María Alexandra Gómez García tiene miedo. Es la pareja de Nahuel Gallo, el gendarme argentino detenido el 8 de diciembre en Venezuela acusado de acciones terroristas, no tiene respuestas de la justicia de su país y cortó “todo tipo de vínculo” con la oposición venezolana para no complicar aún más la situación de su pareja.
En una entrevista con LA NACION, dice que está en contacto con la Cancillería argentina y que confía en “cómo está procediendo el gobierno” de Javier Milei para conseguir la liberación. Con Gallo planeaban instalarse en la Argentina. Por ahora, vive en Táchira con su madre y con su hijo, casi sin salir de su casa y con serias dificultades económicas. “Nuestro principal sustento era Nahuel y ahora mi madre, que es una abogada jubilada. La plata no alcanza para vivir porque todo está muy caro, está todo dolarizado. Hay trabajo, pero el dinero no alcanza. La nueva Venezuela es extraña”, relata.
Cuenta que contrató a dos abogados, pero que ni la fiscalía de Táchira ni la de Caracas aceptaron sus denuncias. “Soy periodista, estudié en una universidad venezolana, pero no ejerzo. Me dedico principalmente a mi hijo. Trabajo en community manager y no me alcanza [el dinero]”, advierte. “Yo me vine de Argentina hace siete meses porque mi madre estaba enferma, ahora está mejor. El plan era volver con Nahuel y el nene a Argentina”.
Gómez García no quiere decir por quien votó en las últimas elecciones “para que no altere la investigación de Nahuel” y cuenta que no participó de actividades políticas, pero sostiene que en Venezuela “hay persecuciones a los opositores y no hay libertad de expresión”. Y afirma: “Pienso que se tiene que respetar la voluntad popular de Venezuela”.
Está convencida de que la detención de su pareja “tiene que ver con la política” porque -alega- él tenía todos los documentos en regla para entrar a Venezuela. “Vino de vacaciones, se iba a quedar 20 días y después volvíamos a la Argentina”, afirma.
-¿Cuándo conoció a Nahuel Gallo?
-En 2018 fui a la Argentina a buscar mejores oportunidades y lo conocí en Buenos Aires. Él trabajaba en un escuadrón de Moreno y yo, de lo que encontraba, hasta fui mesera. Nos vinculamos en redes sociales y después formalizamos. No estamos casados, pero convivíamos en Mendoza y tenemos un hijo, Víctor, que el 21 de enero cumple dos años.
-¿Cuándo fue la última vez que lo vio?
-En mayo de 2024, cuando me despedí en Chile antes de regresar a Venezuela.
-¿Cuándo fue la última vez que se comunicó con Nahuel?
-Él se comunicó el domingo 8 de diciembre a las 9 de la mañana desde el celular del remisero que lo iba a transportar para una segunda entrevista. Agradezco al remisero que le dio el celular. Después de decirme que le iban a hacer una segunda entrevista le sacaron el celular.
-¿Se comunicaron con Usted de la oposición venezolana?
-Yo corté la comunicación para que no interfiera con el caso. Después de la intervención del exembajador argentino corté todo tipo de vínculo.
-¿Y la Cancillería argentina?
-Estoy en contacto con la Cancillería argentina. Confío en cómo está procediendo el gobierno argentino.
-¿Contrató abogados para que se ocupen del caso?
-Sí, contraté a dos abogados. En la Fiscalía de San Cristóbal (del estado de Táchira) fue puesta la denuncia, pero la desestimaron. En la Fiscalía de Caracas tampoco fue aceptada la denuncia. Además, mi madre también se ocupa del caso.
-El hombre que se ve en el video que difundió el régimen chavista, ¿es Nahuel?
-Sí, por las zapatillas, su físico y su gestualidad. El video en el que se lo ve trotando parece ser la cárcel “El rodeo”, del estado de Miranda. Pero no sabemos.
-¿Tiene miedo?
-Sí, vivo con miedo todos los días.