Asdrúbal Aguiar es uno de los más connotados pensadores de una Venezuela fracturada por el ejercicio de un régimen que ha dispersado a sus grandes cerebros por el mundo y que también ha sido el causante del mayor éxodo de estos tiempos, en los que, como si no fuera suficiente para los venezolanos, aparece la pandemia de coronavirus, que está dejando una impronta de dolor y desesperanza en el mundo.
Como catedrático, jurista y escritor, Aguiar, quien además ha ocupado cargos de renombre en esa nación petrolera y actualmente es secretario general de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA) y columnista del Diario Las Américas, nos lleva a reflexionar sobre el porqué de la tragedia que vive Venezuela por cuenta de una dictadura asociada con estructuras criminales que han dilapidado las riquezas de ese país.
El usurpador saldrá del poder
El catedrático tiene la certeza de que el usurpador Nicolás Maduro saldrá del poder. No tiene claro si el coronavirus y la presión de países como EE UU serán determinantes para que se cumpla ese anhelo de millones de venezolanos.
Pero Aguiar cree que la acumulación de factores que generan la más profunda crisis en su país será el detonante de una “implosión o explosión social” que va a arrasar “con todo y con todos” en Venezuela.
Aguiar analiza el escenario después de la salida de Maduro
En ese escenario posterior a la caída de Maduro, el análisis de Aguiar lo lleva a sopesar la necesidad de reintegrar el territorio nacional, hoy en manos de fuerzas de ocupación extranjera, con el consecuente reto de refundar una nueva nación y un Estado.
Elementos que no existen en esa Venezuela desintegrada por la dictadura chavista.
-¿Cuándo será la hora de Venezuela? ¿Cuándo cambiará la vida de los venezolanos?
-La situación de Venezuela es muy compleja por razones muy claras. En primer término, Venezuela fue una nación, un Estado con forma republicana, pero dejó de ser una nación y un Estado, con lo que sus formas republicanas desaparecieron. Una nación está hecha a fuerza de tiempo, de reunión de gentes, de mineralización de conductas y reglas, de formas de convivencia, de formas de organización familiar y social, y generación de pautas de cultura.
Venezuela como nación desaparece desde el momento en el que su población se hace diáspora, se fractura, desde el punto de vista político, social, cultural, y se va a la diáspora, una hacia afuera y otra hacia adentro.
Un Estado existe, desde el punto de vista de la literatura jurídica, cuando consta de tres elementos esenciales: justamente el territorio, la población y el gobierno. Aún existe el territorio, pero en este espacio no se ejerce soberanía por parte de ninguna autoridad que tenga el monopolio de las armas o el monopolio del poder, que ejerza el ejercicio pleno y cabal de sus competencias constitucionales.
Territorio canibalizado
Lo cierto es que estamos frente a un territorio que está canibalizado, con sus nichos, que ya no se pueden llamar ni nacionales, ni regionales, ni municipales, sino espacios que controlan fuerzas extranjeras, fuerzas rusas, chinas o cubanas, otro pedazo que controla un militar que (fue) parte de nuestra estructura militar y que está dedicado al negocio del oro o los diamantes o los grupos que controlan pedazos de lo que era la Administración Pública venezolana.
Hoy en día lo que queda es una caricatura: dos gobiernos, dos Parlamentos, dos Tribunales Supremos de Justicia, dos Fiscalías Generales, es decir, no existe Venezuela, por lo que nuestro país tendrá que reconstruirse. Hay una voluntad de quienes somos venezolanos para tratar de rescatarlo.
El marco geopolítico ha cambiado desde el Caracazo
-¿Qué va a pasar con Venezuela ya como realidad humana, con ese gentío que está allí, hablando en términos muy venezolanos?
– Aquí viene la otra parte. Ya esto no solo depende de lo que puede ocurrir en el orden interno, sino que Venezuela ha padecido su tragedia terminal dentro de un marco global y geopolítico que ha cambiado de manera progresiva desde el Caracazo y toda esta turbulencia que vive el país desde esos tiempos hasta esta época de la pandemia de coronavirus.
Como venezolanos, y vamos a llamarnos galenos, estamos en camino de sanar lo que fuera nuestro nicho de convivencia. No podemos simplemente hacer ejercicios de simulación de poder o de simulación de realidades que no existen.
