Fiel a su estilo. Se mete en la candela y suelta bomba tras bomba cada vez que declara. Así es Gerard Piqué, un sempiterno mediático y por ello desde ya empieza a calentar el clásico contra su eterno rival: El Real Madrid.
«Nunca me he puesto la camiseta del Madrid, creo que alguna vez me la he cambiado, pero no me la he puesto nunca. Por la alergía y tal…», soltó entre risas el zaguero azulgrana programa de Antena 3, ‘El Hormiguero’, ante la pregunta si había posado alguna vez con el escudo merengue.
En la misma línea de bromeo Piqué negó que la amarilla que le sacó el árbitro Mateu Lahoz, en el encuentro con Sevilla, había sido provocada intencionalmente para poder jugar clásico español con más descanso.
La polémica sí es intencional
Está en el ojo del huracán siempre y lo que para otro sería una tormenta indeseable, para Piqué es como degustar un buen vino.
El azulgrana admitió que muchas veces entra en el juego de la polémica y lo mediático de forma voluntaria:
«Normalmente es premeditado. Pocas veces la he liado sin querer y me ha pillado por sorpresa. Lo hago para pasármelo bien. Por dentro me descojono, esto del fútbol, es un espectáculo», dijo el central.
Y agregó: “En el vestuario nos reímos de las reacciones, todo es una farsa, todo es una mentira. Lo que se dice del vestuario, todo es mucho más fácil. Las relaciones son fantásticas, que si se quiere traer a Ney o no, que si hay roces. Cuando nos metemos en líos es porque queremos un poco de salsa».
Además, el defensor catalán aseguró que disfruta con las críticas porque ellas lo hacen mejorar dentro del campo de juego.
«Yo juego mejor si me silban. Tener a la gente en contra me motiva más porque cuanto más bien juegas, les jode más a ellos. En la Selección tuve la mala suerte de que me silbaban, pero fueron mis mejores años en la Selección», reconoció.
De manera que hay que abonar otro episodio a la larga lista de comentarios de Gerard Piqué y este en particular porque deja la mesa caliente previo al encuentro contra el Real Madrid.