Para el sacerdote jesuita Arturo Peraza, elegido recientemente como nuevo rector de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), la diversificación de los estudios universitarios es vital para poder brindar a los jóvenes alternativas que respondan a las necesidades del siglo XXI. Un punto en el que la casa de estudios ha venido trabajando desde hace algunos años, con la creación de diversas academias que ofrecen programas de formación más cortos. Esto con el objetivo de que los ciudadanos que ingresen al mercado laboral de forma anticipada, lo hagan con las herramientas necesarias para crecer como profesionales.
Peraza, que ocupará el puesto que tuvo el padre Francisco José Virtuoso, fallecido el 20 de octubre de 2022, se desempeñó durante cinco años como vicerrector de la extensión de la UCAB en Guayana. Un cargo que mantendrá hasta el día de su juramentación como rector, en un acto pautado para el mes de mayo en Caracas. De esa experiencia destaca su labor con la comunidad indígena y el compromiso de su equipo de trabajo, que en medio de la crisis del país construyó líneas de investigación y acercamiento a la región.
El también abogado y politólogo, llega al puesto con una visión moderna y con un planteamiento claro: continuar impulsando a la UCAB como un centro donde se investiga, se crea, y se desarrolla, en pro de visibilizar y ofrecer soluciones a la problemática nacional.
—Durante los últimos años se ha desempeñado como vicerrector de la extensión Guayana de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). ¿Qué destaca de esa experiencia y cómo afrontar ahora el reto de estar al frente de la rectoría en Caracas?
—Estos cinco años en Guayana han sido sin duda hermosos, marcantes y de mucho aprendizaje. Yo siento que la extensión de la región de Guayana me educó y me enseñó. Me encontré con un equipo comprometido, al que le ha tocado vivir en un contexto de crisis económica muy fuerte, pero pese a ello hemos logrado abrir un conjunto de líneas de investigación y de acercamiento a la región, que se han traducido en la creación del Centro de Estudios Regionales que en los últimos meses ha llevado a cabo investigaciones sobre el bienestar del estado Bolívar. Un gran trabajo para develar las violaciones a los derechos humanos que se dan en todas las actividades relacionadas a la minería, y cómo ese contexto está afectando a poblaciones indígenas, a mujeres y niños, donde hay explotación laboral. Tratamos de trabajar y de incidir en la región desde nuestra perspectiva como universidad.
—A la universidad también le ha tocado actualizarse en materia de formación y lo ha logrado a través del Centro Internacional de Actualización Profesional (CIAP). Allí se imparten cursos, diplomados, talleres, y estudios para jóvenes y adultos que son más cortos y están destinados a desarrollar otro tipo de habilidades y brindar herramientas que les permitan a las personas subsistir y abrirse a oportunidades de crecimiento en medio de un contexto tan difícil.
—Todo ese conjunto de desarrollo no hubiese sido posible sin la ayuda de todo el equipo de la UCAB. Hemos sido siempre un equipo, toda la universidad, que también arropa a esta extensión.
—Yo todavía sigo siendo el vicerrector en Guayana hasta el día de mi juramentación. Me tocará trasladarme a Caracas aproximadamente en el mes de mayo, fecha pautada para la juramentación. Sin embargo, conozco el contexto de Caracas porque somos un solo equipo. Lamento mucho el motivo por el que me tocó ejercer esta función de rector, pues el padre Virtuoso era un amigo y un hermano, pero al mismo tiempo es una oportunidad de darle continuidad a un proyecto que hemos compartido.
—¿Qué programas que actualmente se implementan en la UCAB Guayana podrían replicarse en la sede de Caracas?
—Al ser una misma universidad es difícil encontrar prácticas que no se realicen en ambas sedes, porque estamos en constante intercambio. Pero sí, es verdad que hay oportunidades que se dan en Guayana que podrían replicarse en Caracas, aunque tomando en cuenta que probablemente no se darían de la misma forma. Por ejemplo, recientemente estuvimos evaluando el desarrollo del programa de acompañamiento a los estudiantes que se realiza en Guayana, a través del Centro de Desarrollo Humano y las escuelas, especialmente para ayudar a aquellos que tiene inconvenientes en los primeros semestres en materia académica, que son muchos. Este programa de acompañamiento es algo que me gustaría replicar en Caracas, a su modo. Los programas de acompañamiento han existido, pero se pueden mejorar maneras y formas. Entonces, estamos viendo qué prácticas se aplican en Guayana y que podrían replicarse en Caracas, y viceversa.
