Hace 20 años una serie de acontecimientos terminó en 19 muertos y un fallido golpe de Estado. Fecha que ha quedado grabada en la historia contemporánea de Venezuela, el 11 de abril es uno de los detonantes de la crisis actual y es considerado por muchos dirigentes que encabezaron el movimiento como «la mayor expresión de la sociedad civil» en los últimos tiempos.
Los hechos que llevaron a todo lo acontecido durante el mes de abril de 2002 comenzaron meses atrás, cuando el entonces presidente Hugo Chávez anunció un acuerdo de cooperación con Cuba e inició su intervención en Pdvsa.
Durante el conversatorio A 20 años del 11 de abril, una mirada retrospectiva, organizado por la Asociación Civil Gente del Petróleo, varios líderes sindicales del sector petrolero de ese entonces recordaron lo que sería el inicio de la politización de la empresa estatal.
«Chávez usó Pdvsa como un juego político, para ganar voluntades en el extranjero. La toma de Pdvsa comenzó poco a poco, hasta que en enero de ese año comenzó el cambio en la junta directiva y se tomó por asalto la empresa», contó el ingeniero Eddie Ramírez, quien fue director gerente de la filial Palmaven.
A partir de ese momento se registró un revuelo en la industria petrolera, lo que llevó a manifestaciones, llamados a paros y a huelgas a nivel nacional. En respuesta, el 7 de abril de ese año Chávez despidió en cadena nacional a siete altos ejecutivos de la estatal petrolera Pdvsa y otorgó la jubilación a otros 12.
«Las intenciones de esta revolución siempre fueron usar el petróleo como una herramienta política y nunca para el desarrollo del país. Por eso era imprescindible tomar control de Pdvsa», manifestó durante el conversatorio Juan Fernández, economista y uno de los gerentes despedidos por Chávez.
Fue este movimiento iniciado por los petroleros lo que influyó en otros sectores de la población y dio paso a las protestas que se generaron en los días siguientes, incluyendo la del 11 de abril.
¿Qué pasó el 11 de abril?
Ese día, en la marcha convocada por la patronal Fedecámaras, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y algunos dirigentes de organizaciones sociales, millones de venezolanos salieron a las calles para manifestar su descontento con el gobierno de Chávez, quien para ese entonces estaba comenzando a labrar un camino político cada vez más alejado de la democracia.
Aunque el punto final previsto para la marcha era el edificio de Pdvsa en Chuao, una vez allí, y en el calor de la protesta, los convocantes decidieron plantearse un nuevo rumbo: el Palacio de Miraflores.
Bajo el mensaje de solicitar a Chávez la renuncia a la Presidencia de la República, la masa de personas comenzó a hacerse más grande conforme avanzaba hacia el centro de Caracas. Sin embargo, no contaban con que serían emboscados a pocas cuadras del palacio de gobierno por pistoleros y francotiradores que dispararon a mansalva hacia los protestantes, de acuerdo con una investigación realizada por el periodista Francisco Olivares.
«Desde las esquinas y detrás de kioskos dispararon a mansalva a la manifestación. En los edificios había francotiradores, al igual que en el Puente Llaguno, en la avenida Baralt. Eran muchos los pistoleros, ellos estaban en esos puntos desde dos semanas antes de la marcha. Estos activistas eran una especie de escudo humano para evitar que llegaran a Miraflores, pues el gobierno sabía lo que podía suceder», relató Olivares, autor del libro Las balas de abril, durante el conversatorio.
Mientras esto ocurría, Chávez inició una cadena de radio y televisión, pero los medios audiovisuales dividieron la pantalla para mostrar en paralelo los disturbios y violencia en Puente Llaguno. Una acción que también marcaría la historia de la televisión venezolana.
19 personas fallecieron y otras 127 resultaron heridas ese día en medio de la ola de violencia desatada en el centro de la capital. En paralelo, militares de las Fuerzas Armadas Venezolanas estaban reunidos planificando el golpe de Estado, ya que desde meses atrás mostraron su disgusto con las políticas de gobierno y su acercamiento a Cuba, Irak e Irán.
La renuncia y el regreso de Chávez
En medio de la confusión desatada por la refriega, y luego de largas horas sin conocerse qué sucedía en las alturas del poder, en la madrugada del 12 de abril se conoció la detención del presidente Chávez y su traslado a Fuerte Tiuna. Fue el general en jefe de la Fuerza Armada Lucas Rincón Romero quien anunció que el presidente había renunciado.
En el ínterin, un grupo de personalidades de toda la esfera nacional propuso al presidente de Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga, asumir la presidencia, cargo que ocuparía solo por unas horas pues buena parte del estamento militar rechazaría la decisión.
