En medio de las discusiones actuales sobre la industria petrolera venezolana, es crucial examinar el contexto y considerar las realidades geopolíticas y económicas que moldean el panorama energético global. Entendiendo la complejidad de la situación actual y las posibilidades de futuro del negocio petrolero en Venezuela.
La discusión sobre la importancia del petróleo venezolano para Estados Unidos a menudo se basa en premisas sesgadas que no tienen en cuenta la evolución del mercado petrolero internacional. Es fundamental reconocer que Venezuela no es el único actor en juego, especialmente considerando el crecimiento acelerado de la producción de petróleo en países vecinos como Guyana, que, además, no tiene problemas políticos ni ideológicos que distorsionen el modelo de negocios. Todo parece funcionar muy bien y ordenado.
Guyana, con su petróleo de mayor calidad y producción en aumento, representa una competencia significativa para Venezuela en el mercado internacional. Su rápido crecimiento económico y su potencial para convertirse en un importante jugador en la industria petrolera regional plantean desafíos adicionales para Venezuela.
Además, la falta de inversión en tecnología y desarrollo industrial ha dejado a Venezuela rezagada en términos de capacidad para competir en un mercado global cada vez más competitivo. La industria petroquímica venezolana, que originalmente estaba destinada a agregar valor al petróleo crudo, ha perdido relevancia y se encuentra en un estado de declive.
La legislación propuesta en la Asamblea Nacional de Venezuela, que limita las operaciones de empresas con presencia en Guyana, refleja la creciente competencia y las tensiones geopolíticas entre los dos países. Por lo que cualquier empresa que tenga que enfrentar la disyuntiva de elegir entre Venezuela y Guyana, tendrá por delante una difícil decisión.
En conclusión, es crucial que Venezuela adopte una visión realista y estratégica para abordar los desafíos y aprovechar las oportunidades que en la actualidad presenta el negocio petrolero mundial. Esto incluye la necesidad de promover la inversión en tecnología y desarrollo industrial, así como la exploración de nuevas estrategias para diversificar la economía y reducir la dependencia del petróleo.
La competencia creciente en la región, especialmente con la ascensión de Guyana como un importante productor de petróleo, requiere un enfoque proactivo y una planificación cuidadosa por parte de Venezuela, tratando de deslastrarlas del peso ideológico o dogmático, y abrirse con pragmatismo al mercado, dejando al Estado como un regulador y pasando al sector privado las actividades de negocio.
Solo mediante la adaptación a las realidades cambiantes y el compromiso con la innovación y el desarrollo sostenible, Venezuela podrá enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades en el complejo panorama energético global.
Político
En la vorágine política venezolana de esta semana, el foco se ha centrado en las relaciones entre Venezuela y Estados Unidos, así como en las complejas negociaciones que tienen lugar en el ámbito internacional. Concentrándose en torno a los acuerdos de Barbados; sin embargo, más allá de los detalles de estos acuerdos, es importante destacar el reconocimiento mutuo de ciertas obligaciones por parte de ambos países.
A diferencia del pasado, en esta ocasión Estados Unidos se ha anticipado, y suspendido algunas sanciones, sin esperar a que Venezuela cumpliera su parte; en el “convencimiento” de que, con un voto de confianza por adelantado, Venezuela podría cumplir con sus compromisos. Este movimiento, sin embargo, debe entenderse en el contexto más amplio de las relaciones bilaterales entre ambos países, marcadas por tensiones y desconfianza mutua.
Además, es crucial tener en cuenta el papel de la negociación de rehenes en la dinámica entre Estados Unidos y Venezuela. Este tipo de negociaciones, aunque no siempre evidentes, son parte de un patrón más amplio en las relaciones de Estados Unidos con sus enemigos.
Mirando hacia el futuro, es claro que Venezuela se encuentra en una encrucijada política importante. La presión internacional y la posibilidad de reinstalar las sanciones plantean desafíos significativos para el gobierno de Maduro, mientras que la oposición, liderada por María Corina Machado, busca capitalizar esta coyuntura política.
La polarización política en Venezuela ha llegado a un punto crítico, y el camino hacia la estabilidad social y económica parece incierto.
