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Análisis de entorno: ¿Será que destruir se ha hecho ya parte de nuestra cultura?

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Cuando el chavismo llegó al poder se propuso, desde su juramento presidencial –“juro sobre esta moribunda Constitución”- la destrucción de las estructuras existentes. Tomadas una a una, hoy casi 25 años después, el objetivo se logró porque no hay una sola piedra sobre piedra de lo que había antes. Y en números duros esto puede apreciarse en tener un PBI que es 15% del que había a finales de 1998, y un suministro eléctrico de 10% de la capacidad que había entonces.

Por la misma época, unos teóricos del manejo de la pobreza, Hart & Milstein, hablaban de la “destrucción creativa de las estructuras existentes”, pero, en principio, se referían a estructuras mentales y modelos de negocio. Entendían que, si no se cambiaba la aproximación al mercado y las estructuras de producción y distribución, sería muy difícil incorporar a la economía a esa gigantesca masa de pobres que había en el mundo, que rondaba al 60% de la población mundial.

Esos objetivos de poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida, también eran coincidentes con los del Banco Mundial, y sus 140 países clientes. “Durante casi 25 años, el número de personas que viven en la pobreza extrema —con menos de 2,15 dólares al día— disminuyó constantemente. Sin embargo, la tendencia se interrumpió en 2020, cuando la pobreza aumentó debido a las alteraciones causadas por la crisis del covid-19 y los efectos de los conflictos y el cambio climático, que ya habían estado desacelerando la reducción de la pobreza”.

En nuestro caso, la pobreza aumentó, y adquirió características estructurales que la anclaron en la base de la pirámide, con pocas probabilidades de recuperación. El que caía en la pobreza, o bien ya se quedaba ahí, o bien se iba del país.

Y, llevado a un extremo, el concepto de destrucción de Hart & Milstein, se parecía más a sustitución… reemplazo de una estructura por otra mejor. En nuestro caso, no hubo reemplazo, sino solo destrucción. Y no hay mucho que calificar, sino dejar al lector que tome una fotografía mental de la Venezuela de 1998, y la compare con la Venezuela de esta Navidad de 2022.

Porque en realidad el chavismo en el poder podría haber tomado lo que había y mejorarlo; pero se decidió hacer lo contrario. Entre el silbato de despidos en Pdvsa, hasta los exprópiese generalizados, pasando por la innecesaria nacionalización de la electricidad; y terminando por dinamitar la relación con nuestros amigos leales desde siempre, que fueron los EE UU.

Lo cierto es que hoy estamos peor que entonces por no haber tenido la conciencia de preservar y mantener; y menos que menos de invertir… todo fue gasto y depredación.

Lo anterior quisiera que sirviera como marco y referencia de lo que está pasando con la dirigencia de la oposición hoy, que están dinamitando la estructura que, por primera vez, y desde 2019, nos mantiene alineados y conectados con el mundo que conocíamos hasta 1998. Ese mundo del cual poco a poco nos fuimos aislando y que hoy estamos en las puertas de cortar los hilos que nos unen con ellos.

Se estaría destruyendo la estructura del interinato, arrastrando con eso una arquitectura de relaciones que mantiene conectados fondos y activos en el exterior, así como relaciones institucionales, que quedarían a la deriva, y sin dolientes formales, que defiendan los intereses de los venezolanos en el exterior. Sin considerar que, en el tiempo entre la destrucción de esa estructura, y la posibilidad de que una organización alternativa tenga reconocimiento, quedamos vulnerables ante los cientos de demandas por cientos de millones de dólares que pudieran ser ejecutadas. Pues solo el interinato tiene la representatividad como para ser parte en miles de causas que están en marcha.

Destruyendo esa estructura, todo lo mencionado queda a la deriva, porque el reconocimiento internacional del interinato fue construyéndose con esfuerzo y con mucho poder e influencia de EE UU que durante meses abogó por el reconocimiento internacional del “caso Venezuela”, que hasta ese momento no tenía visibilidad; excepto por las manifestaciones y protestas del 2017, que son las que llevaron a que la comunidad internacional, liderada por EE UU, nos tomara en cuenta, y se articulara de la mejor manera que encontraron, que terminó siendo el interinato.

