VENEZUELA

Análisis de entorno: Descontento parece ser la palabra clave

por Avatar Benjamín Tripier

El escenario inercial del “Maduro eterno”, que hasta hace poco veíamos como el derrotero natural y orgánico, comienza a perder peso ante un cambio importante de las condiciones del entorno. Desde el chavismo más duro dijeron, esta semana, que “el principal enemigo de Maduro, es el descontento”; lo cual no es novedoso en sí mismo, porque muchas veces en el pasado eso ocurrió, pero la revolución siguió adelante.

Lo novedoso, esta vez, es que se rompieron los muros de silencio y ese tema se ventila públicamente. Ahora, además del descontento, hay conspiraciones confesadas que antes había que adivinar… y que hoy se revelan y se castigan.

Y el descontento no viene solo de la oposición, sino, y principalmente, desde el interior del chavismo, y ese es más difícil de identificar, porque no se declara públicamente, sino que se investiga y se descubre… y se castiga. Hay fuerzas internas dentro del chavismo que aún no se revelan, por la otra palabra clave que es “castigo”, visible y ejemplificante.

Las encuestas, cada una con su propio sesgo, tienden a mostrar las intenciones y creencias de la sociedad, pero la opinión de la calle y el sentir de la gente es libre y tiene una emotividad propia que no siempre puede ser “envasada” en una encuesta. Lo cierto es que el estado de las cosas, y la tendencia que de eso se desprende, muestra que el estatus quo ya no es más sostenible, y que las cosas tienen que cambiar.

Tal vez el cambio no sea inminente, aunque debería serlo, porque cada día que estamos estancados, retrocedemos, y se hace más difícil cambiar el sentido y volver a crecer.

Este es un país de grandes oportunidades, y solo se harán tangibles si se liberaran las fuerzas creativas de la sociedad, que hoy están entrampadas por un sistema de decisiones que no se toman.

Político

Entre lo del golpe al CNE, y el avance de los pseudo opositores para boicotear las primarias, queda claro que se está desplegando una estrategia tendiente a restaurar los usos y costumbres electorales del pasado. La diferencia es que esta vez será difícil que se repita de la misma forma, y tendrán que buscar maneras más creativas… que ya quedan pocas, porque ya se usaron casi todas… aunque la creatividad humana es infinita.

Dentro de su desorganización y su heterogeneidad casi extrema, la dirigencia de oposición va encontrando ciertos puntos de amarre, porque, también a diferencia del pasado, el descontento en las filas del chavismo hace que estén menos dispuestos a defender la revolución, al menos no en la forma que lo hacían antes.

Así como ocurrió en la primera contienda Capriles-Maduro, la gente, el chavista (que entonces era más duro) hubiera estado dispuesto a aceptar sin resistencia la victoria que finalmente Capriles no reclamó por aquello de apostar a un cambio que generara la posibilidad de cambiar para mejor.

Las bases opositoras, casi todas despartidizadas, y con sus problemas diarios de supervivencia, son gigantescas, y solo saldrán a votar, si desde la dirigencia se muestra madurez y se muestra capacidad estratégica para reconocer y administrar un momento, que bien pudiera representar un antes y un después.

Observatorio Venezolano de Finanzas reportó aumento de la inflación en noviembre

Foto: EFE/ MIGUEL GUTIERREZ

Social

El mayor problema social es la inflación, porque la gente, las bases populares, va perdiendo cada vez más el acceso a los bienes y servicios básicos. Con una inflación que se espera supere 400% este año, y con los ingresos que no se incrementaron en más de 50%, queda un tramo de precios que se convierte en la restricción de acceso que les mencioné.

En el pasado, la línea divisoria entre ser pobre y no serlo, era la obtención de un trabajo. Hoy el tema se deterioró y se están presentando situaciones de pobreza en poblaciones que tienen trabajo, ya sean formales o informales. Ya hoy, tener un trabajo no significa dejar de ser pobre.

Esa presión social es la que es leída por las encuestadoras como descontento, por lo que, hasta en términos electorales, si no se hace algo desde el gobierno para reactivar la economía, pues las elecciones le darán la oportunidad a la gente de buscar, por esa vía, que haya cambios para mejorar.

Porque si ese descontento no se canaliza electoralmente, entonces, como los sistemas hidráulicos, buscarán formas diferentes de solución. Hoy la situación de pobreza, pareciera no tener salida… 

Económico

Con la acumulación de inventarios y la resistencia de los empresarios para mantener los niveles de utilización de planta que lograron alcanzar, está haciendo falta un canal que permita que las poblaciones de bajos ingresos, puedan juntarse con esos inventarios actuales y futuros, que bajo las circunstancias actuales no está ocurriendo.

