Semáforos apagados, problemas de conectividad y negocios abiertos pero en penumbras: el apagón de este viernes en Venezuela es un déjà vu del que dejó a oscuras al país vecino por varios días en 2019, calificado entonces por el gobierno, al igual que este viernes, como un “sabotaje” de la oposición.
La falla eléctrica se produce cuando el país vive una crisis política luego de que el Consejo Nacional Electoral (CNE), cercano al oficialismo, proclamó ganador a Nicolás Maduro con base en unos resultados que aún se desconocen de forma desagregada, lo que es considerado por la oposición y varios países como una señal de “fraude”, denunciado por la Plataforma Unitaria Democrática, que insiste en la victoria de su candidato, Edmundo González Urrutia.
El apagón se produjo a las 4:50 de la madrugada (hora local) y afectó a Caracas y los 23 estados del país. Apenas 12 horas después comenzó a normalizarse el servicio eléctrico. Si bien al cierre de esta edición no había un balance oficial actualizado, usuarios en redes sociales daban cuenta de una recuperación intermitente en varios barrios de Caracas y en otros estados.
En su canal en Telegram, Maduro hizo un llamado a la “calma” y calificó la falla como “ataque criminal” del “fascismo”, como suele referirse a la oposición. “El fascismo desesperado ataca al pueblo, pero juntos superaremos esta nueva arremetida”, escribió el mandatario, quien no precisó dónde se originó el problema ni la magnitud del daño.
¿Por qué son frecuentes los apagones en Venezuela?
“El apagón es consecuencia de la falta de inversión y mantenimiento del sistema eléctrico nacional”, afirma en conversación con El Tiempo el abogado venezolano Mariano de Alba, quien vaticina que ese escenario podría empeorar por cuenta de la crisis actual.
“El gobierno de Maduro enfrenta un escenario muy complicado en sus relaciones con países con gobiernos democráticos. Esa presión y aislamiento internacional pone a la economía venezolana ante un panorama muy negativo, y ese es el principal problema de Maduro”, explica De Alba.
El único balance del cual se tenía conocimiento al momento de escribir estas líneas fue dado por Nicolás Maduro, quien informó que las fallas se presentaron por un ataque en la central hidroeléctrica del Guri, pero sin entrar en detalles.
Venezuela ya había sufrido una situación así. El último gran apagón se produjo el 7 de marzo de 2019, cuando buena parte del país estuvo cuatro días sin luz. En ese entonces, el Gobierno señaló a la oposición y a Estados Unidos y Colombia, liderados entonces por Donald Trump e Iván Duque, respectivamente, de un “ataque electromagnético”. Ese año el Gobierno denunció tres “sabotajes” eléctricos.
“Es un nuevo sabotaje eléctrico”, afirmó el ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez. “Lo vivimos en 2019, sabemos lo que nos ha costado recuperar el sistema eléctrico nacional desde entonces”, agregó.
El de 2019 coincidió, además, con uno de los peores momentos de la crisis económica en ese país, que dio paso a la dolarización de facto en el país.
Esta vez, organizaciones como Ve Sin Filtro reportaron que, en promedio, la conexión a internet cayó hasta el 20 por ciento en todo el país, lo que significa que ocho de cada 10 venezolanos se quedaron, al menos durante unas horas, sin poder acceder a redes sociales, medios digitales de pago y canales de comunicación electrónicos. El apagón, además, limitó –en algunos casos por completo– la señal telefónica.
Con el apagón, la red social X bloqueada desde el 8 de agosto y la conexión telefónica funcionando a medias, algunas versiones apuntan a que todo podría tratarse de una nueva movida del régimen para aislar aún más al país.
Analistas como Mariano de Alba señalan que si bien esas acciones sí pueden incomunicar a muchas personas en un contexto de altísima represión –se registraron 25 muertes y más de 2.400 detenidos durante protestas poselec-torales–, “incluso con un apagón la información crucial va a seguir saliendo porque el deterioro de la situación eléctrica en Venezuela tiene muchos años y hay parte de la población, aunque minoritaria, que cuenta con alternativas”.