A medida que Venezuela avanza hacia el futuro, es crucial que todas las partes involucradas trabajen hacia una solución pacífica y sostenible para los desafíos que enfrenta el país. Solo a través del diálogo constructivo y el compromiso con el bienestar del pueblo venezolano se podrá alcanzar una solución a largo plazo para la crisis política y económica que atravesamos.
La encuesta de Meganálisis de enero 2024, ante la pregunta cerrada con respuesta simple de “Por cuál de estos candidatos votaría usted en las elecciones presidenciales de 2024”, la respuesta fue: MCM 71,8%; NMM 7,9%; Leocenis García, Antonio Ecarri, Javier Bertucci, Benjamín Rausseo y otros, todos sumados dan 1,9%; No sabe 10,3%, y ninguno 8,1%.
Para la encuestadora mencionada, “María Corina Machado, es por mucho (71,8%) la figura y liderazgo más fuerte en el país. Es la gran convocante electoral en Venezuela, hasta el punto de que, en una elección presidencial, el voto escrutado le favorecería en 87,99%”.
Un tema no menor es que tanto Estados Unidos como la UE han comenzado a personalizar en María Corina Machado la figura del contendor de Maduro; asegurando que, si ella no compite, las elecciones perderían validez y legitimidad.
Es difícil anticipar la solución de esta encrucijada, porque tendemos a proyectar la foto de hoy, hacia el futuro; cuando todos sabemos que hay una dinámica que difícilmente vaya a terminar en forma tradicional o anticipable. Es mejor tener la mente abierta, y comenzar a jugar con pensamientos fuera de la caja, pensamientos libres no orientados a proceso… con más paralelismo, y menos secuencialidad, NMM 7,9%
Social
La combinación de la posibilidad de que Maduro retenga la presidencia, más la casi certeza de que se reinstalen las sanciones petroleras, genera un panorama siniestro donde el 85% de la gente estaría, o bien decidiendo irse del país, o bien considerándolo seriamente. Para Meganálisis, solo 14% decidiría quedarse en esas condiciones.
En estas últimas semanas, un tema social de gran relevancia ha emergido en Venezuela: la desesperanza. La falta de optimismo y perspectivas de mejora en todos los estratos sociales, ha generado un impacto profundo en la sociedad, especialmente entre aquellos con menos recursos. Y es relativamente sencillo identificar las causas de esta desesperanza y su efecto en el tejido social venezolano.
La desesperanza se ha propagado a través de la sociedad venezolana, alimentada por la falta de expectativas positivas en el ámbito político, económico y social. La incertidumbre sobre el futuro político del país se traduce en preocupaciones económicas y, a su vez, en una sensación de desamparo social.
La brecha comunicacional entre el gobierno y la población se ha ampliado, reflejándose en la falta de aumentos salariales que no logran hacer frente a la inflación galopante y en la ausencia de políticas efectivas para abordar la pobreza. La desconexión entre las prioridades del gobierno y las necesidades de la población ha exacerbado la sensación de desesperanza.
La pasividad que se observa en las calles no debe ser interpretada como apatía permanente, sino como una señal de que se está gestando un malestar latente. Aunque no se observa una agresividad abierta, existe un creciente malestar que podría desencadenar protestas en el futuro si no se abordan adecuadamente las preocupaciones de la población.
En Venezuela, restaurar la esperanza, requerirá de medidas concretas y un cambio significativo en la dirección política y económica del país. Es crucial que el gobierno reconozca las necesidades reales de la población y adopte políticas que promuevan la inclusión social y la igualdad de oportunidades.
La brecha entre la retórica política del gobierno y las aspiraciones de la población es evidente, y es necesario un diálogo abierto y sincero para abordar estas diferencias. Además, es crucial que se reconozca la diversidad de opiniones dentro de la sociedad venezolana y se busquen soluciones inclusivas que reflejen las necesidades y aspiraciones de todos los ciudadanos.
La falta de expectativas positivas está socavando el tejido social del país y amenaza con desencadenar un malestar generalizado en el futuro. Para evitar este escenario, es necesario un compromiso genuino con la inclusión social y la igualdad de oportunidades. Solo a través de medidas concretas y un diálogo abierto se podrá restaurar la esperanza y construir un futuro más próspero y equitativo para todos los venezolanos.