Y eso se nota con la pronunciada caída del consumo, que se está convirtiendo en estructural, con un techo, que, si no se perfora con medidas de mercado, va a forzar a liquidar esos inventarios y cerrar empresas y las industrias bajar el porcentaje de utilización de la capacidad instalada, en el mejor de los escenarios, porque en el peor, le pasará lo mismo que al comercio, y también tendrá que cerrar.

Hasta el año pasado habíamos alcanzado una plataforma de comportamiento económico que nos llevó a la fantasía de “Venezuela ya se arregló”, la cual solo sería sostenible si se profundizaban las medidas de mercado, y se avanzaba sobre el repliegue del Estado de la actividad económica. Quedando para poner reglas que estimulen la actividad y facilitando el desarrollo del mercado.

Sobre finales del 2022 ya se comenzó a ver, nuevamente, una arista que creímos que habíamos superado, que es el intervencionismo del Estado en el mercado. Cuando lo que para ese momento se imponía, era todo lo contrario. Se volvió a poner sobre la mesa el tema de recuperar el bolívar como moneda, cuando entendíamos que ya habíamos aprendido que eso no se hace por gaceta. Más que nada, porque por Gaceta, el bolívar es nuestra moneda, pero por el mercado, nuestra moneda es el dólar.

Entonces regresamos a la ideologización y a la interpretación extrema del concepto de soberanía, que no solo está pasado de moda, sino que ya no contamos con los recursos como para ir contra la corriente, que es lo que ocurrió en toda la etapa del chavismo, que intentó ser transformacional pero en una dirección que chocó contra la realidad cuando se acabaron los “fondos dulces” de Pdvsa.

Nayib Bukele: ¿Es posible su reelección presidencial en El Salvador en 2024?

Nayib Bukele. Foto: EFE

Internacional

El tema de Nayib Bukele en El Salvador está deslizándose a lo largo y ancho de nuestra región latinoamericana, penetrando, de a poco, cada uno de los espacios de nuestras sociedades. Alguien hasta hace poco desconocido, en un pequeño país centroamericano, despierta en interés de quienes aspiran al poder en sus países, pero despiertan suspicacias en los que realmente están gobernando.

Se trata de los nuevos aires reivindicativos de nuestras sociedades, que interpretan que los principios democráticos que han sido arropados por las izquierdas, comienzan a perder carisma, por un lado, y eficacia por el otro.

Se entiende que el progresismo dominante ha debilitado las instituciones y ha deteriorado las condiciones de vida de cada país que ha tocado; generando un golpe de péndulo que no busca el centro, sino que se mueve hacia el extremo opuesto.

Sería muy fácil decir que estamos moviéndose a la derecha, pero resulta que esas caracterizaciones de derecha e izquierda han ido perdiendo homogeneidad, y, en definitiva, nos estamos moviendo desde un injerto que fracasó, hacia otro en el que, sin saber mucho a qué se parece, al menos ofrece frescura y esperanza, con, como les decía más arriba, un espíritu reivindicativo.

Esa popularidad sobrevenida, necesariamente se está construyendo moviéndose en el límite de la legalidad de las democracias que hemos construido; o sea forzando algunos límites de lo que hemos llamado derechos humanos, que se han convertido en derechos para los que no trabajan, para los que roban, para los que matan, y en general, protegiendo al que hace las cosas mal. En detrimento de lo que siempre supimos era ser un buen ciudadano. Bueno… esa es la rebelión de Bukele.

Un caso parecido tuvimos en Venezuela con el advenimiento del chavismo, que se apoyó en las grandes masas de pobreza y en las desigualdades de Venezuela, para modificar los estamentos institucionales, jurídicos, económicos y de infraestructura, forzando la situación de tal manera que terminó prácticamente llevando al país al grado de deterioro, aislamiento y rechazo reputacional que caracteriza a la Venezuela de hoy.

Por lo que se puede anticipar que, una vez que Bukele logre “cobrar” lo que está haciendo con “las maras”, será difícil imaginar que no avanzará sobre otros espacios de la sociedad salvadoreña, imponiendo un sentido común que cada vez será menos común, y se convertirá en sentido propio… el que él imponga.

Y no nos extrañemos que esas cárceles, que despiertan la admiración de algunos, se conviertan en la escuela de formación de los futuros cuerpos de choque que necesitará Bukele, cuando, en El Salvador, el sentido común de la sociedad, se convierta en el sentido común de Bukele.

Porque la democracia, para ser tal debe interpretar en sentir de la gente, pero cuando alguien se apropia de ese sentir, y no lo quiere devolver, entonces se convierte en autocracia. Y ese es el camino que, pareciera que está iniciando Bukele; ojalá no sea así… pero cuando tienes que apelar al “ojalá”, ya gran parte de la batalla está perdida.

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