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La Sociedad Médica de El Algodonal declaró el cierre técnico del hospital

El lunes comunicarán la decisión a las autoridades, que es apoyada por trabajadores de todos los departamentos. Solo se atenderán estrictas emergencias. “La única que funcionará será Neumonología”, explicó Marietta Rea

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Residentes, internistas y especialistas que laboran en el Hospital General Dr. José Ignacio Baldó, también conocido como El Algodonal, en asambleas convocadas por la Sociedad Médica acordaron esta semana declarar el cierre técnico del centro de salud. Los médicos argumentan que la escasez generalizada de insumos, el deterioro de la planta física y el sostenido éxodo del personal de todos los departamentos han hecho insostenible la operatividad de todos los servicios.

La decisión fue aprobada de forma unánime, por lo que los jefes de todas las áreas preparan informes detallados de las carencias del centro asistencial, que serán entregados a partir del lunes de la próxima semana a la Federación Médica Venezolana, Fiscalía General de la República, Colegio de Médicos de Venezuela y Ministerio de Salud en atención a los parámetros legales que regulan la aplicación del cierre técnico.

“Cada servicio redactará un informe con un inventario pormenorizado de los problemas que presentan e impiden la atención mínima de los pacientes, que se entregará a todas las instancias competentes. Una vez notificados, los servicios de consulta serán cerrados; lo único que funcionará será el área de Neumonología”, explicó Marietta Rea, jefe del Servicio de Cirugía.

No obstante, los médicos insistieron en que la intención no es privar de la atención a la población que asiste al hospital, sino demostrar que es una consecuencia del estado de abandono en el que se encuentran. “Los pocos médicos que quedamos queremos trabajar, pero llegamos a un punto en el que no podemos más que hacer diagnósticos”, expresó una de las especialistas en la reunión.  

El centro de salud, localizado en la avenida intercomunal de Antímano, en Caracas, desde hace cuatro años enfrenta una crisis sin precedentes en su historia. Todos los servicios están parcial o totalmente paralizados. El colapso se evidencia en todas la instalaciones del complejo, integrado por el Hospital Pediátrico Luisa Cáceres de Arismendi, la maternidad Herrera Vega​ y el Sanatorio Simón Bolívar.

Pasillos sin iluminación, paredes manchadas, puertas corroídas, laboratorios desmantelados y maleza en varios accesos, delatan el grado de desidia con la que se administra el hospital, otrora referencia nacional en enfermedades respiratorias. El servicio de Cirugía II, con capacidad para 48 camas, está cerrado y abandonado. El servicio de Recuperación, ubicado en el piso 2, diseñado con 8 cuartos, muestra signos de avanzado deterioro.

La sala de Pediatría no funciona por la falta de personal; los dos especialistas que quedan cubren solo el turno de la mañana. La sección de Ginecobstetricia se encuentra en remodelación desde hace más de un año, los pabellones están culminados, pero están inactivos por falta de anestesiólogos, obstetras y pediatras.

“A mi hijo no le dan la comida según la dieta que le fue indicada por el médico; a veces solo le sirven vegetales, con pasta o arroz o granos. La poca comida que consigo no me alcanza para darle lo que necesita”, denunció Fanny Marcano, madre de un paciente diagnosticado con tuberculosis, recluido desde hace desde hace nueve meses en el área de Neumonología.

En el departamento de Cardiología, Cirugía Cardiovascular y la Sala de Hemodinamia hay máquinas inservibles por ausencia de mantenimiento y reparación. El área de Radiología del Sanatorio Simón Bolívar se mantiene cerrada desde hace un año por el deterioro de los equipos; ni el tomógrafo funciona. La morgue no cumple con los requisitos mínimos de sanidad, por lo que los cadáveres se descomponen rápidamente. El Servicio de Nefrología está inoperativa por la carencia de insumos para diálisis. El banco de sangre está paralizado, porque desde hace nueve meses no envían reactivos para analizar las muestras de sangre.

El suministro de agua se hace de forma irregular. La edificación permanece sin el servicio de miércoles a domingo, lo que paraliza todas las áreas y los pacientes internados deben cargar su propia agua para asearse. Las ambulancias están accidentadas, sin cauchos, baterías ni repuestos. El traslado entre las dependencias internas del centro asistencial se hace a pie, pues el transporte público está cada vez más escaso.

El lunes se realizará una asamblea ampliada que incluirá a los trabajadores de todas las dependencias, con el fin de informar la aplicación de cada uno de los pasos a seguir para que el cierre planteado se cumpla.


  •  Servicio de Cirugía II (48 camas): cerrado.
  •  Servicio de Medicina II (48 camas): cerrado.
  •  Servicio de Recuperación: (8 cuartos): abandonado.
  •  Servicio de Pediatría: Funciona solo en la mañana.
  •  Servicio de Ginecobstetricia: cerrado.
  •  Servicio de Cardiología: abandonado.
  •  Servicio de Radiología: cerrado.
  •  Morgue: abandonada.
  •  Banco de sangre: sin reactivos.
  •  Servicio de Nefrología: cerrado.

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