Una mujer enardecida sostiene un paquete de harina de las cajas CLAP mientras grita ante la cámara que el producto viene con gusanos. “Esta es la maldita harina que vos dais”, se dirige a Nicolás Maduro, con el voceo y acento zulianos, en un video originalmente viralizado en TikTok. Pero a partir de ese punto se hace evidente una edición del clip original. Mientras se sigue escuchando, ahora en off, la voz de la denunciante, empieza a verse una transición con imágenes de ocho agentes de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) que montan sus motos para buscarla. Tocan la puerta de una casa. “Tun tun”, y por la mirilla se ve el rostro de uno de los uniformados. De inmediato aparece la misma señora, esta vez dando la espalda a la cámara, de frente a un paredón con el emblema de la GNB, como suelen presentar a los delincuentes capturados en operativos policiales, de modo de no exponer su identidad antes de un debido proceso judicial.
El video no termina allí, con esa lección de crimen y castigo. Sigue con evidencias de que la rebelde señora se ha regenerado. Ahora mirando a cámara, pide perdón: “Mi nombre es Iris Margarita Rincón Villasmil, de la cédula de identidad 16.919.722. El día 28 de julio me dejé influenciar por una persona de identidad colombiana la cual me pagó 50 dólares para que hiciera un video y lo subiera al TikTok ofendiendo a nuestro presidente Nicolás Maduro”, dice. “Yo recibo todos los beneficios que nos da; me encuentro en el comando de la Guardia Nacional Bolivariana, destacamento 111, puerto de Maracaibo. Le pido perdón a mi presidente Nicolás Maduro y al país”, concluye esta versión 2.0 de la autocrítica socialista forzada, de larga tradición en regímenes como el estalinista en la extinta Unión Soviética, o el castrista en Cuba.
El video, perfectamente editado en 59 segundos y que busca usar a la mujer como chivo expiatorio, criminalizándola en público antes de enfrentar un juicio adecuado, cierra con una coletilla que identifica al Destacamento 111 de la GNB, en el estado Zulia (fronterizo con Colombia). Ha venido circulando en las redes de ese cuerpo militar, así como en cuentas personales de la alta jerarquía de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, entre las que destacan las del comandante general de la Guardia Nacional Bolivariana y viceministro del Sistema Integrado de Policía, Elio Estrada, así como del recién ascendido coronel de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Alexander Granko Arteaga, jefe de la Dirección de Asuntos Especiales (DAE) de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), a quien, a manera de sanción, Instagram le suspendió su cuenta poco después. Se trata del poder del Estado –incluidos los cuerpos de seguridad y otras instituciones, pero también personalmente jerarcas del alto gobierno– que identifica en las redes sociales y busca en sus casas a los “enemigos de la patria”, en realidad y en todo caso, enemigos del régimen, no solo para capturarlos, sino para devolverlos a las redes mediante imágenes que resulten ejemplarizantes y escarmienten a quienes pretendan desconocer el dudoso triunfo de Nicolás Maduro, proclamado por la autoridad electoral que el chavismo controla.
La FANB en el municipio Maracaibo del estado Zulia, tras labores de investigación, análisis audiovisual y de trazas telefónicas, capturó a una ciudadana identificada como Iris Margarita Rincón Villasmil. pic.twitter.com/TlE2PZr9Xi
— CMDTE D-111 (@CmdteGN111) August 3, 2024
La misma noche del 28 de julio, tras el anuncio preliminar de resultados por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE), brotaron en Caracas y otras poblaciones del país protestas callejeras ante lo que muchos electores, y buena parte de la comunidad internacional, consideraron la primera señal de un fraude electoral masivo, con el que se despojó del triunfo al candidato opositor Edmundo González Urrutia. Los disturbios se han saldado hasta ahora con 24 muertes, y la represión desatada desde el régimen ya cuenta con más de 1.100 arrestos y 40 desapariciones, según la relación que lleva la organización Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea). Sin embargo, desde su atrincheramiento, Maduro y los cuerpos de seguridad no solo se han propuesto sofocar la revuelta solo a sangre y fuego. También con un nuevo poder suave: las redes sociales. Para infundir un miedo que contenga a la gente en sus hogares, producen contenidos que invariablemente contienen elementos que causan terror, no solo a través de las imágenes sino también con la musicalización.
En el arsenal de piezas audiovisuales se detecta otro patrón: la fábula suele desembocar en la expresión de arrepentimiento de los revoltosos. Es el caso, por ejemplo, de Johanna José Blanco Bravo en Achaguas, estado Apure, en Los Llanos occidentales de Venezuela; en videos de las redes sociales aparecía con cacerola y bandera en mano, agitando una manifestación. O de Jesús Gabriel Cedeño Bermúdez, a quien las autoridades exponen como el rostro detrás de una capucha que se podía divisar en una protesta en Puerto La Cruz, estado Anzoátegui, sobre la costa nororiental. “La oposición me contactó y me hicieron un pago de 800 dólares para que viniera al municipio Achaguas a protestar y a manifestar”, justifica la primera al final del video preparado por los cuerpos de seguridad. “Me dijeron pa’ir pa’la guarimba y prendimos el módulo de la casilla policial de Polisotillo”, confiesa el otro en un clip similar.
Para la presente entrega, Armando.info sistematizó cientos de posts, clips de video y otros mensajes colgados en redes sociales, hasta recolectar otros 20 videos, además de los ya nombrados, que durante estas últimas dos semanas de tensión política y conflicto en las calles han expuesto por las redes a 24 venezolanos, hombres y mujeres que participaron en las protestas, que luego fueron arrestados, fichados y forzados a pedir perdón frente a las cámaras de los organismos de inteligencia del Estado.
Más detalles en Armando.info.
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