Los sectores que habían apoyado el golpe de Estado no defendieron al gobierno de facto de Carmona y esto dio pie a que las zonas populares de la capital tomaran las calles y cerraran las vías de acceso a Caracas para exigir la libertad de Chávez.
Pero sería el general Raúl Isaías Baduel, comandante del batallón de paracaidistas del Ejército, quien inclinaría la balanza a favor de Chávez y ayudaría para lograr su regreso.
«Al principio el rescate de Chávez era con la intención de hacerlo firmar un acuerdo para lograr un plebiscito que podría llevar a un cambio de gobierno, pero los militares que lo buscaron lo llevaron a Miraflores. Hubo mucha confusión y un juego de poder en las Fuerzas Armadas, estaban velando por sus propios intereses», indicó Olivares.
En la noche del 13 de abril, Carmona renunció a la presidencia encargada y la madrugada del 14 Chávez fue liberado y regresó en helicóptero al Palacio de Miraflores. Así nacería una de las frases que ha acompañado al chavismo desde hace 20 años: “Todo 11 tiene su 13”.
Los hechos aún no están claros
Han pasado 20 años desde aquellos hechos transcendentales para la historia del país y aún se desconoce con claridad qué sucedió.
Al menos 10 sospechosos fueron detenidos por cometer los disparos en Puente Llaguno y los alrededores, pero todos fueron liberados posteriormente.
Por las muertes ocurridas en la marcha del 11 de abril fue acusado un grupo de funcionarios de la Policía Metropolitana pese a que, afirma Olivares, nunca dispararon sus armas. «Solo uno de los oficiales disparó al aire, y de ello hay pruebas. Existe incluso un video del momento en que sucedió», señaló.
«De los 19 muertos, nunca se dio con los responsables reales porque todas las evidencias y pruebas que se pudieron aportar fueron tergiversadas para acusar a los policías metropolitanos. No hubo posibilidad de demostrar quiénes dispararon, pero sí podemos saber de dónde vinieron los disparos. Los más importantes ocurrieron en la avenida Baralt, allí las evidencias están a la mano de quienes realizaron las investigaciones», indicó el periodista.
De los policías detenidos, aún tres permanecen en prisión tras haber sido sentenciados a 30 años de cárcel.
El 11 de abril como detonante de la crisis actual
El 11 de abril fue el detonante de la división de la población venezolana en dos corrientes políticas. Marcó lo que sería el inicio de la militarización de las instituciones y los poderes públicos se sometieron a las órdenes del Ejecutivo.
Olivares afirma que, antes del 11 de abril, en la Fuerza Armada Nacional ya venía manejándose una serie de cambios, pero fueron los sucesos de ese día, sumados a la influencia cubana y rusa, los que llevaron a los militares a convertirse en un brazo más del gobierno chavista.
Luego de estos cambios, son los altos cargos oficiales quienes pasan a ocupar puestos en las principales industrias del Estado, empresas que hoy día están en precarias condiciones.
«No son personas preparadas para dirigir estas empresas, un ejemplo claro de ello es lo que ocurrió con el sector petrolero y el sector eléctrico», agregó Olivares.
Sobre este punto también habló Carlos Ortega, quien fue presidente de la CTV y uno de los líderes del 11 de abril, hoy día en el exilio. «Las Fuerzas Armadas desde ese momento se acabaron. Venezuela es una copia al carbón de lo que es Cuba. Hay unos cuerpos armados de apoyo al régimen. Hay alrededor de 2.000 generales que solo sirven al régimen y para hacer negocios. Ese era otro de los objetivos de Chávez, destruir las Fuerzas Armadas», manifestó en el conversatorio.
«El fracaso de Pdvsa fue parte del proyecto político del chavismo. Era su intención destruirla para arrodillar al pueblo. Solo les importa mantenerse en el poder», añadió.
Recuperar la unidad
Para Juan Fernández, de los hechos de 2002 hay que rescatar la unidad que se vivió en ese entonces entre los diferentes sectores de la población.
«El liderazgo político opositor está débil, hay desesperanza, pero no hay que permitir que esto nos limite. No podemos quedarnos de brazos cruzados, hay que rescatar lo que se vivió en 2002, esa unidad y esa esperanza hay que recuperarla», precisó.
Ortega también coincidió en este punto: «Es necesario construir nuevamente un bloque sólido y unitario en Venezuela. Hay que llamar a los factores para rescatar la unidad y la democracia».
«El 11 de abril debería conmemorarse el día de la sociedad civil, porque fue la mayor expresión de la sociedad. Esta lucha va a continuar, tiene que continuar. Tenemos que seguir adelante, estamos seguros de que lo vamos a lograr», subrayó Horacio medina, otro de los gerentes de Pdvsa despedido por Chávez en 2002.
@ErikaHDelaR
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