Cansado de ver la crisis en la que estaba sumergido el país, Armando Cañizales, de 18 años de edad, decidió que lo único que podía hacer para tratar de cambiar las cosas era protestar. El 3 de mayo de 2017 el joven violista, miembro de la Orquesta Sinfónica Juvenil José Francisco del Castillo, perteneciente al sistema de orquestas, se plantó con los brazos abiertos ante un contingente de la Guardia Nacional Bolivariana, y fue entonces cuando un proyectil metálico que impactó en su cuello acabó con su vida en unos minutos. Tres años después de su muerte, el caso permanece impune ante la justicia venezolana. Sin embargo, no ha sido olvidado.
El informe presentado por la Misión de determinación de hechos sobre Venezuela de las Naciones Unidas reconstruyó paso por paso los acontecimientos, concluyendo que Cañizales fue víctima de una privación arbitraria de la vida y que la GNB estuvo involucrada. El documento señala además que el Ministerio Público paralizó el caso dos meses después del asesinato y los responsables siguen sin ser identificados.
“Nos sorprendió bastante que el caso de Armando sea uno de los que se menciona en el informe y también la forma en como fueron señalados los responsables; si bien no aparece ningún nombre, se acusa directamente al contingente de la GNB que estaba allí presente. Nunca esperamos un informe de tal magnitud, porque los otros habían sido diplomáticos hasta los momentos. A nosotros como familia esto nos dice que el caso no se olvida, a pesar de todas las trabas que ha impuesto la justicia en Venezuela”, manifestó a El Nacional Israel Cañizales, el padre de Armando Cañizales.
Impunidad en el caso
La Misión tuvo acceso al expediente de la investigación del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas. Allí se indicó que Armando Cañizales y su hermano se encontraban en la esquina de la avenida Río de Janeiro y la avenida Jalisco, en Caracas, cuando se oyó un disparo. El joven se desplomó y fue trasladado en una ambulancia al hospital Domingo Luciani, pero falleció por una herida en la región supraclavicular en el cuello.
Un video grabado unos minutos antes muestra al joven con los brazos extendidos hacia el contingente de más de 100 funcionarios de la GNB que llegaron al lugar para reprimir a los estudiantes.
El ministro de Interior del Régimen, Néstor Reverol, aseguró un día después que la esfera metálica que mató a Armando Cañizales fue disparada por los manifestantes. Dijo que se uso arma casera no convencional.
Esta versión fue desmentida en el informe de la autopsia, donde se estableció que la herida fue causada por una esfera metálica de 1,1 centímetros. Fue disparada por un arma de fuego, que entró por la base del cuello desde adelante.
Casi tres meses después de la muerte del joven, los fiscales asignados al caso fueron cambiados tras la llegada al Ministerio Público de Tarek William Saab. A partir de ese momento, abogados del Foro Penal comenzaron a presentar inconvenientes para acceder a la Fiscalía. La GNB nunca respondió a la solicitud del listado de los funcionarios que se encontraban presentes en el lugar de la muerte de Cañizales.
“Para finales de 2017 y principios de 2018, nos enteramos que dieron instrucciones verbales para que los fiscales no continuaran con la investigación”, indicó Israel Cañizales.
“Los representantes de la ONU se comunicaron con nosotros casi inmediatamente después de lo sucedido y hemos conversado con ellos algunas veces. En este informe se recoge parte de esa información. Nos sorprendió que pudieran hablar con testigos, ya que muchas personas que estaban allí se fueron del país porque los estaban persiguiendo. Lo que está en el informe es lo que sucedió. Estamos satisfechos porque al menos la narrativa hace honor a la verdad”, agregó.
“Fue a mansalva”
El padre de Armando recuerda que ese 3 de mayo de 2017 fue el único día que no acompañó a sus hijos a protestar. “Yo siempre iba a cuidarlos en lo posible, tanto a ellos como a los otros muchachos que conocía. Pendientes que no se expusieran más de la cuenta. Ese día no estuve”, relató.
Sobre las acusaciones de Reverol, aseguró que los jóvenes manifestantes nunca usaron un arma de fuego para defenderse.
“Solo vi muchachos ataviados con máscaras, guantes, lentes, escudos de cartón y latas. Para mala suerte de la vida, ese día el único que estaba solo al frente de la GNB era Armando, los demás estaban al fondo. A los otros muchachos asesinados en las protestas los agredieron cuando estaban en pleno apogeo. Armando estaba solo a mitad de la calle con los brazos abiertos y el disparo fue directo hacia él. Fue una cosa a mansalva”, afirmó.
