Las filas ante las fuentes de agua son iguales para todos los venezolanos. En las zonas populares de Caracas los rostros cansados se vuelven gestos irritados cuando la gente busca culpables de la situación que mantiene a Venezuela entre apagones desde hace días.
Vecinos de las zonas populares de la capital, sin color político, buscan todos por igual agua en caños, fuentes o depósitos abandonados para llenar pacientemente bidones, garrafas o botellones a fin de llevar algo de líquido a casa para comer, lavar o asearse.
“En mi caso, estamos en resistencia porque si fuésemos un país que tuviésemos agricultura nada más no estaríamos pasando esto”, dijo Orlando Iturbe, un comerciante de 47 años de edad.
Repite la teoría de los ataques de la oposición y de Estados Unidos a la red eléctrica que mantiene Nicolás Maduro para explicar por qué desde el 7 de marzo el país vive apagones de varios días que en ciudades como Caracas, a las que hay que llevar el agua mediante bombeo, han hecho que los grifos se sequen.
“Es la guerra no convencional, que es la nueva guerra moderna. Si nosotros fuéramos un país que tuviésemos nada más sembradíos… pero como nosotros tenemos todas las riquezas entonces, ¿qué pasa? Que los Estados Unidos quieren el pastel completo”, explicó.
Detrás de él, Pascual Escalona aguarda con cara de incredulidad hasta que Iturbe comienza a criticar a la oposición y entonces no se puede contener más.
“¿Qué oposición? ¡El que tiene aquí el poder es el gobierno!”, replicó enojado. Escalona es un jubilado de Artes Gráficas que, como Iturbe, vive en La Pastora. Está cansado, dice; afirma que solo le han quedado 18.000 bolívares de pensión con los que no puede comprar ni un cartón de huevos.
“Aquí éramos felices, tomábamos caña, jodíamos, echábamos vaina y ahora estamos pasando hambre, mire: sin luz, sin teléfono, sin un carajo. ¿Ahora, hermano? A buscar agua así como unos pendejos, esta es una humillación. ¡Nos tienen humillados!”, señaló.
Decenas de vehículos se estacionan en el tope de la avenida Baralt cerca de la Cota Mil mientras cientos de personas buscan agua en los arroyos y caños.