La dictadura de Nicolás Maduro le ha entregado al grupo terrorista Ejército de Liberación Nacional 50% del territorio nacional para que administren la actividad minera y de tráfico de droga en el Arco Minero, indicó Américo De Grazia, diputado a la Asamblea Nacional por La Causa R.
Dijo que los pueblos indígenas que están ubicados al sur del Orinoco viven una situación muy complicada: «El Arco Minero se ha ido expandiendo por todo el territorio del estado Bolívar, incluyendo el Parque Nacional Canaima, decretado por la Unesco como patrimonio de la humanidad en 1962, y así mismo el territorio del Amazonas, Delta Amacuro».
«Hay aproximadamente 30 etnias indígenas que habitan este territorio, que son en efecto los más perjudicados con esta política que se ha convertido en un genocidio indígena, puesto en marcha a través de lo que hoy se denomina en Arco Minero del Orinoco», señaló.
«La dictadura ha esclavizado a los indígenas venezolanos. En principio los pueblos indígenas son aislados para hacerles cada vez más dependientes del régimen, por ejemplo, una vez que intentan salir de aislamiento utilizan la gasolina como mecanismo de control social y se la venden a cambio de oro, induciéndolos de manera directa o indirecta a la actividad minera», agregó.
Arco Minero para las organizaciones criminales
«Esto no siempre fue así, es una política que ha organizado la organización criminal que hoy ocupa Miraflores, usando todos estos mecanismos de control», explicó De Grazia.
Indicó que a los indígenas comienzan a decirles que con la practica de la minería pueden salir adelante y les dan insumos para que desarrollen la actividad minera, «luego se impone la masacre, donde son asaltados y llegan los salvadores de los pueblos indígenas que son los pranes que supuestamente los van a cuidar, pero ahora no son los pranes, sino el ELN, que es un grupo terrorista de origen colombiano pero dirigido desde Cuba».
Cuando digo que esto antes no era así es porque los pueblos indígenas vivían fundamentalmente del turismo, la caza, la pesca, afirmó: «Hoy Canaima no es conocido por el Salto Ángel, por su actividad turística o sus posadas, sino fundamentalmente por la actividad minera, y de eso el régimen ha ido de masacre en masacre».