Diecisiete días de competencia, una constelación de casi 6.900 atletas, frustraciones y triunfos quedarán para la historia del deporte en estos Juegos Panamericanos.
Mijaín López, el adiós del gladiador
El luchador cubano de pesos pesados ya lo había ganado todo: Tres coronas olímpicas en grecorromana, cinco campeonatos mundiales y cuatro panamericanos.
A los 37 años de edad, la mole de músculo de 1,96 metros descendió del Olimpo para despedirse con un quinto título continental.
No le hacía falta, pero López quiso que los luchadores que están en carrera pudieran “tocar con sus manos a un campeón olímpico”. Cortés, no maltrató a ningún rival ni permitió un solo punto en contra. Regresó a las alturas más pesado que antes, con un oro colgado del cuello y una hazaña difícil de imitar: cinco títulos panamericanos consecutivos.
Yulimar Rojas, la reina del triple salto
La venezolana Yulimar Rojas fue a un duelo y quedó sola en la pista. Saltó 15,11 metros en el triple salto conquistó oro y récord panamericanos. La venezolana le arrebató la corona a la colombiana Caterine Ibargüen, que había dejado Lima por una lesión y de paso la alfombra extendida a su sucesora en el trono.
Con 23 años de edad, tres títulos mundiales (dos bajo techo), un boleto por confirmar a Tokio 2020 y una advertencia: “aún queda Yulimar Rojas para rato”.
Juan Miguel Echevarría, tras los pasos de Iván Pedroso
Echevarría, que voló 8,27 en Lima, es el fruto más tierno y jugoso de la cosecha del atletismo cubano.
Cuatro días antes de cumplir 21 años de edad, el cubano se anticipó a brindar con oro en el salto largo y como si se tratara de las palabras que ofrece el homenajeado frente a sus invitados. Avisó: “Quiero ser campeón olímpico, medallista mundial y quizás superar la barrera de los nueve metros”.
En 2018 se proclamó el campeón más joven en pista cubierta, en Birmingham, y después dio el gran salto a la fama con un registro de 8,83 en la Liga del Diamante en Roma, el más largo en 23 años.
Delfina Pignatiello, una genial chica normal “Yo, ahora, no me creo Dios”.
La argentina Delfina Pignatiello, de 19 años de edad, se define como una chica normal, como “cualquiera” a su edad. Gusta de las redes sociales y, de vez en cuando, ir de fiesta con los amigos. Sin embargo, Pignatiello fue el fenómeno que revolucionó la natación en Lima-2019 con sus oros en los 400, los 800 y los 1.500 metros libre.
Su nombre brilló por encima de todos, opacando al cinco veces campeón olímpico estadounidense Nathan Adrian.
Tarareando mentalmente la música que escucha antes de saltar a las piscinas e inspirándose con videos de Michael Phelps, Pignatiello emergió como figura con vistas a Tokio-2020.
“No tiene techo”, dijo sobre ella su compañero en la selección argentina Santiago Grassi.
Luis Scola, sobreviviente de la generación dorada de Argentina
El jugador argentino ganó el oro olímpico en Atenas-2004 y con diez años en la NBA, Luis Scola acudió a Lima-2019 con la obligación de ganar. “Veníamos a ganar”, celebró el potente ala-pivot de 39 años de edad.
No falló y lideró a los suyos rumbo a un triunfo que simboliza el abrumador dominio que tuvo Argentina en deportes colectivos. Con oros en fútbol, básquetbol, balonmano, rugby, softbol y voleibol masculinos y en hockey femenino y masculino.
Aún no es el cierre a la carrera albiceleste de Scola, pues el Mundial de baloncesto de China-2019 le espera del 31 de agosto al 15 de septiembre: “Aspiramos a jugar en China lo mejor posible”.
Arthur Zanetti, ¿llegó el fin?
El brasileño Arthur Zanetti perdió algo más que el equilibrio cuando estaba suspendido sobre las anillas. Un detalle técnico, que provocó apenas un perceptible balanceo de las piernas, lo bajó del cajón más alto del podio. Al rey de las anillas se le cayó la corona panamericana en Lima. Medalla de oro olímpica en Londres-2012, que lleva tatuada sobre las costillas, y plata en Rio de Janeiro-2016. El brasileño pagó con oro una inflamación en el hombro derecho, que luego explicó que le hizo perder fuerza.
El gimnasta de 29 años de edad se fue cabizbajo con su medalla de plata, por su edad se le dificulta una revancha.