, porque hay muchas cosas además del conteo que pueden causar que la elección tenga un resultado incorrecto.

Usted desarrolló este modelo tras el recuento electoral de Florida durante las elecciones presidenciales del año 2000 en Estados Unidos, ¿qué lo impulsó a desarrollar esta metodología independiente para juzgar si los resultados electorales eran fiables?

Bueno, tuve dudas de los resultados que se presentaron en ese entonces. Y, en ese momento, me di cuenta de que no había manera de responder a la siguiente pregunta: ¿tenemos evidencia de que la elección tuvo el resultado correcto? Entonces, tuve que aceptar los conteos reportados por los oficiales y confiar en ellos. Ahí empezó mi investigación.

El expresidente de Bolivia Evo Morales. Foto: Manuel Claure. Reuters

Usted también aplicó el modelo forense a la elección presidencial de Bolivia de 2019 que dio como ganador a Evo Morales. ¿Qué hallazgos tuvo del caso?

Apliqué el modelo a las elecciones presidenciales de Bolivia de 2019 porque, básicamente, acababa de inventarlo y uno de mis estudiantes estaba muy interesado en escribir un artículo sobre esa elección. Conseguimos encontrar datos a nivel de mesas y aplicamos el modelo. El modelo expuso que, en su mayoría, los votos para Evo Morales no tenían suficiente fraude forense para hacer que ese candidato quedara por debajo del margen que necesitaba para ganar en la primera vuelta. Necesitaba obtener más del 40 por ciento de los votos y tener un margen del 10 por ciento sobre el candidato en segundo lugar, y, en su mayoría, eso no ocurrió.

¿En qué se diferencia el caso de Bolivia del venezolano del 2024?

Los números son ligeramente diferentes, pero en el caso boliviano, en su mayor parte no se encuentran suficientes votos analíticos, por lo que no hay forma de verificar con suficiencia distorsiones a nivel de mesas que causaran que la elección cambiara los resultados. En las elecciones venezolanas de 2024, prácticamente, no hay manera, dadas las estimaciones que tengo, de que la elección pudiera haber tenido un resultado diferente basado en las mesas que tengo disponibles para analizar.

¿La aplicación del análisis forense ha cambiado el rumbo de algunas elecciones?

Tenemos casos de tres países donde el hallazgo fue soporte para ir a tribunales y uno de los cuales fue una comisión encargada de evaluar la elección, es decir, tribunales constitucionales y tribunales electorales en Francia, México y Uganda.

He demostrado que, si miras los datos a nivel de papeletas, nivel de urnas, pero datos a nivel de lugar de votación, encuentras una fuerte correlación entre las urnas de votación. Las urnas en México que el tribunal anuló están altamente correlacionadas con las urnas que el forense identificó como fraudulentas, y el número de ellas está correlacionado con la probabilidad de que se encontraran en la misma situación en Francia.

¿Cómo fue el caso de Francia y Uganda?

En Francia, el tribunal anuló siete distritos en las elecciones legislativas en la segunda vuelta de esas elecciones, y demostré que esos distritos tenían altos índices de fraude forense a nivel de urnas. En el caso de Uganda, el tribunal no anuló la elección, pero realizaron lo que llaman malas prácticas en varios cientos de lugares que las predicciones forenses coincidían con la afirmación del tribunal de estas malas prácticas.

Volviendo al caso venezolano, la evidencia que usted analiza son las actas publicadas por la oposición, a falta de que el órgano oficial las entregue…

Bueno, ciertamente dependo de los datos que suministra la oposición, y no puedo decir si esos datos provienen genuinamente de los votantes que emitieron sus votos y que fueron registrados con precisión en las actas. Sin embargo, medios como la agencia Associated Press y The Washington Post realizaron investigaciones que validan que la información suministrada por la oposición es verídica.
Ahora, el argumento contrario en el que el gobierno de Nicolás Maduro está cuestionando los datos, mi opinión es que, aparentemente, el gobierno tiene en sus manos todos los datos que, justamente, podría proporcionar para rectificar los resultados. No lo han hecho, y por eso, ellos carecen de credibilidad en prácticamente todo lo que dicen, porque no creo en su historia de que el sistema fue hackeado.

Así funciona el análisis forense aplicado a las elecciones de Venezuela, ¿hubo fraude según este modelo?

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. Foto: AFP

Es decir, todo es cuestión de evidencia…

A medida que pasa el tiempo se vuelve más y más problemático para el gobierno liberar datos porque ha tenido tiempo de sobra, supongo, para manipular la información. Así que están creando un agujero del que no pueden salir. Sin embargo, si el gobierno libera un conjunto completo de actas y mesas, sin duda aplicaría la metodología que tengo para verificar sus recuentos, lo que, probablemente, mostraría resultados muy diferentes porque están reclamando resultados muy diferentes a los que tenemos en nuestros datos. Lo problemático es que hay mucha gente que dice que los resultados de la oposición no son verdaderos.

¿Cómo explicar que dicha evidencia es verdadera?

El análisis que hice depende de la creencia de que los datos provienen de los votantes. Sin embargo, enfatizo, que esta elección fue la más limpia en la historia reciente de Venezuela.

¿Cómo llega a la comparación histórica para afirmar que las elecciones venezolanas de 2006 y 2013 fueron significativamente más fraudulentas que las de este año?

Bueno, es importante destacar los números. Los números de votos fraudulentos en 2006, según el análisis forense, nuevamente, no fueron suficientes para cambiar el resultado. El problema con el análisis de 2006 es que, debido a la evidencia de lo que llamo «votos perdidos» y la aparición de lo que llamo «multimodalidad posterior» en las probabilidades de mezcla, lo que se adentra en los detalles del modelo, no tengo confianza en que los números que el modelo reporta sean precisos para 2006 que mostraron niveles de fraude significativamente más altas, con más de 55.000 votos fraudulentos detectados. Lo mismo aplica para 2013; realmente no lo sé. Dicho esto, he acumulado datos sobre las elecciones venezolanas y cientos de otras elecciones alrededor del mundo a nivel local, solo porque quería evaluar cómo funciona el modelo y comparar.


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