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Análisis de entorno: Un escenario fantasioso que se convierte en realista

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Uno de los escenarios, que al principio podía haber parecido fantasioso, se ha ido consolidando como el que mejor explica la evolución de los acontecimientos desde agosto o septiembre del año pasado.

Donde el gobierno de Nicolás Maduro y sus allegados cercanos como los hermanos Rodríguez y el fiscal Tarek William Saab, habiendo comprendido desde entonces que las elecciones presidenciales que podían llevarse a cabo en 2024 las tenían prácticamente perdidas, comenzaron una estrategia privada para en forma velada favorecer el avance de la oposición, mientras negociaban su salida con EE UU. 

Algunas encuestas de esa época le daban a Maduro entre 11% y 9,3 % de los votos, mientras a María Corina Machado, entonces candidata opositora, le daban en el orden de 90% de los votos.

Esta estrategia comenzó con la creación del buffer zone de cinco meses entre la elección del 28 de julio del 2024 y la entrega efectiva del poder el 10 de enero de 2025, teniendo en cuenta que durante ese lapso podrían negociarse ciertos beneficios para aquellos, como Diosdado Cabello y los generales, pues los de ellos ya habían sido prenegociados con el gobierno de los Estados Unidos.

Los acuerdos eran para entregar el poder y quedar a salvo de castigos mediante un golden parachute que les permitiría radicarse en lugares como Estambul, Dubai y Ciudad de México según la necesidad manifestada por cada uno de los involucrados. 

Las primeras señales de que algo distinto estaba ocurriendo en el gobierno fue el conjunto de permisividades y algunos «errores» que favorecían el avance de la oposición que iban desde haber permitido la realización de las primarias, la selección del candidato Edmundo González Urrutia, y su posterior presencia en el tarjetón electoral. Además de un día de elecciones tranquilo donde no se presentaron los usuales problemas de puntos rojos o bandas motorizadas.

Mientras el discurso oficial era muy agresivo hacia la oposición, las permisividades habilitaban el avance y dejaban a la vista dos grupos internos en el chavismo: 

  • el que llamamos los institucionales que estaban dispuestos a reconocer haber perdido las elecciones y trabajar durante el buffer zone espacios que les permitiera abandonar decorosamente el poder, y reconstruir el chavismo manteniendo los espacios de poder que podían darles la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia;
  • mientras que el otro grupo al que llamamos los radicales que no estaba incluido en las negociaciones sostenidas por los institucionales con el gobierno de Estados Unidos, si bien sospechaban algo (porque las acciones violentas que obstaculizaban la campaña opositora eran siempre ejercidas por ellos), los institucionales no se «ensuciaban las manos» y agredían a la oposición solo de palabra, pero no los tocaban «ni con el pétalo de una rosa».

Esta situación que fue profundizando la desconfianza entre las dos cabezas, Nicolás Maduro por los institucionales y Diosdado Cabello por los radicales, alcanzó su punto crítico a las 4:00 pm del 28 de julio cuando los sistemas mostraron una proporción de votos a favor de Edmundo González Urrutia que hacía casi imposible revertirlo con ninguna «marea roja» de último momento, como había ocurrido en el pasado. 

Y lo más importante es que no se estaba cumpliendo la promesa que les había hecho el gobierno de Nicolás Maduro de «ganar con seis millones de votos, contra cinco millones de la oposición».

El juego hubiera salido bien y se hubiera reconocido la victoria opositora, si no fuera que Diosdado Cabello y su grupo radical se hubieran opuesto de forma firme y violenta, asumiendo, a partir de ese momento, la jefatura y control de la revolución, con todas las derivaciones de violencia y represión que condujo a la muerte, captura, y tortura de más de 2.200 personas, incluyendo 115 menores, en un lapso de dos semanas. Fue lo que se llama un “golpe seco”.

Las declaraciones de Nicolás Maduro, previas al 28 de julio sobre el «baño de sangre», en su momento, pretendieron ser solo amenazas vacías, pero a partir de la toma de control por parte de Cabello pasaron a ser una realidad la cual dejaba siempre como responsable visible a Maduro debilitando aún más su posición personal frente a la Corte Penal Internacional como la cara visible de todo lo que fuera a pasar a partir de ese momento, frente de la cual ya tenía dos casos abiertos -Venezuela 1 y Venezuela 2- y con esto se abría un tercer caso.

