Hasta marzo de 2022, en Venezuela, con casi 30 millones de habitantes, 19,7 millones de personas vivían en pobreza multidimensional, afirma la plataforma de información humanitaria HUMVenezuela en un estudio en el que analiza los impactos de la Emergencia Humanitaria Compleja tras el confinamiento por la pandemia del covid-19.
Según la organización, la llegada de la pandemia al país, en marzo de 2020, ocasionó una más grave situación de emergencias que exacerbaron las privaciones que ya existían. “Los datos en esta nueva medición muestran que la EHC (Emergencia Humanitaria Compleja) sigue estando lejos de evolucionar hacia una pronta salida, lo cual sucede en un contexto que todavía no da señales de cambio en los factores que la originaron y que la han mantenido durante los últimos años”, dice la plataforma.
Otros datos que destaca el informe, en el renglón de condiciones de vida, es que en el país es difícil la movilidad para 13,1 millones de personas por falta de transporte; 8,8 millones pasan meses sin gas doméstico para cocinar; 5,9 millones sufrieron fallas eléctricas serias; 3,8 millones habitan en viviendas inadecuadas y 6,4 millones fueron víctimas de abusos y / o violencia.
En junio de 2021 miembros de 2,1 millones de hogares habían migrado y en unos 900.000 había intención de migrar del país. Mientras que para marzo de 2022 hubo migración en 1,8 millones de hogares e intención en 700.000.
Diagnósticos de HUMVenezuela muestran que 94,5% de la población no tiene ingresos suficientes para cubrir el costo de los alimentos y otros bienes y servicios básicos como vivienda, salud, educación, transporte y vestimenta.
“En el contexto de la EHC, Venezuela sigue presentando una caída profunda de capacidades económicas expresada en una reducción de 72% del PIB y 48% en los niveles de ocupación formal”, dice el estudio.
Añade: “En 2022, la población venezolana sigue enfrentando dramáticos problemas de acceso a fuentes de ingresos y un costo de la vida que supera en más de 90% el poder adquisitivo del salario mínimo, a pesar de los esfuerzos para estabilizar la inflación”.
La plataforma explicó que las causas estructurales de la profunda fragilidad económica de Venezuela (una institucionalidad devastada y ausencia de Estado de derecho) no permiten esperar cambios significativos a mediano plazo.
“En estas circunstancias, el centro de los esfuerzos en mantener la extrema dependencia de las importaciones (…) sumado al manejo no transparente de los recursos públicos por la falta de contrapesos institucionales, han exacerbado los niveles de desigualdad en la población”, afirma el estudio.
HUMVenezuela desgrana otros datos, en distintos renglones, que evidencian aún más la grave situación en que se mantiene el país, a pesar de la dolarización. Por ejemplo, hasta marzo de este año 18,7 millones de personas perdieron o agotaron sus medios de vida de forma irreversible y 15,7 millones dependían de bonos, remesas o ayuda de terceros por haber perdido la totalidad o la mayor parte de sus fuentes de ingreso.
“Debido a que la mayoría de las personas enfrenta dificultades para tener acceso a los alimentos, especialmente por razones económicas, 12,3 millones se encuentran en inseguridad alimentaria y en este grupo 2,1 millones están en inseguridad alimentaria severa”, dice el estudio.
En 10,9 millones se calcula el número de personas en subalimentación o con hambre crónica por el déficit de consumo de alimentos. En tales circunstancias, 4,3 millones de personas han tenido que privarse de alimentos, incluyendo pasar días enteros sin comer.