Tenemos conciencia plena de que el virus de Venezuela es Nicolás Maduro y esa cúpula podrida, como decía el doctor Diego Arria, pero ¿cómo salimos de ese virus? ¿Cuál es la vacuna que todavía no se ha inventado para que finalmente podamos salir de esa dictadura tan nefasta para los venezolanos?
Plantearlo en esos términos es decir que hay alguien que ejerce un gobierno y a esa persona hay que echarla porque es un déspota. Eso lo hacían los españoles en la vieja Hispania, cuando gobernaban los godos.
En el caso de Venezuela, el que siga haciendo esos ejercicios de simulación, simplemente no está situado en la realidad que estamos viviendo porque [Nicolás] Maduro efectivamente se va del poder, pero queda una tarea muy complicada que es reintegrar el territorio nacional, reintegrar la población y a partir de allí constituir un nuevo andamiaje de poder. Esto es algo más que una mera transición. Es la reconstrucción y refundación de una nación y de un Estado.
Un virus entre Hugo Chávez y los venezolanos
Obviamente, el virus fue Hugo Chávez, pero también fuimos nosotros los venezolanos cuando en el curso de los primeros años de esta experiencia la toleramos porque, en definitiva, eran las nuevas realidades políticas, y lo digo no porque yo haya apoyado eso, todo lo contrario, confronté y allí están mis columnas en dos grandes tomos que se titulan Crónicas de Facundo, que se inician exactamente en 1999 con mi primer desafío a la Constitución, que se aprobó ese año.
Lo cierto es que los venezolanos tenemos que vernos como colectivo, porque seguir desplazando las culpas no es correcto. La culpa la tuvo la nación venezolana, de la cual nosotros (fuimos) parte porque dejamos tomar cuerpo a una enfermedad que no se confrontó y enfrentó de manera unitaria.
El referendo revocatorio y el TSJ
Hubo intentos. Hugo Chávez perdió un referendo revocatorio, pero este no llegó a su final de manera feliz porque el Tribunal Supremo de Justicia cambió el concepto de revocatorio por plebiscito, y después hubo apoyo de la comunidad internacional a esa realidad nociva, trágica y fraudulenta que vivió Venezuela. Se quedó en silencio la ONU, la OEA y participó de manera activa el Centro Carter.
¿Qué va a pasar? Desde el punto de vista humano, una reunión de gente que no tiene comida, que no tiene cómo movilizarse, que no tiene forma de transportarse por razones de la pandemia, que se muere de inanición, que se le está sometiendo a la línea de la supervivencia tiene que asistir a un momento de quiebre, una suerte de implosión o explosión social que arrase con todo y con todos, incluso de una manera indiscriminada y no (dirigida).
Juan Guaidó y María Corina Machado
Habrá que ver cómo en ese momento surgen los actores fundamentales. Allí está el señor Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional, están dirigentes que han sido escuchados como María Corina Machado para que, en ese momento, tengan capacidad para orientar a una población en plena desesperación.
Ese es el escenario que está ocurriendo en Venezuela, que está en proceso de evolución, y cuando se habla de caídos o víctimas no es que a uno se le endurece el corazón, sino que uno voltea hacia los vecinos y percibe que la comunidad universal está viviendo su primera guerra global, que no es una guerra convencional con tanques y soldados.
-¿En esa implosión social, en ese levantamiento del pueblo venezolano frente a tantas vicisitudes, usted vislumbra la posibilidad de apoyo internacional?
-A mí no me gusta especular porque cuando EE UU moviliza su flota hacia el Caribe, lo hace como elemento complementario del régimen de sanciones que se le impusieron a Venezuela. Es un elemento más de presión que tiene que ver con la naturaleza de lo que allí está instalado en Venezuela, donde no hay Estado y no hay república.
Organización narcocriminal
Lo que sí hay es una organización narcocriminal, esto que llama la literatura jurídica internacional “corporaciones transnacionales organizadas”, que ejecuta crímenes y delitos blindándose luego en la madriguera territorial venezolana para no ser sancionada de manera personal en cabeza de sus actores.