Lo cual llevó a que el organigrama real del gobierno y el cuadro de poder dejar a Cabello como la máxima autoridad, subordinando al presidente y su equipo, y rodeándolo de tal manera que no pudiera volver a contactarse -al menos sin supervisión o testigos- con aquellos que le habían garantizado inmunidad. El hecho de que Cabello no hubiera asumido la presidencia se debió principalmente a que no era el momento de dar un golpe visible si se podía mantener la institucionalidad, pero esta vez bajo su absoluto control.

Por eso decidió asumir la cartera de Relaciones Interiores en el gabinete y desde esa silla asegurarse el control de la toma de decisiones, sabiendo que en las semanas siguientes iba a ir desmontando las estructuras de poder bajo control de Maduro y sustituirlas por las suyas propias, hasta que cayera, en sus manos, por su propio peso, la cadena de sucesión presidencial cuyo primer eslabón es la vicepresidencia ejecutiva y el segundo la Asamblea Nacional, ambas en manos de los hermanos Rodríguez.

Esta semana ya vimos cómo se reemplazó el alto mando y se le quitó a Maduro todo contacto con el sistema de mando militar, sin tocar al ministro de la Defensa por ser parte activa, ya desde el principio, del grupo llamado los radicales. La Dgcim y el regimiento Guardia de Honor quedaron en manos de alguien que responde a Maduro como lo hacía su antecesor.

Y pronto veremos sustituciones en posiciones clave relacionadas con el tema económico y con la industria petrolera para ya asegurarse que no haya ningún cable suelto que pudiera escapar al control de la nueva jefatura de la revolución.

El caso de Elvis Amoroso, responsable, como contralor general de la República, de la inhabilitación de María Corina Machado, y ya como presidente del Consejo Nacional Electoral del desconocimiento de los resultados electorales hay que considerarlo cuidadosamente pues si Maduro se convirtió en el rehén de lujo de la revolución, Amoroso ahora también pasó a esa categoría.

Pues dicen que fue detectado intentando salir del país rumbo a España, sin haber podido contar con el apoyo de la embajada española porque debido a la cercanía del embajador con el chavismo (y Rodríguez Zapatero), hubiera sido delatado y encarcelado sin la opción que ahora tiene de seguir apareciendo y sonriendo, cuando en realidad ahora es parte de los enemigos de la nueva etapa de la revolución.

Según este escenario que a cada momento que pasa deja de ser fantasioso y se convierte en realista, los siguientes pasos deben estar asociados a una mayor radicalización en todos los ámbitos, incluyendo el económico y petrolero, y cortando relaciones formales con todo país que se declare medianamente neutral. 

Por ejemplo, el tema de haber pedido disculpas a Lula y a Petro no fue del agrado de la nueva conducción, así que es posible que también en las relaciones exteriores haya cambios importantes. Trascendió que esta purga mayor alcanzaría a los distintos ámbitos del sistema judicial como para asegurarse que no haya ningún desvío institucional en el nuevo camino de la revolución que se prevé sea estrictamente radical… y que la cadena de sucesión, quede totalmente en manos de los nuevos jefes.

María Corina Machado

María Corina Machado, líder del Movimiento Democrático en Venezuela, habla por video durante la Cumbre Anual Concordia 2024 en el Sheraton New York Times Square el 25 de septiembre de 2024 en la ciudad de Nueva York. Foto: John Lamparski/ Getty Images para Concordia Summit/ AFP

Político

Para tener un corte de la situación política interna en Venezuela a octubre de 2024 podría resumirse de la siguiente manera:

