El centro comercial Sambil La Candelaria y el Centro Financiero Confinanzas son dos edificaciones localizadas en el municipio Libertador que tienen en común el hecho de que el Estado las contempla entre sus posesiones y ha permitido en ellas, en el curso de varios años, ocupaciones ilegales, así como el progresivo deterioro de sus instalaciones. Dirigentes sindicales y celadores de franelas rojas apostados a la entrada de las moles impiden el acceso y crean un profundo hermetismo sobre el uso y estado actual de ambas.
Colectivo vigilante
En repetidas ocasiones se ha mencionado que el Sambil La Candelaria fue “expropiado” por decreto presidencial No. 7784 (Gaceta Oficial 39543 del 2 de noviembre de 2010). De acuerdo con Luis Alfonso Herrera, investigador y consultor del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad, no existe tal expropiación porque esta figura obliga a que el Estado pague el inmueble antes de agenciárselo, y esto no ha ocurrido en el caso del Sambil. “El Estado no puede tomarlo a la fuerza, sino por una vía jurídica, así que tendría que encaminarse a devolver la estructura e indemnizar a los afectados por los daños”.
En 2010, a cuatro meses de su inauguración, la obra fue ocupada por alrededor de 3.000 damnificados con la anuencia del Ejecutivo y así permaneció hasta 2014 cuando se ordenó su desalojo. Al estudiar el caso, el Observatorio de Derechos de Propiedad de Cedice descubrió “un accionar del gobierno que prefigura un modus operandi en el que se despoja a quien tiene para darle a quien no tiene, forma perversa de ‘justicia social’, creando el peligroso precedente en el que se avala el delito de apropiación de propiedad privada”. Rocío Guijarro, gerente general de Cedice, enfatizó: “Una sociedad democrática tiene que proteger a sus ciudadanos de las violaciones de los derechos de propiedad que forman parte de la carta de derechos humanos universales”.
Hoy el edificio es la sede de la Corporación de Comercio y Suministro Socialista, adscrita al Ministerio del Comercio, órgano que a las puertas de la mole mantiene a un cuerpo de vigilancia que por su aspecto más parece un “colectivo radical, pues no porta uniforme ni credencial y está armado”, afirma el coordinador de la Asamblea de Ciudadanos de Candelaria, Carlos Julio Rojas. “Comersso funciona como un depósito del programa Mi Casa Bien Equipada destinado a favorecer necesidades de los militares y del personal de la Alcaldía Libertador”, indicó. A juicio del consultor de Cedice, se trata de un uso inadecuado porque un almacén puede funcionar en cualquier parte, no es necesario apropiarse de un inmueble con ese fin.
Alfredo Cohén Kohn, director de la Constructora Sambil, destaca el notable saqueo que evidencia la estructura: “Desaparecieron transformadores, motores de escaleras mecánicas, bombas de agua, puertas de ascensores, aires acondicionados, cables, componentes mecánicos y tableros eléctricos. También los techos y acabados del edificio sufrieron fuertes daños”.
“Hoy el Sambil La Candelaria es un limbo gigante de pies de barro. Aun así, creemos que el Estado puede tener un gesto de rectificación y devolverlo. Con eso, los 250 comerciantes que vendieron todos sus bienes para hacerse de un local y tener allí el sustento de su vida podrían hacer realidad su inversión. Este centro comercial puede generar 4.000 empleos directos y 6.000 indirectos, además de 2.500 puestos de estacionamiento”, remató Rojas.
Ciudad-rancho-vertical
El Centro Financiero Confinanzas, de 195 metros de altura, 45 pisos, con helipuerto y 121.741 metros cuadrados de superficie, en la avenida Andrés Bello y a unos pasos del Sambil La Candelaria, fue cedido a Fogade luego de la crisis financiera de 1994. Este organismo interventor lo presentó a subasta en 2001 sin que ningún inversionista mostrara interés. En algunos pisos del inmenso constructo, también conocido como Torre de David, se evidencia un movimiento de remodelación, pues hay personal y maquinaria en plena faena. Fue imposible conocer a qué se destinará, puesto que los vigilantes de la obra, obviamente instruidos, niegan el acceso a cualquier fuente de información.
En 2007 el edificio fue invadido y así se mantuvo hasta 2015, cuando las 4.585 personas que lo habitaban fueron desalojadas en la llamada Operación Zamora, a cargo de Ernesto Villegas, entonces ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas, quien anunció que allí se instalaría un Centro de Coordinación para la Atención de Emergencias del Distrito Capital, inexistente a la fecha de hoy.
Rojas recuerda que “el desalojo de la megaestructura fue fruto de las exigencias de la comunidad que padecía los estragos de esa ‘alcabala de la muerte”. La propuesta de los vecinos de convertirla en un Gran Palacio Municipal de Caracas fue desoída.
“Confinanzas es un activo emblemático de la ciudad contemporánea. Pasó a formar parte de Fogade, un fondo creado por el Estado para custodiar el inmueble, el cual, en vez de eso, lo abandonó de una forma caprichosa y la obra fue sistemáticamente desmantelada, saqueada e invadida de forma inducida. Lo dejaron diezmado. De haber sido el símbolo del sistema financiero más avanzado, pasó a ser el símbolo de la ruina urbana, de una ciudad-rancho-vertical”, afirmó el arquitecto Leopoldo Provenzali.
El Observatorio de Cedice indica que tras la desocupación de ambos inmuebles continúan la anarquía y la destrucción.
EL DATO
“Calculamos una inversión de alrededor de 6.000.000 de dólares para ponerlo de nuevo en su estado operativo básico”, advirtió Alfredo Cohén Kohn, de la Constructora Sambil. “El decreto de expropiación del Sambil La Candelaria debería revocarse porque al cabo de ocho años no se ha hecho nada útil con la edificación”, exhorta Luis Alfonso Herrera, consultor de Cedice.
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