Cañizales responsabilizó al régimen de Nicolás Maduro por lo sucedido. Aseguró que el alto mando tenía pleno conocimiento de lo que estaba sucediendo no solo en Caracas, sino en diferentes puntos del país.
“Yo siempre recuerdo que a esa hora, a las 3:30 pm del miércoles 3 de mayo de 2017, estaba Maduro en Miraflores bailando salsa. Ellos sabían perfectamente lo que estaba pasando y montaron su distracción para ocultar todo. Los GNB que llegaron allí ese día usaron la fuerza inmediatamente, aun cuando los muchachos que estaban allí simplemente estaban ejerciendo su derecho a protestar”, dijo.
Obligados a salir del país
Tras la muerte de Armando, su familia sufrió asedio por parte de los organismos de seguridad del Estado. Se se vieron en la obligación de dejar el país.
Todo comenzó el mismo día del entierro del joven, cuando cuerpos de seguridad se presentaron en el lugar para llevarse detenido al hermano de Armado, lo que fue impedido por las personas allí presentes. Luego del incidente, comenzaron a llegar las amenazas a través de llamadas y mensajes de texto.
“Un día, justamente saliendo de la Fiscalía recibí una llamada supuestamente de la oficina de la vicepresidencia ofreciéndome dinero, carro y casa. Por supuesto me negué. Esas ofertas siguieron llegando y decidimos salir de Venezuela. Además, corríamos el riesgo de que se llevaran a mi otro hijo. Afortunadamente estamos juntos, pero el proceso de recuperación es muy lento. En el caso de su mamá y el mío eso no tiene reparación, pero nuestro otro hijo tiene derecho a rehacer y planificar una vida; por eso nos jugamos la opción de salir del país”, contó.
¿Quién era Armando?
Armando Cañizales cumplió 18 años de edad el 3 de marzo de 2017, y al mes siguiente, motivado por la crisis que estaba viviendo el país en ese momento, le pidió permiso a su padre para salir a protestar.
“Él comenzó a ver las restricciones, el hambre, las colas, la escasez. Todo eso lo comienza a vivir y se da cuenta que sus compañeros tenían muchas restricciones. Incluso compartía su desayuno y almuerzo en el colegio porque sus compañeros no tenían que comer. Se formó su opinión porque no entendía por qué estaba pasando esto. Decidió que lo único que podía hacer para tratar de cambiar las cosas era protestar. Empezó a hacerse ciudadano de un país, donde se supone que había derecho a protestar. Era muy cómodo que ellos se quedaran en su casa, porque afortunadamente no tenían dificultades, pero decidieron salir por todas esas personas que sí estaban pasando mucho trabajo”, relató su padre.
Como músico, se dedicó a la viola Se formó en el sistema de orquestas. Además, junto con otros compañeros, organizó un grupo para tocar a niños en los hospitales y escuelas.
Pero Armando no solo era un músico entregado, también soñaba con ser médico. El día de su asesinato, antes de participar en la protesta, primero formalizó su inscripción en la facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela.
“Yo no sé de donde sacaba tiempo porque siempre estaba haciendo alguna actividad. Cumplía con sus estudios, la orquesta, tomaba clases de baile, tenía una novia, jugaba futbol y videojuegos. Tenía todos sus días ocupados. Además, era muy sobreprotector con su madre, la acompañaba a todos lados y estaba pendiente de ella. Era buen hijo, buen hermano, buen amigo”, añadió Israel Cañizales.
“El Estado debe pagar”
Aunque el caso actualmente está paralizado en Venezuela, el padre de Armando espera que en algún momento los culpables paguen por lo sucedido.
“Yo lo que quiero es que al menos el proceso continúe, bien sea ahora o en 20 años, pero la justicia debe actuar sobre los responsables, y si no hay responsables directos entonces el Estado debe pagar por lo que sucedió”, manifestó.
“Nosotros no sabemos quién es el culpable, sabemos quién es el responsable pero no el culpable y nunca lo vamos a saber. Esa persona tiene la oportunidad de seguir viviendo, se va a morir viejo, en su cama rodeado de nietos, despidiéndolo. En cambio a mí ni siquiera me dieron chance de decirle adiós a mi hijo. Apenas comenzaba a hacerse hombre, estaba saliendo de ser muchacho”, precisó.
La muerte de Armando, así como la de otros cientos de jóvenes asesinados durante las protestas de 2014 y 2017, se mantienen impunes. No ha habido justicia.
https://www.youtube.com/watch?v=KSM_LwA_nk8
https://www.youtube.com/watch?v=oviOqzKozik