La muerte de Billi Daniel Mascobeto Molina, de 29 años de edad, ocurrió el 29 de febrero de 2012, entre las 7:00 pm y 7:30 pm, en el sector Aguas Claras, en Barlovento, estado Miranda.
Un proyectil que entró por la ventana del copiloto y lo impactó en la cabeza, pero antes rozó la nariz de la mujer que lo acompañaba.
Mascobeto Molina era médico cirujano. Se desempeñaba como director de los distritos sanitarios 5 y 6 del Eje de Barlovento, y además era jefe supervisor de hospitales, ambulatorios, Barrio Adentro y CDI.
Atendía el módulo del sector Aguas Calientes en el que tenía consultas tres veces a la semana y también hacía cirugía menor, explicó Maritza Molina, madre de la víctima.
Molina relata que luego de que el médico fue herido perdió el control de la camioneta que conducía y cayó al río. Su acompañante lo ató a un árbol y salió en busca de ayuda.
Mascobeto Molina fue llevado a un Pronto Socorro de Barlovento y luego al Hospital de El Llanito donde murió 25 minutos después de ser ingresado.
«Lo ruletearon seis horas», indicó Molina. Agregó que desde entonces sufre un desgaste físico y emocional.
Constantemente visita la sede del Ministerio Público a la espera del resultado de la investigación. Hasta ahora el expediente consta de 12 piezas.
La averiguación ha pasado por manos de aproximadamente 20 fiscales, entre titulares y auxiliares. «Ninguno ha resuelto el caso», indicó Molina.
Actualmente, el expediente lo tiene la Fiscalía Nacional 38 a cargo de Vladimir Ángel.
Molina agregó que el 14 de septiembre de 2018 el cadáver de su hijo fue exhumado, debido a que había dos opiniones en cuanto al tiro que le quitó la vida.
El Cicpc sostenía que el tiro lo hicieron a próximo contacto y el Ministerio Público señalaba que había sido a distancia.
Sin embargo, hasta ahora los resultados de la exhumación no se conocen.
En Fiscalía le dicen a Molina que aún la morgue no ha enviado los resultados de esa experticia, luego de un año y tres meses de realizada.
En el transcurso de casi ocho años de ocurrido el homicidio se han realizado cuatro reconstrucciones del caso.
Molina explicó que su hijo había detectado una serie de presuntas irregularidades al revisar depósitos de medicamentos de los distritos que estaban a su cargo. En uno de estos descubrió medicamentos vencidos e hizo un informe al respecto.
El día en que lo mataron, en la mañana, hizo una llamada a una persona en el Ministerio de Salud para denunciar algo irregular que había en un hospital.
La persona que lo atendió le habría dicho que eso no lo hablara por teléfono, sino personalmente. En la noche lo mataron, relató Molina.
La madre del médico considera que están jugando al desgaste. «Que yo me canse, mientras hay asesinos sueltos», dijo. Ella insiste en pedir justicia.
«Pido que la Fiscalía le ponga seriedad y corazón al caso», indicó.
Molina manifestó que hasta ahora el Ministerio Público no le ha dado una respuesta y que cada vez que llega a esa dependencia le dicen «señora, nada». Denuncia que en el proceso de investigación no han entrevistado a personas clave para resolver el caso.
También denuncia que ha habido una serie de irregularidades. Entre estas citó que el acta de defunción de su hijo fue firmada por una médica forense que no está adscrita a la morgue de Bello Monte. La especialista trabaja para otra dependencia del Estado.
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