En un largo reportaje publicado este viernes primero de mayo, la agencia de noticias AP aseguró que un plan de Cliver Alcalá para derrocar a Nicolás Maduro contó con el asesoramiento y liderazgo del ex militar estadounidense Jordan Goudreau, un veterano de guerra condecorado por su valentía en Irak y Afganistán, donde se desempeñó como médico de las fuerzas especiales.
En el texto, firmado por el periodista Joshua Goodman, la agencia señala que este plan era simple pero peligroso: unos 300 voluntarios fuertemente armados se colaron en Venezuela desde el extremo norte de América del Sur. En el camino, dice AP, atacarían las bases militares del país y provocarían un rebelión popular que terminaría con el arresto de Maduro.
Alcalá, que de acuerdo con AP era el líder del plan, actualmente se encuentra preso en Estados Unidos por cargos de narcotráfico.
La agencia indica que el fallido levantamiento se derrumbó bajo el peso colectivo de una escasa planificación, disputas entre los políticos opositores y una fuerza mal entrenada con pocas posibilidades de vencer.
«No vas a eliminar a Maduro con 300 hombres hambrientos y sin entrenamiento», dijo a AP Ephraim Mattos, un ex SEAL de la Marina de los Estados Unidos, quien entrenó a algunos de los posibles combatientes en primeros auxilios.
La planificación de la operación comenzó después de la revuelta del 30 de abril de 2019. Una semana después, algunos soldados y políticos involucrados en aquella rebelión se retiraron al JW Marriott de Bogotá. Allí, cuenta AP, se reunieron desertores militares acusados de narcotráfico, financieros turbios y ex funcionarios de Nicolás Maduro que querían redimirse.
Jordan Goudreau estaba en el encuentro. Entrevistados por la agencia indicaron que el hombre es un amante de la libertad y un guerrero talentoso.
Al final de su carrera militar, Goudreau fue investigado en 2013 por presuntamente estafar al Ejército de su país por 62.000 dólares. Él mismo aseguró que la investigación cerró sin cargos.
También trabajó como contratista privado en Puerto Rico después del huracán María. En 2018 creó Silvercorp USA, una empresa de seguridad privada.
El sitio web de esa compañía promociona operaciones en más de 50 países con un equipo asesor compuesto por ex diplomáticos, estrategas militares con experiencia y jefes de corporaciones multinacionales, ninguno de ellos mencionado.
Goudreau se negó a ser entrevistado. En una declaración escrita dijo: «Silvercorp no puede revelar las identidades de su red de fuentes, activos y asesores debido a la naturaleza de nuestro trabajo».
Inicios
AP explica que el trabajo de Goudreau en Venezuela comenzó en febrero de 2019, cuando trabajó de seguridad en el Venezuela Aid Live, organizado por el magnate Richard Branson.
De acuerdo con Drew White, ex socio comercial de Silvercorp, Goudreau regresó del concierto buscando capitalizar el creciente interés de la administración de Donald Trump en derrocar a Maduro.
Entonces le presentaron a Keith Schiller, antiguo guardaespaldas del presidente Trump, a través de alguien que trabajaba en seguridad privada. Schiller asistió a un evento de marzo de 2019 en el Club Universitario de Washington para donantes potenciales con el activista Lester Toledo, entonces coordinador del presidente (e) Juan Guaidó para la entrega de ayuda humanitaria.
En Bogotá, dice AP, fue Toledo quien presentó a Goudreau a un rebelde ex oficial militar venezolano en el que el estadounidense confiaría por encima de todos los demás: Cliver Alcalá, cabecilla de los desertores militares venezolanos y actualmente bajo custodia federal en Nueva York a espera de juicio.
Durante dos días de reuniones con Goudreau y Toledo en el JW Marriott, Alcalá explicó cómo había seleccionado a 300 combatientes de entre la multitud de soldados de bajo rango que abandonaron a Maduro y huyeron a Colombia en los primeros días del levantamiento de Guaidó, aseguraron tres personas que participaron en la reunión.
Alcalá dijo que varias docenas de hombres ya vivían en tres campamentos que mantenía alrededor de la península de La Guajira, que Colombia comparte con Venezuela, dijeron los tres.
Goudreau le dijo a Alcalá que su compañía podía preparar a los hombres para la batalla, según las fuentes. Las dos partes discutieron las armas y el equipo para el ejército voluntario. Goudreau estimó un presupuesto de alrededor de 1,5 millones de dólares para una operación de ataque rápido.
De acuerdo con AP, los enviados de Guaidó, incluido Toledo, terminaron el contacto con Goudreau después de la reunión de Bogotá porque creían que era una misión suicida.
Goudreau regresó a Colombia con cuatro asociados, todos ellos veteranos de combate estadounidenses, y comenzó a trabajar directamente con Alcalá.
Sin éxito
AP señala que muchos vieron imprudente el plan, que además al parecer no contó con un apoyo serio de Estados Unidos.
«No había posibilidad de que tuvieran éxito sin la intervención militar directa de los Estados Unidos», dijo Mattos a la agencia.
AP asegura que no encontró indicios de que funcionarios estadounidenses patrocinaran las acciones de Goudreau ni que Trump haya autorizado operaciones encubiertas contra Maduro, algo que requiere notificación del Congreso.
No está claro dónde Alcalá y Goudreau obtuvieron su respaldo, y el dinero recaudado para la iniciativa parece haber sido escaso.