Porque si bien el gobierno de Trump fue el principal ejecutor de la estrategia, no hay que olvidar que ésta comenzó con el gobierno de Obama, y que se convirtió en una posición de Estado, apoyada por los dos partidos; cuyo apoyo estratégico proviene de allí.

Hay que entender también que, desde hace tiempo, el gobierno de Venezuela, excepto por algún insulto o amenaza, aquí o allá, nunca atacó frontalmente al interinato; porque me imagino que entendían que era un muro de contención para preservar los activos y una vía formal de comunicación con EE UU, que es el país más importante para el futuro de Venezuela.

Porque los ataques brutales e inclementes a Guaidó y al interinato, vinieron desde el lado interno de la dirigencia opositora, básicamente por motivos espurios, de un clásico “quítate tú, para ponerme yo”.

Estoy seguro que los razonamientos anteriores no son nuevos para los dirigentes opositores, pese a lo cual continúan en una ruta de incertidumbre, al final de la cual, el país como un todo empeorará, y las gigantescas bases populares del país, principalmente opositoras, aumentarán sus grados de desesperanza.

Se da la confluencia de dos estrategias concurrentes:

  • La del gobierno de Venezuela, llamada “plaza Altamira”, según la cual todo lo que debían hacer era tener paciencia y esperar a que la oposición, como siempre, se peleara entre sí, y terminara implosionando
  • La del gobierno de EE UU, llamada de la “fruta madura”, según la cual, la auto destrucción progresiva, que nunca se detuvo, iba a terminar, de una u otra forma, entregándoles el gobierno del país, y mitigando con eso la “amenaza inusual y …”, que en realidad es lo que más les preocupa. Más que por lo que pueden o no pueden ahora, sino por lo que podrían, llegado el caso

Para los opositores, lo ideal hubiera sido votar por una restructuración del interinato, apoyándose en sus fortalezas, que son muchas y casi todas basadas en nuestros vínculos con el exterior; corregir las debilidades que fueron apareciendo; y orientarse a evitar o mitigar las amenazas, casi todas relacionadas con el fortalecimiento del chavismo; y buscar las oportunidades, casi todas resultantes de la experiencia de estos años, y de los cambios en el entorno internacional, incluyendo los temas climáticos y la guerra global en ciernes.

Si el 5 de enero, ese grupo de pseudoopositores, vota en contra del interinato, el chavismo habrá logrado acabar con el interinato, sin mover un solo dedo. Y allí comenzaría una historia diferente que habrá que evaluar sobre la marcha; porque los que están votando por acabar con eso, no tienen un plan concreto de qué hacer después… nos dejarán a la deriva, y allí, llegado el momento, habrá que ver qué pasa.

¿Será que destruir se ha hecho ya parte de nuestra cultura?

Político

Estas discusiones internas en el seno de la dirigencia opositora, que pudieran terminar el próximo 5 de enero, con la desaparición del interinato, están dejando a la vista que, hay al menos tres grupos tratando de quedarse con la representación formal de la oposición:

  1. Los que verdaderamente se oponen al chavismo y que hoy ostentan el interinato.
  2. Los que están negociando con el chavismo gobernaciones y alcaldías, buscando la convivencia (que a todos los efectos significa permanencia).
  3. Y los que ya hace tiempo se integraron al chavismo y funcionan como una pseudo oposición, que en realidad no se opone, sino que los apoya (alacranes y mesita).

Habrá que ver como se reordenan los del grupo 1, porque, al quedarse sin institucionalidad, y estando convencidos de que en cada país es importante la existencia de una oposición que haga contrapeso, deberán buscar un espacio alineado con las ideas originarias del interinato, aunque ahora sin reconocimiento interno. Habrá que ver qué ocurre con el reconocimiento externo, especialmente el de EE UU y sus aliados.

El grupo 2 se encontrará con una institucionalidad que ya no tendrá el reconocimiento internacional y que deja a la deriva el complejo mapa de relaciones y actores en el exterior, que hoy representa varias veces más que los ingresos y reservas con que hoy cuenta la economía de Venezuela en manos del chavismo. Pero de lo que no podrán disponer, porque toda la arquitectura estaba apoyada en el interinato, y en la figura de Guaidó.