  • crisis electoral y política, donde la elección presidencial de julio de 2024 resultó controvertida, con denuncias de fraude y la oposición cuestionando los resultados. El régimen de Maduro ha mantenido su control sobre el Consejo Nacional Electoral (CNE), impidiendo una verdadera transparencia en el proceso electoral, y la oposición ha tenido dificultades para participar plenamente en el proceso, con algunos líderes como María Corina Machado enfrentando medidas de inhabilitación y riegos de vida, y con el presidente electo González Urrutia en el exilio, esperando para tomar posesión del cargo el 10 de enero de 2025;
  • represión y conflicto social como respuesta a las protestas poselectorales con una estrategia de represión violenta, incluyendo arrestos masivos y violencia contra manifestantes. La situación ha generado una gran polarización social en el país, con la oposición enfrentándose al régimen chavista, donde se han registrado muertos y heridos, lo que refleja la gravedad de la crisis política;
  • ahora, desde lo internacional, la comunidad internacional ha cuestionado los resultados electorales y ha llamado por una solución pacífica a la crisis. Con Estados Unidos -único actor con capacidad de inducir cambio y transformación- ha mantenido una postura crítica hacia el régimen de Maduro, pero también ha buscado diálogos para resolver la situación. Otros países han seguido políticas mixtas, algunos (los menos y en general los del llamado “eje del mal”) reconociendo a Maduro como presidente legítimo, mientras otros mantienen su reconocimiento a Edmundo como ganador de las elecciones;
  • la situación económica y social de Venezuela continúa enfrentando graves problemas económicos y sociales, incluyendo escasez de alimentos, medicinas y servicios básicos; y la migración de venezolanos a otros países sigue siendo un tema relevante, afectando directamente a la población del país.

El régimen de Maduro mantiene su control sobre el poder, enfrentándose a una fuerte oposición que cuestiona su legitimidad, con una situación marcada por represión, conflicto social y una grave crisis económica y humanitaria, con implicaciones regionales e internacionales significativas.

Social

Si tuviéramos que hacer un corte a septiembre del 2024 sobre la situación social en Venezuela podríamos concluir que la crisis política desatada por las elecciones ganadas ampliamente por la oposición, pero no reconocidas por el gobierno, que está avanzando sobre la retención del poder “a cualquier costo”, se ha convertido en una crisis económica y social que afecta a toda la población y que sigue siendo tensa y controvertida. 

A partir del 28 de julio se profundizaron todos los temas relacionados con la electricidad que tienen que ver con el transporte y distribución de agua potable, con el transporte subterráneo, con las refinerías petroleras, con la producción petrolera, con los sistemas de iluminación y servicios a los distintos niveles, residencial, comercial, industrial, e industrial pesado, y que se afecta al sistema de salud por el tema de los hospitales y la dependencia electrointensiva de casi todos los sistemas de salud, especialmente los críticos e invasivos. 

También hay un ambiente de temor e inseguridad a partir de una ola represiva en la cual el gobierno parece decidido a imponer su posición y gobernar, desde ahora en adelante, “por las malas”. Sin que eso haga que la oposición disminuya su percepción negativa y de repudio hacia el chavismo y lo que eso significa. 

El mero hecho de que no estén en la calle no significa que haya un cambio de actitud en la gente, sino que ahora lo tienen guardado y el gobierno ya no puede saber más quiénes son, y dónde está esa gigantesca masa que, en todos los estados del país, le dio la victoria electoral a Edmundo González Urrutia. 

Se dice que el 28 de septiembre fue el día con mayor número de protestas documentadas coincidiendo con la convocatoria liderada por María Corina Machado y otros líderes que apoyaron esa convocatoria, no solamente en Venezuela sino en cientos de ciudades en todo el mundo, en una gran masa, en una gran cantidad de países que, simultáneamente, se hicieron oír. 

Porque las protestas y demandas sociales, si bien por primera vez en mucho tiempo tienen el liderazgo visible de María Corina Machado y la posibilidad del reemplazo de gobierno en la figura del presidente electo Edmundo González Urrutia, la respuesta del gobierno no estuvo orientada a intentar ganarse a esa población, tal vez entendiendo de que ya era tarde para intentarlo y que no había vuelta atrás.

Por lo que lanzó lo que se llamó la operación Tun Tun donde las fuerzas de seguridad van de puerta en puerta buscando arrestar a manifestantes, militares, funcionarios y miembros de la oposición de todo tipo, acusándolos de terrorismo y de fomentar un golpe de estado, lo que condujo a que más de 2.200 personas hayan sido detenidas con 23 muertos y 48 heridos además de los 115 menores mencionados anteriormente. 