—Otra cosa que en Guayana me ha facilitado el entorno estudiantil es que tenemos reuniones sistemáticas con toda la representación estudiantil en la sede. A mi me gustaría llevar esta práctica a Caracas. Ellos tienen un consejo que se reúne ordinariamente, y yo pretendería como rector participar, al menos algunas veces. Es importante escuchar a los estudiantes.
—Entonces allí hay un capítulo que me gustaría mejorar, también en el acercamiento con las escuelas. El hecho de que uno pueda reunirse no solo con los directores, sino también con los equipos de trabajo para conocer sus perspectivas de una manera sistemática. Es una idea que me llevo también a Caracas.
—También estamos evaluando llevar un conjunto de carreras universitarias que se están impartiendo en Caracas, también a Guayana. Si bien necesitamos para eso la autorización del Ministerio de Educación Superior, estamos en ese proceso.
—¿Cómo es esa UCAB que espera lograr bajo su dirección? ¿Cuáles cree que son los retos más importantes que le tocará asumir con este nuevo cargo?
—Hay un proyecto y un plan en marcha que todos hemos aprobado, y que todos vemos como importante seguir desarrollando, en donde los temas de diversificación, sustentabilidad y conexiones están al centro. Veo además una universidad que está comprometida con el contexto de realidad nacional, y eso se habla a través de las investigaciones. Comentaba lo que hacíamos en Guayana, pero cuando volteas a Caracas te consigues la Encovi, que está saliendo a campo ahorita, o con este último informe de Psicodata, que fue brillante. Y, así, constantemente la universidad está volcada a mirar, visibilizar y ofrecer soluciones a la problemática nacional. Es ese campo de investigación el que nos ha dado el nivel que hoy tenemos dentro del conjunto de universidades latinoamericanas y que nos ha dado el puesto como la mejor universidad privada del país. Una universidad no puede ser solo un centro en el que tomas una pizarra, das una clase, y repites unos libros de otra persona. Eso no es una universidad. Una universidad es un centro donde se investiga, se crea, se desarrolla. Yo siento que la UCAB está buscando ese nivel de excelencia. Que el título tenga peso no solo a nivel nacional, sino también internacional. Estamos en un contexto globalizado y tenemos que responder a eso.
—Ahora que menciona las investigaciones que lleva a cabo la UCAB, las cuales se han convertido en referencia nacional e internacional, ¿tiene la UCAB planteado ampliar dichas investigaciones?, ¿abordar otras áreas en el futuro?
—Estamos en constante creación. La investigación reciente de Psicodata es una creación que nace de la lógica de la Encovi, pero que desarrolla una dimensión distinta que tiene que ver con la situación psicológica de los venezolanos. Se da porque es un punto que no tocaba la Encovi. Para nosotros la Encovi es un programa fundamental, porque lamentablemente el Estado venezolano no brinda data, o la que ofrece genera dudas. Nosotros tenemos la responsabilidad de levantar esa data, que va a servir como punto de partida para el desarrollo de análisis y ofertas alternativas a la problemática nacional. En eso creo que la universidad hace un trabajo importante. También con el programa Vénesis, el último que tuvo la oportunidad de dirigir el padre Virtuoso, que no solo expone la problemática sino que también proyecta soluciones. Es un trabajo que busca el modo de politizar sanamente a la sociedad. Con eso me refiero a preguntarse por lo público, por aquello que es colectivo y que nos va a hacer desarrollar como sociedad. Un proyecto que estamos adelantando y que creo que va en muy buena marcha, del cuál ya tuvimos una primera presentación por parte de Luis Pedro España, y que continúa sumando gente.