Y a río revuelto… pues caerá sobre esos recursos una avalancha de congelaciones y ejecuciones, que harán que los devenidos en nueva oposición, ya no tengan ninguna carta fuerte para negociar con el chavismo, y pasarán a engrosar las filas del grupo 3, para ya alejarse definitivamente del reconocimiento de las bases, tal como hoy ocurre con el desprestigiado grupo 3… nadie los quiere.

Y perderá peso la posibilidad de México, así como la posibilidad de que unas elecciones presidenciales pudieran significar un cambio para el país. Claro que, siempre la posición que asuma EE UU deberá marcar el rumbo futuro.

Porque para EE UU, la única manera de que hubiera algún tipo de flexibilización de sanciones, está relacionada con la posibilidad concreta y real de que unas elecciones produzcan la sustitución de Maduro en la presidencia. Y, por la vía que parece encauzarse la votación del 5 de enero, pues es más difícil que eso ocurra, y que nuestra situación cambie para mejor.

Social

Cuando llegan las fiestas de fin de año, la Navidad y el año nuevo, salen dramáticamente a la superficie las brutales desigualdades que se viven; desde los 19 Ferrari vendidos en tiempo récord, hasta la inauguración de Avanti con marcas de lujo de nivel mundial, pasando por la cantidad de restaurantes nuevos, casi todos llenos. Mientras, en las mismas zonas, familias completas buscan su sustento revisando la basura en las zonas más privilegiadas, porque en las de ellos, los pobres, la basura casi no tiene que ofrecerles.

El regalo más frecuente ya no pasa por juguetes, sino que consiste en bolsas de alimentos, considerando que estamos en la base de la pirámide de las necesidades de Maslow. Y eso es aplicable al 83% de la gente, mientras que solo 17% puede pensar en el lujo de un juguete… y solo 400 mil personas (1,6% de la población) pueden comprar los Ferrari, y los productos de lujo mencionados.

Hay que agradecer que, al menos, hay 400 mil personas moviendo ese segmento, pues la generación de empleo, y movimiento económico; el cual, pese a no ser profundo –porque es la capa transaccional de última milla- es un impulsor que da pie a que la cadena productiva, y de agregación de valor, se mueva un poco.

Porque ese casi 2% de la población da pie a que 15% restante -parte de la variada capa de clase media- pueda consumir, dando pie, a su vez, a que algo permee, a la base de la pirámide, de 83% de pobreza que les mencionaba más arriba.

Este año termina con una pobreza alta, pero 12 puntos menor a la de diciembre de 2021; y esos 12 puntos son claramente atribuibles a una mayor utilización de la capacidad instalada industrial; la cual, a su vez, es atribuible a que parte de la inyección de inversión de los empresarios, va migrando de lo meramente comercial, a sembrarse en lo industrial, y, en forma incipiente, en lo agropecuario.

Cuando se hable de crecimiento, o de reactivación, si no se incorpora en la misma frase, el concepto social, y de mitigación de la pobreza, no podemos creer que nada se haya arreglado.

Económico

Nuestra economía está más dependiente que nunca del esquema cambiario, más que nada porque la amplia dolarización funciona como una cadena de transmisión desde el dólar al sistema de precios de referencia; siendo el dólar, ya visto como un inventario escaso, es también un sujeto de ese mismo sistema de precios; entrando en un loop retroalimentado que, a veces más rápido, y a veces más lento, nos coloca en la espiral de precios ascendentes que nos ha caracterizado en los últimos años.

Conversando con expertos en el área contable, me indicaban que, como consecuencia del IGTF, una cantidad de transacciones se estaban volcando hacia el uso del bolívar, poniendo en entredicho la conseja de que nuestra economía tiene 60% en dólares y 40% en bolívares.