En conclusión, la desesperanza social en Venezuela es un fenómeno que no puede ser ignorado, e induce el desafío de restaurar la esperanza en Venezuela.
Económico
Esta semana, el futuro económico de Venezuela ha ocupado el centro de la discusión, en un escenario marcado por la incertidumbre sobre el impacto potencial de la continuación o reinstalación de las sanciones, en el horizonte económico del país.
Desde que las sanciones fueron levantadas el 18 de octubre de 2023, se ha especulado sobre su posible reinstalación, especialmente dada la naturaleza política de su suspensión.
Las declaraciones recientes de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, que indican que la posibilidad de no habilitar a María Corina Machado según los acuerdos de Barbados, sugiere que las sanciones podrían ser restauradas. Esto plantea la pregunta sobre si las sanciones deben considerarse como algo excepcional o como parte de la política exterior estadounidense hacia Venezuela.
La falta de perspectivas de cambios políticos significativos y la ausencia de elecciones libres sugieren que el país continuará enfrentando restricciones económicas adicionales.
Al considerar las ventajas y desventajas de las sanciones, tanto desde la perspectiva de Estados Unidos como desde la de Venezuela, estas han contribuido a la sinceración económica y al levantamiento de ciertos controles; pero su continuación o intensificación podría tener efectos devastadores en la economía venezolana.
Pese a que el gobierno diga que se puede vivir con sanciones, la realidad es que eso no es así: Porque esta nueva ola de sanciones, nos encuentra más deteriorados que antes, con menos respaldo popular hacia el chavismo, y con un ambiente de guerra en los centros en los cuales nos apoyábamos en el pasado. Esta vez el daño que nos harán, será mayor; y habría que tratar de evitar que las vuelvan a colocar.
En conclusión, el futuro económico de Venezuela está en una encrucijada, determinado en gran medida por el destino de las sanciones internacionales. Es crucial que Venezuela considere cuidadosamente su posición y estrategia frente a las sanciones, preparándose para un futuro marcado por mayores restricciones económicas.
Lo cual hace que el camino hacia la recuperación económica y la estabilidad política sea más largo y con más riesgos y peligros. Como siempre digo, el mapa estratégico al que nos enfrentamos es un campo minado, donde las minas que conocíamos cambiaron de sitio y hay que revisar y refrescar la estrategia… del país como un todo, y de cada empresa en particular.
Internacional
Sigo con la referencia a Milei, porque la experiencia que se va desarrollando es un casi perfecto benchmark a lo que podría pasar en un post chavismo, con la oposición gobernando.
La oposición a Milei, el viernes de la semana pasada acordó la aprobación de su Ley Omnibus, la cual incluía sus promesas de campaña y la vía para acometerlas. El martes siguiente, esa misma oposición, en la revisión artículo por artículo, se comportó de manera diferente (y traicionera según Milei) y obligó a retirar la ley, porque según sus palabras “se la estaban descuartizando”.
Y el tema fue que los que lo hicieron no fueron los peronistas/kirchneristas, de quienes se descontaba que rechazarían todo, sino que fueron los diputados del Pro, radicales y peronismo federal, que fueron elegidos por ser inclinados al cambio, y que el viernes anterior habían aprobado la Ley en su conjunto. Y, el kirchnerismo, acérrimo enemigo del cambio y el progreso, fue quien lo festejó de manera visible y ostentosa, con cánticos y consignas, como si se hubiera tratado de una victoria… que en realidad no lo fue.
“Hemos despertado a un gigante dormido” dijo el almirante Yamamoto después de la “victoria” de Pearl Harbour, cuando atacaron, sin previa declaración de guerra, la base indefensa de Estados Unidos en el Pacífico Sur. Esa fue la sensación que tuve cuando vi al kirchnerismo festejando el retiro de la Ley Omnibus que ordenó Milei desde Israel, porque entendió que había comenzado a perder la integridad con la que fue concebida.
La sensación que tengo es que ese congreso que no trabajó durante cuatro años, perdió toda credibilidad; porque en vez de ayudar a un gobierno a los 45 días de haber asumido, creyeron que su trabajo era “censurar” lo que el gobierno había propuesto como plan de gobierno.
