El coloquio anual de IDEA donde se reúnen una vez al año los empresarios más importantes de Argentina, tuvo como leitmotiv “ceder para crecer”, con un mensaje dirigido al apego ideológico y falta de pragmatismo del gobierno, que va a contracorriente del resto de los países de la región.
El concepto de ceder pareciera que es aplicable a nuestra Venezuela, donde hemos llegado –una vez más- al llamado juego trancado, pero en un nivel económico diferente al del pasado: hoy hay mayor bienestar y esperanza en un grupo reducido, y mayor pobreza y desesperanza en una gigantesca mayoría.
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Y uno podría pensar que el gobierno cedió de su parte al derogar de hecho gran parte del Plan de la Patria (hilo conductor ideológico del chavismo) y volcarse, parcialmente, a la economía de mercado. La realidad demuestra que fue muy bueno que cediera, pero no suficiente, como para permitirnos crecer.
Y el inhibiente más fuerte es el político ideológico, el cual, más allá de la legitimidad de origen que pudiera tener para los iniciados, en realidad cuenta con el rechazo masivo de nuestra población, y de gran parte del mundo en el que está inserto por tradición nuestro país… nuestra Venezuela.
A diferencia del caso argentino, aquí en Venezuela hemos ido creando ámbitos donde pudiera manifestarse la voluntad de “ceder”. Pero no ha sido posible lograrlo; tuvimos la Mesa de Negociación y Acuerdos (2002-2005), la Conferencia Nacional por la Paz (2014); la Mesa de Diálogo Nacional (2016-2017); la Mesa de Diálogo en República Dominicana (2017-2018), el mecanismo de Barbados y el de Oslo (2019), y la Mesa de Negociación en México (2021). Y el principal obstáculo fue el “todo o nada” de los planteamientos de lado y lado. Nadie cedió… o al menos nadie cedió en lo esencial que es el control político.
A este paso, sigue sin haber señales de que algo pueda cambiar, porque regresamos a un punto muerto; la pregunta que uno se hace, es cómo, sabiendo que las cosas son así, se sigue insistiendo en sentarse a una mesa de la que solo saldrá el chavismo más fortalecido y la dirigencia de oposición más dividida y debilitada.
Porque con la experiencia del 2015, ya el chavismo no volverá a cometer los mismos errores, y seguir con la fantasía de Barinas como si pudiera repetirse a nivel nacional, es no entender que un daño encapsulado y controlado, no es suficiente señal como para pensar en una victoria electoral nacional. Eso no sucederá… simplemente porque el chavismo no entregará un poder que le costó tanto construir y consolidar; y con tanto que perder si lo entregara… porque hoy se trata de eso: de su decisión de entregarlo, o de no hacerlo.
Y lo que menos se entiende es cómo EE UU, con toda la información de inteligencia que tiene, también insiste en esa vía de calle ciega. O será que ellos saben algo que nosotros no sabemos…
Lo que sí tenemos que tener claro es que con este modelo político difícilmente podamos crecer. Y que con los cambios económicos que se están produciendo, por mas liberales que suenen, al estar en un modelo de corte autoritario, es difícil que logre despertar todas las fuerzas que hacen que un sistema liberal funcione en toda su amplitud.
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Necesitamos producir cambios mayores y más profundos.
En lo político, no habría que sorprenderse de que las derechas en el mundo estén ocupando espacios cada vez más relevantes, después de casi cuatro décadas de preponderancia de las izquierdas. Y esto puede entenderse por aquello de que las izquierdas, cuando tuvieron su oportunidad, no lograron resolver los problemas que constituyeron la esencia de su planteamiento y de su deber ser.
Hoy, en los países donde mandan, hay más pobreza y desigualdad, y se dejaron invadir por cuanto espacio minoritario que no encontraba manera de expresarse por sí mismo; en algunos casos por ser contra natura, en otros por ser irrelevantes, pero en todos, se constituyeron en la nueva característica de la izquierda, como el lenguaje inclusivo, y la banalización del bebé en gestación, por solo dar un par de ejemplos que se constituyeron en el plomo en ala de esa corriente.
Tanto ruido, tantas victorias políticas, tantas esperanzas destruidas, para que al final, los pueblos que confiaron en ellos, estuvieran, como efectivamente están, peor que al principio.
En el caso de nuestra izquierda gobernante, ha habido en los últimos dos años, un giro cada vez más notorio hacia el mercado (esencialmente vinculado al pensamiento de derecha), asumiendo un pragmatismo impensable en el pasado; hasta el punto en que la palabra chavismo ahora representa algo diferente a lo que solía significar; por eso he acuñado el concepto de neo chavismo para, con una sola palabra, ir absorbiendo las nuevas características que va adquiriendo.
A la batalla del pensamiento la están ganando las derechas, pues las izquierdas se han quedado sin contenido. Claro… no se trata de la derecha de los gobiernos militares, sino la derecha del mercado, de la propiedad privada, del rescate del valor del estudio y del trabajo, como pilares de la construcción de cualquier sociedad.
Las reflexiones anteriores están orientadas a romper la inercia conceptual con la que se está planteando esta nueva aproximación electoral en Venezuela.
