En 1999 y sin mayores pretensiones fue creada una pequeña empresa, Bancasa S.A., apuntando como dirección una casa en Los Naranjos de Guacara, en el centro occidental estado Carabobo, y que hoy solo exhibe el paso del tiempo.
Abandonada en medio de una urbanización clase media ahogada por la crisis venezolana, en su puerta unas mecedoras de madera corroídas y un adorno de Navidad se abren paso entre la vegetación que invadió el espacio.
Aquella dirección fue escrita por Manuel Joao Goncalves Pita, un portugués nacionalizado venezolano que entonces tenía 51 años y quien registró la empresa con una visión futurista al poner a uno de sus sobrinos, el pequeño David Pita Bracho -que entonces tenía 12 años de edad- como uno de sus dueños. Y el futuro se tomó su tiempo, pues Bancasa S.A. descansó en los archivos de aquel registro durante 15 años sin actividad alguna. Cero movimientos, cero balances financieros, cero cambios en su junta directiva o en su razón social, entonces dedicada al sector inmobiliario.
Hasta el salto cuántico al escándalo, de nuevo con la firma de Goncalves Pita ya no como dueño de esta, pero sí como el representante de Bancasa S.A. en un contrato firmado en 2019 en el que la empresa compró, por más de 68 millones de dólares, la bicoca de 104 lingotes de oro al Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden).
El documento fue filtrado a la prensa española desde la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil de ese país como una operación casi al margen, pero muy reveladora, de la investigación que ha deshojado una gruesa trama de negocios protagonizada por altos funcionarios del gobierno español encabezado Pedro Sánchez y que exhibe dos esquemas de corrupción: la primera, una gestión para la compra masiva de mascarillas, con sobreprecio, en el marco de la pandemia de Covid-19. La segunda, un esquema para la desviación de fondos a la hacienda pública española de por lo menos 182 millones de euros en negocios petroleros.
En ambas operaciones y en la investigación en general despunta el nombre de Victor de Aldama, un español identificado como el gran vaso comunicante entre funcionarios del gobierno de español como el ministro de Transporte, José Abalos, y descubierto como uno de los operadores detrás de la compra y traslado de los 104 lingotes de oro junto a la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez.
Entre los hallazgos de la investigación de la UCO se encuentran pantallazos del intercambio de mensajes instantáneos entre Rodríguez y Aldama, actualmente apresado por las autoridades españolas y figura que resulta clave para entender el involucramiento de Bancasa S.A en la compra de los lingotes de oro. Clave porque Aldama es amigo de David Pita Bracho, aquel niño de 12 años que era parcialmente dueño de la empresa hasta 2018, cuando con 31 años se hizo dueño de 100% de las acciones.
Los documentos también revelan que la operación de movimiento del oro -cuyo paradero es desconocido- que viajaría desde Moscú a Zambia entre el 29 de diciembre de 2019 y el 3 de enero, también fue seguida de cerca por Pita Bracho, quien daba cuenta de cada movimiento a Aldama.
Por Isayén Herrera. Más información en Armando.info.