Mariana Montilla se baña en un recipiente de plástico para no desperdiciar agua y poder reusar el líquido para la poceta o limpiar la casa. Esta ciudadana de 64 años de edad vive en Altos de Lídice, en la parroquia La Pastora (municipio Libertador), donde los vecinos llevan más de 6 meses sin el servicio.
En ese sector de Caracas dependen de la lluvia. En los angostos pasillos del barrio tienen pipotes de plástico para que se llenen cuando llueva. Los recipientes son públicos y las personas deben esperar su turno para surtirse. Cuando no llueve, los habitantes bajan a diario hasta una quebrada que queda aproximadamente a un kilómetro y suben con los tobos llenos. Aquellos que no pueden cargar peso, deben pagar a alguien que los ayude. Los residentes van a toda hora a la quebrada, pero los que tienen que cumplir horario laboral bajan durante la noche y la madrugada a hacer cola.
Varios pipotes están distribuidos en los pasillos para recoger el agua de la lluvia | Foto: José Daniel Ramos (El Nacional Web)
“Nosotros tenemos mucho tiempo en esto. Yo tengo una lavadora automática y no sé si está mala o buena porque no la he vuelto a prender desde diciembre, que fue la última vez que me vino el agua”, indicó Montilla.
José Tortosa, de 56 años de edad, es una de las personas que ilustra la postal de las empinadas calles de Lídice. Todos tienen una forma distinta de llevar el peso: unos usan en las manos cada tobo con agua; otros utilizan un palo que colocan sobre su espalda para equilibrar el peso en cada lado y los niños emplean ambos brazos para cargar las garrafas de plástico.
Las personas han encontrado métodos para subir el peso | Foto: José Daniel Ramos (El Nacional Web)
“Aquí hay más de 700 familias que estamos necesitados del servicio; algunas tienen hasta un año sin agua. Eso nos quita tiempo y nos da trabajo todos los días. Mi esposa está convaleciente y a mi hija la atropelló un carro”, indicó Tortosa, quien era taxista, pero actualmente está desempleado y atiende a sus familiares.
Alumnos no asisten a clases ante la problemática del agua
Los vecinos llevaron recientemente una carta hasta el Palacio de Miraflores debido a que la situación también afecta a los niños de las escuelas básicas Arturo Michelena y León Trujillo de la localidad. Aún no reciben respuestas.
En la escuela básica León Trujillo, ubicada en Altos de Lídice, de 111 estudiantes regulares, solo acudieron entre 60 y 70 a las aulas durante los últimos meses de clases. “Los alumnos han dejado de asistir porque no tienen cómo bañarse”, señaló Leida Castro, directora de la escuela León Trujillo.
Niños ayudan a cargar agua para llevar a sus casas | Foto: José Daniel Ramos (El Nacional Web)
A pesar de la situación, en ambas instituciones los profesores no han dejado de ofrecer el programa de alimentación, aunque con ciertas dificultades: “Traemos agua de otros sitios con ayuda de la comunidad; ellos nos han proporcionado el transporte y nosotros llevamos las garrafas con nuestros trabajadores”.
Personas de la tercera edad también ayudan a la comunidad | Foto: José Daniel Ramos (El Nacional Web)
Los padres de los alumnos que logran conseguir agua colaboran con jarras que envían a la institución para que pueda operar con normalidad.
“Lástima que el olor no se puede grabar con la cámara”
El lunes por la mañana la señora Lina Testa se levantó alarmada. Un olor a gas impregna su apartamento y ella no encuentra el origen de esa posible fuga. Sin embargo, mientras más chequeaba se percató de que la fetidez no era gas, sino agua estancada, localizada en los depósitos colectivos de las residencias Vila Verde, ubicadas en la Prolongación calle Panamá de Las Acacias del Municipio Libertador.
Depósito del edificio donde hay agua estancada | Foto: José Daniel Ramos (El Nacional Web)
Desde el 23 de marzo pasado, las 20 familias que viven en ese sector tienen problemas con el suministro de agua. Los residentes temen que el cambio de rutina, la insalubridad y los malos olores perjudiquen su salud. “Lástima que el olor no se puede grabar con la cámara; ya nos afecta la vida cotidiana», reiteró la residente que debe recoger agua donde sus padres, ambos de la tercera edad que viven en Valle Abajo. «Ya no aguanto los dolores en la espalda y las piernas».
Meses atrás, los propietarios reunían dinero y pagaban camiones cisternas para surtir el tanque, pero desde hace un tiempo no han podido pagar el servicio. “Las cisternas cobraban Bs 5.500.000 en mayo y ahora, la última vez cobraban Bs 70.000.000”.
Residencias Vila Verde | Foto: José Daniel Ramos (El Nacional Web)
El esposo de Lina lleva galones de agua desde su trabajo hasta su casa, que utilizan principalmente para cocinar. A veces debe preparar la comida en casa de sus suegros.
Antes de ir a trabajar, el hijo de Testa, de 21 años de edad, se debe parar en la madrugada, sale a casa de sus abuelos y vuelve a su apartamento con garrafas; se viste y se va al trabajo. Esta rutina la debe hacer todos los días. “No hemos tenido soluciones. Te lo juro que estoy obstinada. Ya estamos cansados”.
Hidrocapital no ofrece soluciones
Una de las cosas que tienen en común los sectores de Altos de Lídice y Las Acacias son los huecos que dejan trabajadores de Hidrocapital cada vez que van para “conseguir la fuente del problema”. Varias cuadrillas acudieron a los respectivos sitios, rompieron el pavimento y dejaron los hoyos en las calles. Sin embargo, Mariana Montilla, también habitante de Altos de Lídice, asegura que cuando fueron a Hidrocapital le dijeron que no tenían esperanza de que les llegara agua porque había muchos problemas en Caracas.
Hueco que abrió Hidrocapital en Altos de Lídice | Foto: José Daniel Ramos (El Nacional Web)
El Dato
Según datos del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, en el mes de julio las protestas se caracterizaron, en su mayoría, por derechos sociales, entre esos está el rechazo al colapso de los servicios básicos como agua potable, electricidad y gas doméstico
En la Prolongación calle Panamá de Las Acacias, Lina Testa señaló que el pretexto de los ingenieros de la empresa estatal fue que la tubería matriz de esa zona no aparece en los planos de la capital. “Dicen que nuestra tubería matriz ‘no existe’, cuando yo tengo 24 años viviendo aquí y nunca me había faltado el agua. Resulta que solo abrieron un hueco y no consiguieron soluciones”.
Cansados por la falta del servicio, habitantes del sector fueron a protestar frente a Hidrocapital. Al día siguiente un camión con agua llegó al sitio afectado; el chofer gritaba a los ciudadanos: “Saquen sus tobos”. Desde entonces no saben nada sobre el estatus de la denuncia.
“Eso es una cuestión muy miserable para nosotros los habitantes. Yo no me voy a conformar con que Hidrocapital me permita llenar solo dos tobos de agua”, replicó Testa, quien intentará ser escuchada por las autoridades, que es lo que esperan los habitantes de toda Caracas.
Sector Altos de Lídice | Foto: José Daniel Ramos (El Nacional Web)