Con la idea manifestada por Diosdado Cabello de extender la operación Tun Tun fuera del país habiendo creado unos grupos para actuar internacionalmente contra aquellos que desde el exterior puedan promover acciones para defender los resultados electorales. Ver el caso del militar Ojeda que fue asesinado en Chile…

El impacto de todo lo anterior sobre las sensaciones y las vivencias del pueblo de Venezuela, tienen una mezcla de desesperanza y frustración por no haber logrado en forma pacífica el cambio de gobierno sin haber perdido la esperanza de que, a pesar de la adversidad, una mayoría abrumadora de venezolanos está lista para ese cambio. 

Porque el sentimiento de cambio es palpable en todo el país a pesar de los apagones, la escasez de gasolina y el acoso brutal del régimen de gobierno que impera hoy en Venezuela; donde el peso de la gobernabilidad se movió desde lo institucional, hacia los radical; inclusive en el cambio del referente de mayor poder dentro del país.

Y no hay que perder de vista la división entre partidarios del gobierno y opositores con una polarización extrema, donde la manifestación pública o la confesión pasan a no tener ningún valor, por ser siempre bajo coerción o amenazas de muerte; o sea que, perfectamente, alguien que se declare chavista y lo manifieste o lo firme, puede perfectamente ser antichavista y sacarse la etiqueta en el momento crítico donde sienta, o bien que su vida ya no corre peligro, o bien que ya no hay ninguna otra opción que no sea el peligro. 

Y si bien siempre se mantiene la conciencia sobre la importancia de la convivencia y algunos líderes de la sociedad civil trabajan para fomentar o identificar valores compartidos entre los venezolanos; más allá de las divisiones políticas, esto está resultando difícil porque la radicalización no admite razonamiento, y porque el sentido común ha sido desplazado por el voluntarismo de sostener el poder en manos de quien no es reconocido ni siquiera por su propio pueblo.

En el tema eléctrico, seguir haciendo lo mismo, no debe ser una opción. Foto: Pixabay

Económico

Esta semana volvió a la palestra el tema del sistema eléctrico, pero, como ha sido habitual, lo hacen en un ambiente de improvisación e inmediatez que va a llevar a destruir, aún más aceleradamente, lo poco que va quedando.

Para hacer las cosas bien, habría que generar una hoja de ruta para el futuro del Sistema Eléctrico de Venezuela (SEV), que sirva de referencia permanente para el proceso de toma de decisiones políticas, jurídicas, tecnológicas, financieras, operacionales y de servicio.  Y que permita converger en un sentido de dirección estratégico, para que, a partir de un conjunto de premisas, las decisiones que estén alineadas con ellas, sean las que se aceptan, y las que no, las que se rechacen. 

Proponemos desarrollar un mapa estratégico para transitar desde el aquí y el ahora, hacia un futuro virtuoso donde la energía eléctrica esté disponible según se necesite. Para esto hace falta experiencia en planificación estratégica, especialmente la aplicada al sector eléctrico venezolano, por parte de profesionales que lo conozcan bien y que puedan agregar un valor sustancial y diferenciado.

Para emprender un proyecto de la profundidad  y compromiso del que tenemos en mente, es fundamental contar con la voluntad política y el compromiso del más alto nivel, principalmente porque los cambios de enfoque y aproximación a las soluciones que creemos que hacen falta, van a requerir de revisiones a los marcos conceptuales, y posiblemente se enfrenten a preconceptos de planificación y diseño de sistemas eléctricos, que resulten disruptivos para el pensamiento imperante, que se percibe en los profesionales del área.

Debido a lo cual, si se quisiera arrancar en forma inmediata (como lo han manifestado esta semana que pasó) deberían poder contar con el apoyo de la oposición y del nuevo gobierno, porque las inversiones y disposición de tecnología, requerirán de un marco de confianza y legalidad del que hoy no se dispone. 

Además de que seguramente, cualquier consorcio serio de los tantos que se presentarán para atender las diferentes áreas geográfica y funcionales (distritos eléctricos les llamamos) va a requerir de un marco de acuerdo para resolver los distintos perfiles de deuda exigible y embargable, como para evitar que cualquier tipo de activo pueda ser sujeto de embargo… o que la misma revolución, como ya tantas veces lo ha hecho en el pasado, cambie de idea y se quede con todo… en fin… del dicho al hecho hay mucho trecho.