—Hemos visto que en los últimos años la UCAB se ha diversificado. Tienen un programa de gastronomía, de moda, un centro para gamers, y recientemente anunciaron la apertura de una nueva facultad de ciencias. ¿A qué necesidades responde esta diversificación? ¿Es una manera de mantenerse a la vanguardia? ¿A qué apuntan? ¿Por qué ahora?
—Este es uno de los ejes centrales del proyecto UCAB 2020-2023, y que creo continuará. Efectivamente, la universidad necesita modernizarse. Los contextos socioculturales, tanto el venezolano como a nivel global, están demandando un nuevo modelo de universidad que responda a un contexto más ágil, donde la tecnología ha impuesto que el acceso a la información sea inmediato. Entonces tu no puedes tener un sistema educativo que es casi una copia del modelo industrial de finales del siglo XIX y principios del XX. La universidad no puede ser una estructura donde vas colocando pieza por pieza con la idea final de obtener algo. Es necesario ser más sinérgico, más abierto, con la capacidad de incluir nuevos modelos laborales, como es el caso de la academia de moda, de la academía de gastronomía e incluso el centro gamers. Son modelos con los que la universidad está ayudando a la gente a obtener nuevas oportunidades, y al mismo tiempo explorando perspectivas a las que tiene que abrirse en el mundo del siglo XXI. Esto es la universidad: un lugar que piensa en el futuro.
—¿Cree que este modelo educativo más moderno que está implementando la UCAB debe ser replicado en otras universidades? Esto para tratar de incentivar a los jóvenes que ya no ven en la educación superior como una ventana para superarse en la sociedad.
—Sí. Creo que uno de los problemas más graves que enfrenta el país actualmente es el abandono educativo, incluso desde los primeros niveles de educación básica. Chicos que no tienen ni para comer, por lo que se ven obligados a abandonar las aulas. La ausencia de docentes. Problemas que se intensifican en bachillerato, y que hacen que el acceso a la universidad sea aún más cuesta arriba. Además, de la problemática que tienen actualmente las universidades públicas, tanto por los bajos sueldos que devengan sus profesores como por el estado de las instalaciones.
—De parte de nosotros como universidades privadas tenemos en nuestras manos tratar de ayudar en lo posible, sin embargo, no podemos suplir una obligación que es netamente del Estado. Es el Estado quien debe garantizar educación de calidad para los venezolanos.
—Nosotros hemos tratado en lo posible de brindar alternativas a los jóvenes para que puedan formarse, no solo con las academias que mencionamos anteriormente, sino también hemos elevado ante el Ministerio de Educación Superior una propuesta para impartir algunas carreras de TSU, entre ellas Turismo y Minas para la extensión de Guayana. Parece raro pensar que una universidad como la UCAB piense en impartir TSU, pero es una forma que tenemos para ayudar a los jóvenes a conseguir oportunidades para formarse que les de cualificación y les permita insertarse en el mercado laboral. Es nuestro modo de aportar al país.
—La UCAB se ha mantenido en constante crecimiento durante los últimos años, pese a la crisis que atraviesa el país. ¿Cuáles medidas que ha implementado la UCAB para mantener esa evolución cree que puedan aplicarse en la nación para crecer como sociedad?
—Yo creo que ha sido muy importante el trabajo que ha llevado a cabo la dirección de la universidad en cuanto a sustentabilidad. Uno entiende que la crisis hace que la familia atraviese por momentos muy complicados, pero al llevar las ruedas de una institución como la UCAB te tiene que preocupar que ese espacio sea sostenible y agradable.
—Por ejemplo, la sede de Guayana decimos que es una especie de oasis. En una ciudad que ha sido destruida por la crisis, tenemos una sede en la que te encuentras un espacio verde, limpio, donde todas las estructuras funcionan como se debe. Y esa es la mejor forma de darle a alguien la bienvenida. Creo que esa es la manera de fomentar el futuro.
—Claro, para sostener esto se requiere de un esfuerzo colectivo. Siempre hay un dilema entre lo que pueden pagar las familias y la justa remuneración que deben percibir nuestros trabajadores, así como la sostenibilidad de la universidad. Es un panorama que siempre es necesario ver completo.
