EL PAIS/ El gobierno mexicano acusó a la diseñadora venezolana de apropiación cultural con los tejidos artesanales de comunidades locales

¿De dónde sacan los diseñadores sus ideas? ¿La cultura es de todos? ¿México acertó al acusar a Carolina Herrera de apropiación cultural por retomar patrones de comunidades indígenas? Kim Jones (Dior), Kris Van Assche (Berluti) y Alejandro Palomo (Palomo Spain) opinan de ello (y divergen entre sí).

Estos diseñadores, que presentaron sus respectivas colecciones en la Semana de la Moda masculina que finalizó el domingo en París, convienen en que su trabajo consiste en inspirarse de lo que les rodea.

Pero la percepción no es la misma entre Alejandro Palomo, un creador ascendente que fundó su propia marca hace cuatro años en el sur de España, y Van Assche y Jones, quienes trabajan para firmas de lujo con décadas de tradición y cuyo objetivo es perpetuar su línea y estilo.

Las críticas del gobierno de México a la última colección de la firma Carolina Herrera, que usó diseños textiles de tres comunidades indígenas, reabre en cualquier caso el debate sobre hasta qué punto las firmas deben rendir cuentas cuando se inspiran del saber hacer tradicional de grupos minoritarios.

Olvidarse de la apropiación cultural

“La apropiación cultural es algo de lo que nos deberíamos olvidar. Hoy en día hay demasiada polémica”, afirma Alejandro Palomo, de 27 años. “También se lo decían a Rosalía” respecto a la cultura flamenca. “A mí me parece muy bonito interpretar la cultura: vivimos en un mundo global y todos pertenecemos a él”.

“Carolina Herrera más que perjudicar, nos acerca un poco más a la cultura mexicana”, insiste el diseñador español de ropa masculina, aunque sus más reputados clientes son mujeres, como la cantante catalana, así como Madonna y Beyoncé.

“Es como si yo usara un volante y lo llamaran apropiación cultural. Pues no”, agrega este cordobés cuya firma se halla en su pueblo de Posadas.

Reconocer el origen

El nuevo director artístico de Berluti, el belga Kris Van Assche, admite que inspirarse en otras culturas se aprende desde en la escuela de moda.

“Yo estudié en la Academia de Amberes”, una de las más reputadas del mundo. “Allí aprendemos a inspirarnos de las culturas, no hay nada de deshonesto en ello. Lo importante es reconocerlo y reinterpretarlo”, dijo este diseñador de 43 años de edad.

“La cuestión es si hay abuso o no y en el caso de Carolina Herrera lo desconozco», admite el diseñador al frente de Berluti, fundada en 1895.

Van Assche, ex director artístico de la línea masculina de Dior durante más de una década, estima que su trayectoria por casas históricas ha contribuido a evitarle este tipo de problemas.

“Personalmente me inspiro en la casa y eso nadie me lo reprocha”, concluye.

¿Apropiación o apreciación cultural?

“Hay dos corrientes de pensamiento: ¿se trata de apreciación o de apropiación cultural?”, reflexiona el británico Kim Jones, al frente de la dirección artística de Dior hombre.

“Cuando trabajaba con cosas que tienen una referencia cultural o bien pedía permiso a la gente que trabajaba con ello y obtenían una regalía o bien lo realizábamos con ellos, de manera que los estábamos ayudando, eso es esencial”.

Jones, de 39 años, defiende saber de lo que habla por su experiencia anterior en Louis Vuitton, una marca tradicionalmente de productos de lujo para viajar.

“Con Dior, buceo en sus archivos. Con Vuitton nos interásabamos en las historias detrás de los baúles y de sus viajes”.

“Creo que hay que desarrollar mucha sensibilidad en el mundo de la moda y tratar a todo el mundo con mucho respeto”, sentencia.


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