La 15° edición del Festival de Cine de Roma se realizó del 15 al 25 de octubre de forma presencial con las medidas de seguridad requeridas por la pandemia de covid-19. La programación incluyó 24 películas entre ellas Small Axe de Steve McQueen y el último filme animado de Pixar, Soul, dirigido por Pete Docter, que se saltó las salas de cine e irá directo al streaming a partir del 25 de diciembre. Pero fue una cinta proyectada fuera de competencia, protagonizada por el Papa, la que dio de qué hablar alrededor del mundo.
Se trata de Francesco (2020), del ruso Evgeny Afineevsky, quien fue nominado al Oscar en 2016 por el documental Winter on Fire: Ukraine’s Fight for Freedom (2015). Estrenado el 21 de octubre, Afineevsky se adentra en la figura del Papa Francisco (el argentino Jorge Bergoglio en el cargo desde 2013) durante dos horas y recorre el pensamiento y experiencias del máximo representante de la Iglesia Católica en el mundo.
Una cita llevó al documental a los titulares de la prensa internacional y puso sobre la mesa la relación entre la Iglesia y los homosexuales: «Los homosexuales tienen derecho a estar en una familia. Son hijos de Dios y tienen derecho a una familia. Lo que tenemos que hacer es crear una ley de uniones civiles. Así están cubiertos legalmente. Yo apoyé eso», señala el Pontífice en la cinta, según citas de medios como la BBC y El País.
La posición de la Iglesia se expresa en Las consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales (2003) señaladas por la Congregación para la Doctrina de la Fe, un organismo de la Santa Sede que se encarga de custodiar la correcta doctrina católica en la Iglesia. Destaca: «La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad».
Dos visiones
El sacerdote jesuita Arturo Peraza, también abogado y politólogo, indica que el Papa aborda el tema desde la perspectiva de los derechos humanos. «Los derechos son inherentes a las personas independientemente de su condición. Él está insistiendo en la necesidad de una protección jurídica de estas personas, algún tipo de legislación apropiada que recoja sus necesidades. Debo decir que evita decir la palabra ‘matrimonio’, porque en la doctrina de la iglesia el matrimonio está vinculado con la procreación y en las uniones homosexuales las posibilidades fácticamente son inviables», dice.
Peraza, vicerrector de Extensión de la Universidad Católica Andrés Bello en Puerto Ordaz, indica que la declaración, además, no es incongruente con la línea discursiva y de acción del Papa. «Es consistente con su línea de misericordia y de acogida, que es la palabra clave con la que hay que leer esa frase y las otras frases que han venido. El Papa intenta que la Iglesia tenga una visión de acogida. La palabra acogida significa recibir y procesar con la persona. Él ha insistido en que no se juzgue a una persona por su orientación, algo que es consistente con la doctrina de la Iglesia».
También hace referencia a Mateo 25, que trata sobre el juicio final. «La pregunta que hace el Señor al final es si le diste de beber o no lo hiciste, si le diste de comer o no… No está preguntando por la orientación de las personas, sino por la actitud de fraternidad. Ese es el punto. El Papa valora lo que es importante en el camino de la fe».
Señala, además, que a la Iglesia le hace falta «caminar bastante» en este tema porque «es más fácil la actitud de rechazo, señalamiento y juicio».
Aunque las declaraciones del Papa Francisco son de una entrevista anterior, se pueden vincular con su última encíclica Fratelli Tutti, firmada en Asís (Italia) a inicios de octubre. En esta carta el Pontífice se remite al Buen Samaritano (Lucas 10), aquel que ayuda a los demás sin importar su condición, y que esta sea la forma en que la humanidad pueda hacerle frente algunos peligros como el racismo, la migración y nacionalismos.
«La actitud del cristiano es la de acogida a la persona que está herida y heridos estamos de alguna manera», dice Peraza.
Para el fray Luis Salazar se trata de declaraciones normales, que fueron tergiversadas por la prensa internacional. «Dice que los homosexuales deben estar en familia, no deben ser excluidos, que tienen derecho a ser amados y a amar. No es nada fuera de lo normal», opina desde Roma y al mismo tiempo niega que el Pontífice haya usado el término «unión homosexual».
«La Iglesia siempre ha sido inclusiva, siempre llama a la comunión, a unirnos. Eso es una religión. La religión nos religa, nos une con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Yo creo que cuando tratamos a las personas con etiquetas, más bien los apartamos. Son hijos de Dios y se les trata como cualquier otro hijo de Dios», comenta.
Una aclaración no tan pública
Una semana después del estreno del documental Francesco y el revuelo posterior por la frase, la Secretaría de Estado del Vaticano envió un comunicado a nuncios y obispos de la Iglesia para aclarar las declaraciones que el papa Francisco hizo en relación con las uniones homosexuales.
Monseñor Franco Coppola, quien ocupa el cargo de Nuncio Apostólico de México (representante diplomático de la Santa Sede) desde 2016, publicó el texto en Facebook. CNN y la BBC confirmaron la veracidad de la publicación.
El comunicado indica que la confusión surgió porque el documental editó y publicó en una sola cita las respuestas a dos preguntas distintas en momentos diferentes, sin contextualizar.
«El Santo Padre había hecho en primer lugar una referencia pastoral acerca de la necesidad que, en el seno de la familia, el hijo o la hija con orientación homosexual nunca sean discriminados. A ellos se refieren las palabras: ‘las personas homosexuales tienen derecho a estar en familia; son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie ni hacerle la vida imposible por eso», dice el texto.
Con respecto a la segunda parte, que refiere a las uniones entre homosexuales, señala que respondía sobre una ley local de hace diez años en Argentina sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, cuando era Arzobispo de Buenos Aires.
«A este propósito el Papa Francisco ha afirmado que ‘es una incongruencia hablar de matrimonio homosexual’, agregando que, en ese mismo contexto, había hablado del derecho de estas personas a tener cierta cobertura legal: ‘Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil; tienen derecho a estar cubiertos legalmente. Yo defendí eso», señala.
Concluye el texto: «Es evidente que el Papa Francisco se ha referido a determinadas disposiciones estatales, no ciertamente a la doctrina de la Iglesia, numerosas veces reafirmada en el curso de los años».
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