En una charla sobre petróleo en la que estuve esta semana, un experto, de alto reconocimiento, nos puso en una perspectiva de pies sobre la tierra. Los 700.000 bpd actuales son inestables y no tenemos a la vista las inversiones necesarias para estabilizar esa producción, ni para ser una alternativa al petróleo ruso o al de Arabia Saudita, pues los dos anteriores son de una calidad de ready to use mientras el nuestro debe pasar por tantas etapas de mejoramiento que prácticamente lo sacan de competencia.
Y aun si se colocara un horizonte más amplio y se dijera que comenzando ahora, dentro de 2, 3 o 5 años podríamos ser una opción, no hay que perder de vista que la recesión mundial que se anticipa en los países industrializados –que son los consumidores de petróleo- hará que, en ese mismo horizonte de tiempo, el consumo disminuya, los precios bajen y los grandes productores comiencen a tener excedentes.
Por eso es que hay que manejarse con lo que llamo el “optimismo informado” donde la fantasía no tiene lugar y los números duros son los que cuentan. ¿En qué consiste esta aproximación más realista? pues en un estatus quo que provea un nivel de ingresos petroleros al estado como para atender temas prioritarios, más propios del estado que de la actividad privada… porque ya le está resultando difícil al gobierno, y se le complicará más aún, mantener empresas que en sus manos solo significan más atraso.
Por eso es que se convierte en casi una necesidad vital vender esas empresas, así, ideológicamente, a la privatización la llamen como les parezca y se aproximen a ella también como les parezca. Pero que el camino casi obligado es el de venderlas, pues no le quepa duda al lector.
El tema de la guerra europea va alineando cada vez más países en contra de Rusia que se sigue posicionado como el gran agresor, y sigue cultivando esa imagen reputacional, como si su verdadero propósito no fuera la conquista de territorios, sino el de arruinar su propia reputación.
Y eso es tan importante, pues no solo ha ido perdiendo los clientes tradicionales que son los que sostenían la economía rusa, esencialmente basada en la exportación de hidrocarburos sin agregación de valor, sino que ha intentado cambiar esos mercados por otros que a ellos no los necesitan, y que le compran su producto pues están a un precio de descuento tan bajo, que hasta están arruinando el mercado de los venezolanos que eran los “líderes” del mercado spot a precios de descuento… bueno… ese liderazgo ahora lo tiene Rusia.
Lo de los ataques nucleares, aun se mueve en el campo de las amenazas y las especulaciones, aunque todos lo toman muy en serio. Pero hay países que creen que eso no va a pasar, mientras que otros distribuyen pastillas de iodo anti radiación; y el resto, simplemente deja que las noticias circulen, esperando el momento justo entre causar pánico en la población, y darles el tiempo suficiente para protegerse, si el peor escenario llegara a ocurrir. Uno espera y desea que eso no ocurra…
La relación con Argentina se ha ido volcando al tema económico comercial, moviéndose entre actores privados de ambos lados de la cerca. En el pasado, que fue muy malo para muchas empresas pequeñas y medianas argentinas, la relación era entre privados argentinos y el gobierno de Venezuela; mientras que ahora se trata de empresas privadas de los dos lados. Claro que con una salvedad: no hay más crédito; el empresario venezolano debe pagar por adelantado para que su proveedor privado argentino, comience a fabricar lo que después le va a exportar.
Es una relación orgánica donde el argentino, al ver que las compras las paga el mismo dueño del negocio, comienza a restaurar la fe perdida en el pasado; y esto es posible, porque ninguno de los dos gobiernos tiene parte en el circuito. Bueno… si la tienen… pero en cuanto al marco fiscal y aduanal, y a la promoción del comercio… lo usual… como debe ser, y como debió haber sido desde el principio. No hay nada peor que un estado jugando a ser empresario; porque las empresas en manos del estado, en Latinoamérica, a la larga o a la corta, terminan quebradas o cerradas.
Lo cierto es que esta nueva etapa del comercio entre privados está desconectada de la política y no tiene nada que ver la necesidad de un empresario venezolano, con las afinidades políticas. En general, Argentina no es muy competitiva en precio, pero tiene buena calidad; por eso a veces, se le compra así esté más caro.
Recomendación
- Al gobierno: que haga énfasis en los elementos que están alrededor de la institucionalidad de los negocios, tal como los registros y notarías, así como las tasas basadas en la Unidad Tributaria, y su equivalente en dólares. Hay que revisar el conjunto de externalidades negativas que desalientan la inversión de mantenimiento, y espantan la nueva inversión, pues resulta muy caro e ineficiente.
- A la dirigencia opositora: que entiendan que apostar todo a las primarias los deja muy vulnerables. Y si, como sería de esperar, tienen un “Plan B”, pues sería bueno que lo compartan con las bases porque, tal como van las cosas, la brecha de desconfianza, es cada vez más grande.
- A la dirigencia empresarial: que impulse la revisión estratégica de las empresas, para adecuarlas al nuevo entorno de austeridad de gastos, y de relacionamiento con el resto del sistema empresarial. Deben promover la “coopetition” como filosofía. Hacen falta fusiones, adquisiciones, alianzas, y reestructuraciones. Hoy que hay poco endeudamiento, nos hemos convertido en una economía pequeñita pero sólida… no perdamos eso.
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