—Al mismo tiempo siempre se busca la manera de brindar oportunidad a esos jóvenes que no tienen los medios para pagar la universidad, a través de un programa de becas que funciona en gran parte por la colaboración de muchos donantes. Estamos hablando que entre 30 y 40% de los estudiantes de la UCAB son becados. Eso es un número astronómico, pero hacemos el esfuerzo porque creemos que en Venezuela hay que ofrecer oportunidades para todos.
—En redes sociales y entre los bachilleres recién graduados hay una queja recurrente en cuanto al alto costo de la matrícula de la UCAB. Incluso afirman que es de las más costosas de Caracas. Sin embargo, por lo que comentaba anteriormente, ¿son necesarios estos costos para poder brindar educación de calidad a los estudiantes?
—Para poder pagar docentes que no se vayan del país porque afuera tienen mejores oportunidades que aquí, efectivamente tienes que tener unos costos que te permitan cancelar salarios competitivos. La universidad es una de las que mejor paga a sus trabajadores en todo el país. Tratamos de mantener a nuestro cuerpo docente en las mejores condiciones. Esto para nosotros es muy importante porque la universidad vive del talento. Por otro lado, es necesario para sostener el gran número de inversiones que tenemos, aún cuando siempre se consigue apoyo por otros medios para tratar de cargar lo menos posible la matrícula. De hecho, recientemente el consejo universitario decidió no aumentar la matrícula para el mes de marzo como estaba estipulado. La idea era llevar la unidad de crédito a 16 dólares, pero de momento se mantendrán los costos establecidos en enero. Esto pese a que estamos en un país de contexto inflacionario.
—Sobre las becas que ofrece la universidad, tengo entendido que hay varias modalidades para acceder a ellas…
—Sí. A medida que los estudiantes avanzan se les ofrece lo que llamamos becas proporcionales, por porcentaje, dependiendo de la información que nos brinde el estudio socioeconómico que nos brindan los mismos datos Encovi. Esto nos permite asignarle un porcentaje de beca adecuado a las posibilidades del estudiante. Eventualmente se van abriendo otras oportunidades, como la beca trabajo o una beca de la Fundación Andrés Bello. Algunas cubren el 100% de la matrícula, pero todo dependerá del avance del estudiante en la carrera, pues debe demostrar compromiso y entrega a la carrera. Una beca es una inversión, y es posible siempre y cuando la persona tenga la disposición y las ganas para sacar la carrera adelante.
—Aún cuando hemos hablado de que la UCAB ha luchado por mantenerse en constante desarrollo y crecimiento, sabemos que no puede escapar a la crisis que padece el país. ¿Cómo ha afectado esta crisis nacional a la UCAB?
—Durísimo. El aumento de la matrícula tiene que ver con este contexto y es algo que ha influido en gran medida en la disminución de estudiantes. En Guayana ha sido dramático. Hemos tenido una baja de estudiantes que nos preocupa muchísimo, y debo decir que esto no se ha traducido en el ingreso de estudiantes a otras casas de estudio. La crisis universitaria en Guayana es realmente gigantesca. Es porque los chicos no están siquiera teniendo el tiempo ni la oportunidad para dedicarse a los estudios. Nosotros estamos ofreciendo oportunidades especiales aquí en Guayana para que los jóvenes puedan estudiar. En Caracas si bien aparentemente se tienen mejores oportunidades económicas, esto no quiere decir que escape de la realidad, y podemos verlo justamente en esas familias que sienten que la universidad es muy cara. Algo que es verdad hasta que comparas los costos de las universidades con las que estamos compitiendo en América Latina.
—¿Qué cree se debería cambiar y qué debería mantenerse para que la UCAB siga siendo referencia como una de las mejores universidades del país y latinoamérica?
—Tenemos que seguir trabajando y fortaleciendo los ámbitos de publicación e investigación. También el compromiso con el área social es vital para nosotros y para nuestro desarrollo. Sin embargo, creo que lo que más estamos necesitando es crear las condiciones para que muchachos que quieren estudiar en las universidades tengan la oportunidad de hacerlo. Para lograr esto, es necesario que la sociedad sea mucho más productiva. La verdad es que la crisis continúa y la sientes instalada en los muchachos que tienen muchas dificultades para poder lograr sus sueños. Hay una responsabilidad como sociedad y desde el Estado venezolano para tratar de superar las condiciones de crisis, algo que pasa por un acuerdo político al que no hemos logrado en Venezuela.