Lo cual deja en evidencia que con esa gente no se puede contar, a menos que hagan un acto de constricción y le aseguren al presidente que, en el futuro, le van a aprobar, o bien la ley si la vuelve a presentar –caso poco probable- o bien la consulta popular, para hacerla vinculante, o cualquier ley que el gobierno presente dentro del alcance de las promesas de campaña, que lo llevaron a ganar con el 56% de los votos.
Porque lo que le queda a Milei desde ahora en adelante, es utilizar todas las herramientas administrativas que tiene como presidente, y comenzar a presionar vía decretos, todos en el marco de las leyes que ya están. Y como lo de “no hay plata” es cierto, no es que sea una retaliación a los gobernadores en sus causas, aunque así lo sea en sus efectos. Porque los gobernadores son los referentes de alzada de diputados y senadores.
Al no contar con la ley de privatizaciones, es de imaginar que va a intervenir todas las empresas del estado y las va a conducir a déficit cero con lo que eso significa. Y también es de imaginar que todo esto del congreso lo va a postergar hasta las elecciones de 2025, esperando renovar las cámaras y lograr que todos aquellos que denominó “traidores” pierdan su banca y se la cedan a aquellos que estén más propensos a tener una mejor Argentina.
Hoy las tres únicas figuras resaltantes del gobierno, que mantienen altos niveles de credibilidad, son Patricia Bullrich, Javier Milei y Victoria Villarroel, en ese orden. Y existe la sensación de que el resto del gabinete solo actúa como agentes operativos de Milei, sin vuelo propio. En el caso de Caputo se entiende, porque el verdadero ministro de economía es el Presidente, y de Caputo se espera que sea su brazo ejecutor. Pero del resto, se esperaría un comportamiento como el de Bullrich que tiene claro que es lo que hay que hacer en su cartera, y eso se nota.
Es de esperar que después de este viaje por Israel, Italia y El Vaticano, seguramente habrá algunos cambios en el equipo de gobierno; por lo de la Ley Omnibus que mostró falta de pericia, y se dejaron sorprender.
Está claro que son pocos los que tienen experiencia de gobierno; pero tienen la oportunidad de convertir ese hecho en una ventaja, solo si saben hacer las cosas bien. Porque la experiencia indica que, en general, el que tiene experiencia de gobierno, tiene debilidades y vulnerabilidades profundas.
La frescura e “impericia” de este nuevo gobierno argentino es tal vez el activo más valioso con que cuenta y debe preservarlo y fortalecerlo.
Recomendación
- Al gobierno: Que busque la manera de evitar que se reinstalen las sanciones petroleras, porque si las vuelven a aplicar, no es que quedaremos como antes, sino que empeoraremos. Porque los reacomodos y proyectos que se habían desarrollado en los últimos tres meses, le cambiaron la forma al estatus quo, y ya será difícil retroceder sin incurrir en daños patrimoniales, económicos, emocionales y sociales. Deberían darle un segundo pensamiento, porque el costo político de este “pa’lante y pa’trás” será muy alto, de cara al interior del chavismo, y de cara a los “amigos” internacionales… especialmente Lula y Petro, para quienes estamos resultando cada vez más incómodos
- A la dirigencia opositora: Que entienda que esta etapa es principalmente comunicacional y de administración de la relación entre la líder, MCM, con su gente, consolidando las lealtades y asignando tareas relacionadas con la alimentación de información de inteligencia, y la generación de líneas de comunicación. Es el momento de consolidar una Sala Situacional, con analistas de alto perfil, de forma tal de poder convertir la información en resultados concretos
- A la dirigencia empresarial: Que revise su exposición pública de apoyo al chavismo, y se concentre en el apoyo silencioso, pero percibible por los empresarios, en cuanto al rol del empresario, y a la generación de herramientas gerenciales que les permita sobrevivir a la turbulencia económica que ya nos está alcanzando; como resultado de la turbulencia económica que está alcanzando su climax con la posibilidad muy alta de reinstalar las sanciones el 18 de abril próximo. Porque esto derivará en una turbulencia social, la cual realimentará a la turbulencia política, entrando en un circuito destructivo del cual será difícil salir ilesos.
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