En el tema eléctrico, seguir haciendo lo mismo, no debe ser una opción, sino todo lo contrario; habrá que trabajar sobre cambios en la ley eléctrica y en la institucionalidad organizativa y funcional, repensar la distribución geográfica, la matriz energética y los pesos relativos de las energías primarias disponibles, reales y potenciales; así como un nuevo mapa de actores, públicos y privados, con el criterio de alta concentración, con máxima descentralización del proceso de toma de decisiones y operación.

Como se desprende de lo mencionado, habrá que hacer un énfasis inicial en decidir el sentido de dirección más adecuado no solo para el presente, sino para el devenir, con el o los escenarios más probables. El resultado de estas decisiones deberá estar documentados en un white paper, y confirmados formalmente por las instancias de poder vinculantes. Sin duda, habrá que considerar las sanciones americanas, buscando los espacios de flexibilidad que hagan de este, un plan realista, y una hoja de ruta viable.

No se puede desconocer, que mientras se piensa el futuro, al mismo tiempo se está viviendo una emergencia/contingencia eléctrica, cuyos objetivos de solución, son diferentes y hasta antagónicos con los objetivos estratégicos. 

La crisis debe trabajarse en paralelo, con el enfoque de la sala de emergencia de un hospital o el de un incendio cuando los bomberos actúan. Es la minimización del impacto, y el de la priorización de las zonas más críticas. Se trata de reusabilidad crítica, de supervivencia y de lograr la estabilización de coyuntura, hasta que se incorpore a la solución estratégica. O sea que se manejarán en paralelo con objetivos diferenciados, pero con una base común de recursos disponibles, y de conocimiento. 

Habrá que trabajar en una estrategia evolutiva con una visión del futuro eléctrico/energético del país, manejando la emergencia en paralelo; manteniendo información cruzada entre lo estratégico y la emergencia, pero sin que una influya sobre la otra. 

Hay que trabajar en un diseño de alto nivel, elaborando una arquitectura general del SEV con definiciones gruesas que sirvan de referencia y límites máximos a las decisiones. Debería cubrir los aspectos jurídicos, tecnológicos, humanos, financieros, territoriales, operacionales y de servicio. 

También los roles de Corpoelec y del Ministerio, su organización, así como los nuevos actores aguas arriba, aguas abajo y laterales. Debe considerar las fuentes de energías primarias y la matriz energética.

Luego debería avanzarse en un diseño conceptual que consiste en el primer nivel de detalle a la arquitectura, topología de la red, fuentes de generación y energías primarias; localización geográfica, inserción en las comunidades, y acuerdos de operación. Figuras jurídicas, fuentes de financiamiento, y acuerdos de operación.

Y posteriormente la implantación que consiste en la puesta en perspectiva de las condiciones que se logren, proponiendo los ajustes y cambios a las leyes y decretos, directos y colaterales, para alinearlos a la decisión y compromiso político, así como al sentido de dirección.

Y no hay que perder de vista los que llamamos quick fixes, que en la medida que se avanza en paralelo con el manejo de la emergencia y el desarrollo estratégico, se irán encontrando oportunidades de victorias tempranas, en situaciones puntuales que no deberían cambiar, independientemente de lo que resulte de la estrategia. 

El manejo de la emergencia no solo debe ser una fuente de soluciones inmediatas, sino también de obtención de información crítica para la formulación de la estrategia. Hay dos temas que podrían utilizarse como pilotos y como lotes de prueba, por la relevancia puntual y estratégica que representan, que son Maracaibo y los barrios de Caracas.

Internacional

Para ponernos en contexto de las derivaciones del problema entre Irán e Israel y EE UU, hay que entender cuál es nuestra situación relativa, y las posiciones que pudieran adoptar las partes en conflicto, con respecto a Venezuela y su rol, y su grado de incidencia -positiva o negativa- con respecto a EE UU, para quienes, en la actualidad, seguimos siendo (desde diciembre de 2014) “una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad interior de EE UU”.