Hay que tener presente que en esta hora hay una primera guerra global de carácter virtual o bacteriológico, por llamarlo de alguna manera. Esto es algo inédito incluso para quienes hemos enseñado derecho internacional a lo largo de cuatro décadas.
Esta primera guerra global está dejando muertos reales, no virtuales, es decir, caídos en un país y un mundo donde todo está paralizado y todos sus actores, sometidos a cuarentena.
-¿Cómo van a reaccionar en Venezuela?
-A mí no me gusta hacer ejercicios retóricos ni pastorear nubes en esta materia.
-¿En la implosión que usted plantea, el coronavirus será un factor determinante?
– (En nuestro caso), y es algo atípico, el coronavirus va a ser un factor complementario porque en definitiva tampoco se sabe a ciencia cierta cuál es la profundidad de la pandemia.
Aguiar: En Venezuela no se sabe qué es lo que pasa
Algunos han dicho que como los venezolanos estamos vacunados contra la tuberculosis, entonces hemos podido superar este drama. Pero, en realidad, en Venezuela no se sabe qué es lo que pasa por una razón elemental y es que no ocurre lo que ha ocurrido en los países que han mostrado mayor densidad de víctimas de personas por el coronavirus.
En este caso, una población que no se examina, porque incluso se dan cifras irreales, saber cuántos están enfermos, todos o la mitad o una cuarta parte de la población es imposible saberlo, y como en Venezuela tenemos 20 años en donde hay muertos todos los días por violencia, pueden entrar todos de una manera uniforme en las morgues venezolanas.
No se nos debe olvidar que como consecuencia del coronavirus, que ha sido el virus de la revolución bolivariana, han muerto más de 320.000 personas en Venezuela, 320.000 víctimas que han ofrendado su vida a esa revolución. Es la sumatoria de violencia criminal generada por el maridaje con el mundo del narcotráfico que viene desde 1999. No desde ayer cuando asumió por mandato de los cubanos el señor Nicolás Maduro.
-¿Dónde ve usted a Maduro en cinco o 10 años?
-Bueno, la verdad no lo sé porque a lo mejor le da coronavirus. Confieso que en lo personal estoy más preocupado por un tema de carácter global que va a influir sobre Venezuela y es que las características del orden político y cultural en el mundo están en entredicho. Se ha fracturado el escenario del mundo y la civilización.
En el año 1928 hubo en Venezuela un hecho central que fue la insurgencia estudiantil que se imaginó que los venezolanos tuviéramos una república civil. ¿La tuvimos cuándo? Treinta años después.
La Gran Depresión en la economía de EE UU en los años 1928 y 1929
¿Qué pasaba en el mundo en el año 1928 y 1929? La Gran Depresión, el desempleo dantesco que se generó por la quiebra de la economía norteamericana. Cuando llega 1959, en Venezuela nace la república civil y en el mundo se conoce el viaje del hombre al espacio.
Es decir, nosotros en Venezuela estábamos ingresando a la experiencia de la democracia cuando el mundo estaba viajando al espacio. Treinta años más tarde, en 1989, cuando nosotros nos vamos a las calles con el Caracazo y se destruyen los abastos, con saqueos (dirigidos) por la izquierda, en ese momento no solo había caído el Muro de Berlín a (escala) global, sino que el mundo no se había dado cuenta de que estaba entrando a la edad de la inteligencia artificial que nos lleva a este tipo de realidades.
Y es que las nuevas armas no se construyen en la naturaleza, sino en un laboratorio en Wuhan, China, en donde se elaboró (en un) ejercicio voluntario de unos seres humanos una suerte de virus capaz de destruir a la especie humana independientemente de sus territorios. Esto último ocurre también 30 años después, en diciembre de 2019.
La esperanza de que se abran puertas
En medio de esos grandes quiebres ha estado Venezuela, y el mundo tendrá que abrirse a una nueva realidad a partir de este momento, y yo la esperanza que tengo como venezolano es que se nos puedan abrir las puertas de este drama que hemos tenido, en donde se han inmolado tantos venezolanos antes del coronavirus, más los que se suman con el virus, y que podamos tener la oportunidad de reconstruir una nación.
Así terminará nuestro peregrinaje por el desierto para encontrar una tierra prometida. Esa es una expectativa y un sueño al cual tenemos derecho todos nosotros.