1. Hay quienes sostienen que la política es el arte de la dominación de las personas. Otros dicen que es el arte de la manipulación. Y otros sostienen que es el arte de conquistar adeptos a partir de las convicciones personales, es decir, cero dominación y cero manipulación.
2. Todos esos criterios son relativamente válidos. Sin embargo hay un criterio que me gusta más. Se lo escuché a mi profesor Roberto Izurieta durante mi maestría de Gerencia Política en The George Washington University.
3. El decía que “la política es el arte de surfear”. Los políticos de cualquier lugar del mundo tienen un propósito común: conquistar el poder del Estado. Las diferencias comienzan en las estrategias que despliega cada quien para lograr el objetivo, y en el uso que cada quien quiere dar al poder que conquisten.
4. Pero conquistar el poder y mantenerse en el mismo depende del conocimiento y dominio de las realidades. Y justo en este punto está la diferencia entre los políticos que tienen éxito y los que fracasan. Es allí donde tropezamos con la gran ola.
5. El pasado domingo estuve en una playa de Florida. Me llamó la atención la cantidad de personas que estaban surfeando. Fue inevitable recordar a Roberto.
6. Me di cuenta que los surfistas nunca retaron a las olas, nunca intentaron navegar chocando contra ellas. De haberlo hecho, con toda seguridad iban a ser revolcados. Las olas eran su “realidad”. Y hacían todo lo posible para evitar el choque. Luego hicieron lo que tenían que hacer: se montaron en la cresta de la ola, y aprovechando la energía de la misma comenzaron a navegar en la dirección de su objetivo. Ellos eran auténticos “políticos”.
7. Los árabes que conquistaron España durante 8 siglos lo hicieron con un ejército muy modesto. Ellos descubrieron que muchos de los reyezuelos españoles o aspirantes al trono eran vulnerables ante la oferta de dinero y joyas. De manera que los soldados árabes iban detrás de las bestias cargadas de dinero. Finalmente, muchos españoles terminaron convertidos al Islam. Y así lograron dominar aquel vasto territorio.
8. Hernán Cortés, durante la conquista de México, se da cuenta que el imperio azteca era más poderoso y sanguinario que las tropas españolas. Para evitar la huida de sus soldados aterrorizados, decide quemar las naves. No hay regreso a España. A continuación toma la decisión de no confrontar directamente a aquel elefante político y militar, y se convierte en azteca. No se le ocurrió la fanfarronada de decir: “Montezuma vete ya”. Más bien aprovechó inteligentemente su condición de azteca advenedizo para comenzar a minar a aquel imperio. Finalmente, logró comerse al elefante en rodajas. Una vez más la inteligencia derrotaba a las armas.
9. Tanto árabes como españoles (al igual que todos los imperios en el mundo) tuvieron algo en común: el dominio inteligente de las realidades. Supieron surfear. No violaban un principio de la política y de la guerra: nunca pelees en el terreno donde el enemigo es más fuerte que tú. Evítalo. Por el contrario, aprovecha todas las rendijas que se presenten, sus debilidades, sus errores, sus contradicciones. Móntate hábilmente en su cresta hasta lograr el objetivo.
10. Aprender a surfear es la prueba de fuego de cualquier político en cualquier lugar del mundo. Y los venezolanos no podemos ser la excepción.