Por ejemplo, ha sido de pública difusión por parte del gobierno de la existencia de drones iraníes en Venezuela, que en 2012 confirmó que había establecido una línea de producción de drones en el país y que ha estado involucrada en su desarrollo y producción. Se han fabricado modelos como el Mohajer-2 (conocido localmente como Arpia o ANSU-100) y el ANSU-200, que son similares a los diseñados por Irán.

La empresa estatal Cavim (Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares) ha sido responsable de la producción de estos drones en Venezuela, y se lleva a cabo principalmente en la base aérea Libertador, ubicada en Maracay, y en una fábrica de Eansa (Empresa Aeronáutica Nacional, S.A.), un joint venture entre Conviasa y Cavim, con una estrecha cooperación técnica y financiera con Irán

Tampoco hay que perder de vista que Venezuela ha mantenido una estrecha cooperación con Irán en este campo, con el programa de drones en Venezuela que comenzó entre 2006 y 2007 con la firma de acuerdos de cooperación militar ocultos bajo convenios comerciales de confidencialidad. Los primeros drones iraníes fabricados en Venezuela estuvieron listos alrededor de 2011.

Aunque los drones son diseñados por Irán, Venezuela ha estado trabajando para desarrollar capacidades locales, se han modernizado y artillado algunos modelos en Venezuela por Eansa, buscando obtener capacidad similar a Irán en el futuro.

Toda la información de mas arriba, es pública y se obtiene de diferentes sitios web de libre acceso.

Debido a sus relaciones con grupos como Hezbolá y Hamás, Venezuela es considerada un potencial peligro para la región en temas de terrorismo, así como el papel que le asignan en el narcotráfico y la corrupción. Estas actividades se ven en parte relacionadas con el movimiento bolivariano y su expansión regional, aunque es importante notar que no todas las acciones del gobierno venezolano están necesariamente relacionadas con el terrorismo.

La situación es compleja y objeto de debate internacional, ya que mientras algunos países ven en Venezuela una amenaza, otros argumentan que estas acusaciones son exageradas o sin fundamento. La comunidad internacional sigue monitoreando la situación con gran atención, y, debido a la vulnerabilidad institucional que se profundizó con lo de las elecciones presidenciales del pasado 28 de julio, es posible que eso, y la elevación de la escala del conflicto en Medio Oriente, pueda llevar a que aparezcan en escena situaciones inéditas que cambien para siempre el ritmo en el que se había acostumbrado a moverse la región. 

La propuesta uruguaya de pasar de las declaraciones a la acción tiene varias acepciones, ninguna de las cuales pareciera que será “más de lo mismo”.

Recomendación

  • Al gobierno: que en el tema eléctrico no le suelte al sector privado la solución de un tema como el eléctrico, sino que coparticipe en la primera etapa de modelación, de forma tal de que, recién entonces, se pueda comenzar a trabajar en lo que a los privados compete que es la construcción, operación y prestación de un servicio seguro y de calidad. El profundo deterioro en el que ha caído el SEN, hace que su rescate sea poco probable, y que en realidad haya que diseñar uno nuevo en función de tratarse de un país que es 20% de lo que supo ser.
  • A la dirigencia opositora en la figura de María Corina Machado: que continúe con la resistencia pacífica, y que siga liderando las protestas y manifestaciones pacíficas, aprovechando el apoyo popular para mantener la presión sobre el gobierno. Y que trabaje en la unificación de los diferentes grupos opositores para presentar un frente común más fuerte contra el gobierno. Que continúe denunciando las injusticias y violaciones de derechos humanos cometidas por el régimen, buscando el apoyo de la opinión pública internacional. Y que, a pesar de las amenazas, Machado debería seguir presente en Venezuela, demostrando su compromiso con la causa y su disposición a arriesgar su libertad personal, mientras continúa buscando apoyo internacional para aumentar la presión y obtener apoyo económico y político para la oposición.
  • A la dirigencia empresarial: que haga un ejercicio de introspección porque deben estar muy seguros sobre los pasos que den, de ahora en adelante, en la relación, más que estrecha, de los dirigentes empresariales con el gobierno; en especial con la vicepresidencia económica. Hoy, para evitar errores debería plebiscitar las decisiones, pues estamos frente un potencial crack de la gobernabilidad, y que los actores públicos que hoy están, pareciera que no tienen la capacidad de sostenerse. Esto es: pensar dos veces antes de responder.

 

 

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