—Pasando al tema político nacional. Los estudiantes fueron en su momento cabecillas de algunos de los movimientos de calle más importantes del país. Incluso, de las grandes universidades, incluyendo la UCAB, salieron importantes líderes sociales. Sin embargo, esto ha mermado en los últimos años al punto de que los jóvenes actualmente han desarrollado una cierta apatía hacia todo el contexto político del país. ¿Es necesario despertar de nuevo este interés en los jóvenes? ¿Qué importancia tienen los estudiantes o los jóvenes en el ámbito político del país?
—Absolutamente. Es necesario despertar de nuevo el interés de los jóvenes. Sin embargo, esto no significa que sean usados de nuevo como una especie de masa de cañón para los intereses de grupos políticos. Ellos se sintieron manipulados en los años 2014 y 2017 por algunos sectores. Creo que es necesario formar a los estudiantes para que ellos mismos puedan construir alternativas de cambio, que puedan soñar. Quizás estamos hablando de una sociedad más a mediano plazo, y no necesariamente de una situación de grandes y llamativos actos. Yo creo que es necesario implementar un proceso de visualización del país que permita que los muchachos marquen una ruta distinta a la que hoy tenemos.
—A las puertas de una nueva elección presidencial para el año 2024, nos encontramos con una sociedad que parece apática a todo el tema político e incluso con cierto rencor al sector opositor. Sin embargo, hay un llamado a primarias para elegir a un candidato único, en aras de unificar nuevamente a la población. ¿Qué retos enfrentará el candidato que resulte electo? ¿Cómo hacer que la sociedad vuelva a tener interés y esperanza en un líder político?
—A título personal, estoy totalmente de acuerdo con intentar llevar a cabo un proceso de primarias para elegir a un candidato único opositor. Creo que eso va a ser un proceso de construcción. Yo no le pondría plazo a eso al 2024. Creo que el 2024 será un hito en ese proceso de construcción, porque ese líder o líderes que van a salir de ese proceso electoral lo que tienen que hacer es reconstruir esa unidad dentro de la oposición, en torno a un conjunto de intereses que unifiquen todas esas visiones que existen sobre el país. Yo entiendo que es normal la diferencia de visiones. El problema es, que cuando tu tienes un objetivo trascendente común, tienes que doblegar estas visiones alternativas en función de luchar por el objetivo común. Esto lamentablemente no ha ocurrido.
—¿Podría ser el mismo sector opositor de la sociedad el que juegue en contra del candidato que resulte electo en primarias?
—Por eso es que el primer trabajo que va a tener ese candidato que resulte electo no es ganar las elecciones de 2024. Tiene que lanzarse en esa dirección, sin duda, pero el punto focal para él será unificar a la oposición. Solo esto permitirá construir una fuerza alternativa, que en algún momento existió, pero que actualmente no está.
—Vemos que hay muchas caras conocidas entre los candidatos a las primarias: Capriles, María Corina, Guaidó… ¿Cree que estas mismas caras que el pueblo venezolano ha visto en los últimos años tiene oportunidad de cambiar la visión política que tiene la sociedad actualmente o necesita la oposición una cara fresca, inusual, como podría ser Benjamín Rausseo?
—Pienso que se necesita a alguien que pueda generar un proceso unificador y uno percibe que los liderazgos que tradicionalmente han existido tienen serias dificultades para establecer este proceso de transición. Eso no significa que, en mi caso, vea a un outsider como un camino fácil tampoco, por el contrario, también enfrentaría otras dificultades. Al que le toque ser candidato tiene la difícil tarea de restablecer esas conexiones que hoy no existen, para luego conectar con el país. Tiene que ir conectándose con el país y al mismo tiempo con las fuerzas políticas que le van a apoyar para ganar unas elecciones.
@ErikaHDelaR