Es posible que lo anterior sea cierto, pero básicamente para empresas formales obligadas a registrar todo movimiento en sus estados financieros. Pero la gran masa de nuestra economía es informal, y se mueve en dólares; porque hasta las que se mueven en bolívares, no pueden retenerlos sin asumir una pérdida inflacionaria de no menos de 1% diario. Y se llega a la conclusión de que el bolívar transaccional, inmediatamente después de recibido (por personas o empresas) se convierte, o bien en dólares, o bien en bienes y servicios, en algunos casos prepagando para evitar mantener tesorerías en bolívares.

La ficción que vivimos para sostener al bolívar como la moneda de curso legal, presenta distorsiones conocidas como externalidades negativas, por los costos de transformación para moverse de bolívares a dólares primero, y de dólares venezolanos, a dólares bancarizados en el exterior, después; con los costos, de 3 a 7% para cada una de las instancias mencionadas.

Casos impactantes como el del mercado de valores cuya referencia de precios se da en bolívares, presenta pérdidas permanentes frente al dólar y frente a la inflación. Por eso es que la cuasi crisis de hace un par de semanas con una brutal devaluación del dólar paralelo primero y del oficial después, se expande al resto de la economía, y produce retrocesos enormes, que después cuesta mucho esfuerzo remontar.

El gobierno necesita generar confianza para que los inversores más arriesgados participen en nuestro mercado; pero las marchas y contramarchas, asustan hasta a los más tomadores de riesgo… que no son muchos, pero son los que están… aunque siempre mantienen la duda, y dejan una puerta de salida. Así que imagínense un inversionista profesional, que maneja el riesgo en forma ponderada… bueno… ese, es difícil que venga.

Al año lo estamos cerrando con algunas materias pendientes, tales como la formalización del dólar como moneda de uso legal (así no sea la moneda oficial) y la unificación del mercado cambiario; la privatización de empresas y servicios en manos del estado, y comenzar a trabajar activamente en el tema deuda externa.

Internacional

En cualquier momento se sincerará el conflicto en Ucrania, poniendo frente a frente a los dos verdaderos enemigos que son EE UU y Rusia; y cuando eso pase, el mapa del mundo cambiará de hecho, por la cantidad de sanciones y zonas de exclusión; porque se ampliará el espectro de acciones en contra de Rusia, la cual está tan debilitada que cuando esta confrontación se formalice, deberá a pasar a una total defensiva, camino a su derrota final, total y absoluta.

A estas alturas ya queda claro que un evento nuclear tiene menos probabilidades de ocurrir que hace un par de meses cuando Putin amenazó con su utilización. Por lo que la guerra se desenvolverá en el campo tradicional de misiles, infantería y blindados; incorporando tecnología y vehículos no tripulados.

El otro campo que tiene ya aniquilada a Rusia es el campo de los medios y la reputación, donde si bien el blanco es Putin como persona, en este caso, arrastra al pueblo ruso y a su integridad territorial. Para el momento en que EE UU entre formalmente al conflicto, la matriz de opinión y medios, será capaz de alentar y justificar la embestida que el ejército más poderoso del mundo, impulse en contra de Rusia.

Y todos los que aún siguen defendiendo a Rusia, se encontrarán con la sorpresa de que están identificados, y serán tratados como enemigos. Porque en la guerra, las medias tintas no cuentan… y la neutralidad ya dejó de ser una opción desde que Suiza, la neutralidad por excelencia, se pronunció en contra de Rusia.

Recomendación

  • Al gobierno: que arranque el año refrescando el ambiente económico asumiendo al dólar como de curso legal, abriendo a la inversión las empresas y servicios en manos del estado, y comenzando a presentar estrategias para el manejo de la deuda externa, incluyendo las privadas del Ciadi y de Cadivi.
  • A la dirigencia opositora: que le dé un segundo pensamiento a la idea de acabar con el interinato, y que, en la segunda discusión, el próximo 29 de diciembre, desande el triste camino que arrancó el 22 de este mes de diciembre. Habría que llegar al 5 de enero con una solución, y no con el principio de un camino que terminará mal para todos los venezolanos.
  • A la dirigencia empresarial: que se proponga para este 2023, alejarse formalmente de la política y de los políticos, y se concentre en consolidar los espacios económicos ganados para la economía privada, la cual es, en definitiva, la economía del país. Lo están haciendo bien.

 

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