Fue muy fácil reconocerlo. Su vestuario era el complemento de su voz que interpretaba música llanera, esa que solo un venezolano siente y que es capaz de erizarle la piel. Continuar viendo su actuación en las calles de Cúcuta, Colombia, permitió ver el talento que le acompañaba durante su interpretación y conocer el trabajo con el que busca estabilidad económica como inmigrante.
Eduardo Núñez emigró de Venezuela hace más de un año. Originario del estado Anzoátegui y a sus 28 años de edad busca nuevos horizontes luego de huir de la crisis que arropa a diario a su país natal.
“El joropo sigue dando lo más hondo del compás”, fue la última frase del tema que dedicaba Núñez a las personas que comían en un puesto de pasteles. Algunos lo veían, otros simplemente se dedicaron a oírlo y disfrutar de la cena caliente.
Desde niño sintió atracción por la música llanera y hoy en día es su forma de sustento. Con su cuatro interpreta canciones que le permiten reunir el dinero para pagar comida y el alquiler del apartamento donde duerme.
En Venezuela Núñez estudiaba Ingeniería en Sistemas y además era comerciante. Tenía su propia tienda de artesanía, pero la vida en el país cambió. Lo que producía con su negocio no le alcanzaba para comer.
“Yo a mi patria la llevo a todos lados”, expresó orgulloso al hablar sobre Venezuela durante una entrevista para El Nacional Web. Mientras hablaba, el dueño de un local comercial de la ciudad lo veía sonriendo, y le permitió amablemente sentarse en unas de sus sillas para que continuara la cómoda conversación con el grupo de periodistas.
Eduardo demostraba el amor por su país y agradecimiento por el que le abrió los brazos para surgir. Se expresaba con seguridad, esa con la que no ocultó extrañar a su familia, que permanece en Venezuela luchando contra la crisis. Sin embargo, se consuela con la idea de que ellos siguen adelante. “Sé que están bien”, aclaró.
Aunque no vive solo porque comparte un apartamento con un grupo de jóvenes “con quienes hace arte”, aseguró que enfrentarse a un nuevo país, sin la familia, no es fácil.
“Es duro cuando estas recién llegado. Uno tiene que darse fuerzas (…) como en todas partes, uno se consigue personas buenas y otras que no lo son”, agregó.
No negó en ningún momento lo difícil que es establecerse en otro país, tampoco que algunos venezolanos que han emigrado han cometido delitos. Pese a ello, Eduardo envió un mensaje de esperanza a todos sus compatriotas que se han ido y a quienes aún siguen en el país.
“No hay que perder la esperanza, no se traigan la crisis en la cabeza. Pase lo que pase, siempre hay que tener una meta fija. En la unión está la fuerza”, dijo.
La conversación continuó por algunos minutos, pero hubo una interrupción de Núñez que atrapó la atención de los transeúntes, el dueño del local y los periodistas: una pieza musical de su autoría. Al cantar, la alegría que le acompañó durante la entrevista se mantuvo en su rostro, esperando que su historia le permita a otros venezolanos identificarse y entender que el trabajo es la opción para salir adelante.