“Solo invierte lo que estés dispuesto a perder”: tal es una de las máximas de quienes compran NFT o Non-Fungible Token, activos digitales encriptados que se han puesto de moda y que pueden incluir desde obras de diseño hasta música, videojuegos o documentos. Es un principio que también podría funcionar en las finanzas tradicionales.
Sin embargo, los conceptos de credibilidad y fiducia no parecen ser los mismos en este mercado de activos intangibles en Internet. Al menos es lo que se deduce mientras se van conociendo los detalles de un emprendimiento en el que inversionistas confiaron entre dos y tres millones de dólares, que ahora parecen perdidos o rumbo a generar un retorno mucho más exiguo que el prometido, al comediante venezolano Roberto Cardoso, mejor conocido como Bobby Comedia.
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El caso ha asomado en redes sociales, con expresiones de inconformidad y quejas abiertas de los dueños de los NFT que los acredita como holders del Comedy Monster Club (CMC), una iniciativa destinada a promover a comediantes venezolanos. Quienes se quejan, acusan a Cardoso -el rostro célebre en el esquema- de haber cometido un rugpull: el equivalente a un fraude, en términos naturales.
En 2021, él y los hermanos David y José David Roa anunciaron la creación de un club de comedia cuya membresía se adquiriría a través de monstruos. Usando como vitrinas publicaciones regionales como Forbes México o en video shows venezolanos, como Nos reiremos de esto o Escuela de nada, los founders promocionaron lo que sería “el primer y único club de comedia que propone como membresía un activo digital coleccionable NFT”, se lee en su portal web.
Por Johanna Osorio
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