VENEZUELA

150 horas y contando: la espera de los zulianos para surtir gasolina

por Avatar EFE

Fernando es solo uno de los cientos de zulianos que llevan días durmiendo a la intemperie, soportando temperaturas de hasta 40 grados centígrados, para surtirse de combustible. Él es solo uno más dentro de una larga cola de vehículos que esperan en el estado, donde la gasolina es el más cara y escasa de toda Venezuela.

Con más hastío que resignación, el hombre de 59 años de edad dijo que aguantará 72 horas más en la cola y que si cumplido ese plazo no abren la gasolinera, se regresará a su casa a guardar el vehículo «hasta que Dios quiera».

Zulianos sin certeza de conseguir gasolina

Ni Fernando Valecillos ni ninguna de los cientos de personas que esperan junto a él tienen la certeza de poder llenar el tanque. Lo que sí saben todos es que cada litro de combustible allí, en una gasolinera administrada por el gobierno regional, cuesta casi tanto como un salario mínimo y es el precio más caro de todo el país.

Hace menos de un año, Fernando podía llenar el tanque de su vehículo, igual sorteando la severa escasez de combustible, por menos de un dólar. Ahora este hombre desempleado que vive de la ayuda que le dan sus hijos se prepara para pagar 24 dólares por 30 litros de gasolina.

Estación de servicio Lagopista, en Maracaibo, gerenciada por el gobierno regional. Foto: EFE/Henry Chirinos

Es que, como ha ocurrido con todos los males de la crisis venezolana, la escasez de gasolina de los últimos años golpeó más duro al Zulia, pese a ser un estado rico en petróleo.

Así hasta que en junio el régimen de Nicolás Maduro puso en marcha la venta de combustible a 0,50 dólares el litro, lo que supuso el fin de la gratuidad en este producto.

Menos de tres meses después, la medida, que había traído un alivio y llegó a erradicar las colas de las gasolineras, se quedó corta, pues el país volvió a registrar escasez de combustible y otra vez se ha sentido con más rudeza en el Zulia.

Zulianos a la deriva por gasolina

También esperando hace una semana, Antonio Echarri se siente a la deriva. Contó que ha comido y dormido sobre el asfalto los últimos días «sin ningún compromiso» de que el sacrificio vaya a valer la pena.

«La estamos esperando, gasolina colombiana, la de aquí ya la desviaron para Caracas», dijo el zuliano de 58 años de edad que, como muchos de sus paisanos, se resiente por los privilegios de la capital, que no escapa de problemas como la escasez o las fallas eléctricos pero los sufre en menor medida.

«La estoy comprando a precio internacional y hasta más cara», agregó este fotógrafo no sin antes expresar que está loco por vender su vehículo e irse del país, para huir de las penurias.

Igualmente agobiado, Rolando Orozco no tiene ni siquiera cómo devolverse a su casa, pues el tanque de su vehículo está seco así que está obligado a esperar. «Tengo que morir en la cola», afirmó.

El sexagenario, que hace años dejó de tomar medicamentos para la hipertensión por no poder costearlos, recuerda que como pensionado percibe menos de dos dólares mensuales, por lo que se rebusca como repartidor para «medio sobrevivir».

«Estamos esperando que Dios se apiade de nosotros», agregó.

Libre mercado

El gobernador de Zulia, el oficialista Omar Prieto, advirtió a los zulianos en abril que sería implacable con quienes vendieran gasolina en dólares, pero 2 meses después instauró 24 gasolineras que cobraban únicamente en moneda extranjera, siguiendo la orden del Ejecutivo.

Esta región fronteriza con Colombia cuenta con 198 gasolineras pero en las últimas semanas apenas 12 han estado operativas de forma intermitente, lo que deja solo una docena de puntos de venta para 5 millones de habitantes y más de 1 millón de vehículos.

Por ello, el gobernador ha autorizado este mes a «cualquiera que pueda» para que importe combustibles y los venda en Zulia, siempre por debajo de un dólar el litro, pero por encima del costo establecido por el Ejecutivo.

«La idea es que podamos romper el bloqueo», dijo Prieto recientemente, en alusión a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos al régimen de Maduro que restringen la llegada al país del combustible y de los químicos necesarios para la producción local.

Algunas importaciones ya están en marcha y, dijo el gobernador, no se indicará el lugar de procedencia de estos combustibles para evitar sanciones a las personas o compañías involucradas, como ocurrió con la gasolina iraní que Venezuela recibió en el primer semestre del año.

150 horas

Aunque Prieto aseguró que las 12 estaciones de servicio establecidas están distribuyendo combustible al menos 3 veces por semana, los zulianos Fernando, Antonio y Rolando lo desmienten con su perseverancia, con una espera que supera las 150 horas sin una gota de gasolina.

EFE/Henry Chirinos

La paralización del estado más poblado de Venezuela ha llevado a algunos a la desesperación e incluso a delinquir poniendo en peligro la vida de muchos y la operatividad de la depauperada industria petrolera.

Una muestra de ello fue el incendio provocado a mediados de septiembre en una tubería de la estatal petrolera Pdvsa, luego de que personas ajenas a la empresa intentasen sustraer combustible de forma ilegal.

Mientras se investiga eso el Estado ha hecho un llamado a los ciudadanos, ávidos de combustible, para que «eviten realizar este tipo de tomas ilegales que pueden generar consecuencias irreparables a los habitantes de la zona».

Fernando, Antonio y Rolando siguen en la cola.