La dificultad más seria que atraviesa Caracas es que está recibiendo cada vez menos agua que hace 20 años y tiene muy pocas fuentes locales, afirma el ingeniero José María de Viana, quien presidió Hidrocapital durante casi una década. Y eso no solo es consecuencia de la reducida capacidad del sistema, aun cuando los embalses estén llenos, sino también de los precarios planes de mantenimiento, a veces inexistentes.
“Todas las semanas ocurre al menos una avería que reduce en 30% la capacidad de transporte a la ciudad”, señala. Y afirma que la ignorancia de los conductores de la empresa estatal sobre cómo hacer funcionar todo el sistema mecánico de altísima complejidad, en los últimos cinco años, “condujo a este desastre”. Caracas no tiene agua almacenada en sus embalses de emergencia ni para siete días de suministro.
“Este gobierno ha fallado al colocar en posiciones tan delicadas a gente que a lo mejor tiene buena voluntad, pero que es profundamente ignorante. Un militar que cree que todo es conspiración y sabotaje, y no entiende la gravedad de lo que ocurre, es un problema. El sabotaje existe, pero en la incapacidad.
—¿Qué ha sido lo más grave?
—En Caracas hay tres embalses de emergencia: La Mariposa, La Pereza y Macarao, que fueron concebidos para que cuando los sistemas mecánicos fallen o existan averías en el transporte, allí se tenga agua almacenada para garantizar una semana de suministro a la ciudad. Los funcionarios, como no entienden para qué son, los tienen vacíos. Y eso no tiene nada que ver con la sequía, pues estos se van llenando con el agua que se trae por las tuberías. Además, Caracas es sísmica y si ocurre un evento de este tipo es posible que se rompan las líneas de abastecimiento, por lo que esos embalses permitirían tener agua dentro de la ciudad.
—¿En qué estado se encuentra Caracas en este momento?
—Hay una buena noticia: los sistemas son de altísima calidad y responden muy rápido; lo sé porque fueron varias generaciones de venezolanos las que trabajamos desde la década de los cincuenta hasta 1998. La mala noticia es que esos sistemas están muy dañados.
—¿Cuál era la situación cuando usted asumió Hidrocapital?
—Al llegar en septiembre de 1992 encontramos una crisis como esta. Por eso la llamaban Hidrocriminal. En un análisis político que se realizó de los hechos de 1992, se determinó que una de las causas de agitación más importante en Caracas era el tema del agua, había protestas por los cuatro costados y eran muy violentas. El gobierno de aquella época (CAP) resolvió atender el problema. Estuvimos más de 7 años y doy fe de que cuando hicimos las cosas correctas, es decir, monitoreo, mantenimiento y todo lo necesario, por 24 horas al día, el sistema funcionó. Pero estos señores no entienden eso. Creen que esto es echarle gasolina al carro y pisar la chola.
—¿Desde cuándo no se hace un estudio forense de tuberías?
—Si no existe mantenimiento, entonces es necesario reparar lo que se daña, y a veces se hace mal porque hay tanto que restaurar que nunca se termina. Cuando hubo la transmisión del cargo a Jacqueline Farías, en 1999, los sistemas funcionaron bien porque eran robustos. Pero en los últimos cinco años eso ha sido terrible. Hubo una época en que el gobierno tuvo mucha plata por los ingresos petroleros, entre 2004 y 2014, pero no supo utilizarla; hubo pago de asesorías a cubanos que no tienen nada que enseñarnos sobre la materia; se hicieron obras que no se terminaron, como el Tuy IV en el Cuira, con la empresa brasileña Camargo y Correa, y gastaron mucho dinero…
—¿Cuanto se gastó?
—La entonces presidente de Hidroven, Siboney Tineo, declaró ante la AN, en 2016, que habían invertido 10 millardos de dólares en los últimos años, ese fue un monto gigantesco, porque el valor de reposición, calculado por nosotros, de todos los activos de agua y saneamiento de Venezuela es de unos 12 millardos de dólares. Gastaron esa cantidad pero no hay ni una sola obra nueva que funcione. El tubo más largo construido es el Gran Acueducto Bolivariano que nunca ha transportado agua y costó 400 millones de dólares. Es un tubo que unió a Paraguaná, que necesita agua, con un embalse que está lleno de sedimentos. Lo que ha ocurrido es que cuando al gobierno se le acabó la plata, el talento se hizo necesario, y por eso las cosas se han agravado en los últimos cinco años.
—¿Usted ubica la crisis de agua en la Gran Caracas en los últimos cinco años?
—Se fue agravando y mucho más cada año, así lo indican los conflictos desde 2010, eso se puede consultar en las hemerotecas. Y le pusieron la guinda con estos militares que destruyeron el clima interno de trabajo. Ocurrió, además, la muerte del trabajador en El Cafetal, en Semana Santa, y eso jamás había sucedido en la institución. Y a ello se unió la protesta de los vecinos de Santa Rosa en Miraflores.
—¿Todo esto lo atribuye a la incapacidad?
—Bueno, el tema del talento no es solamente un problema de conocimiento, porque por ejemplo, Alejandro Hitcher, quien tuvo responsabilidades con este gobierno, es ingeniero civil, pero la conducta complaciente con el régimen en el sentido de realizar contrataciones mal hechas tuvo un efecto funesto. Es significativo que la última fuente de agua importante para Caracas se construyó en octubre de 1998, cuando el barril de petróleo estaba en 10 dólares. Eso demuestra también un asunto de uso transparente de recursos. Supongo que todo esto llevó a Miraflores a designar a Yolanda Pérez.
—¿Conoce su competencia profesional?
—Fue reclutada y formada en nuestra escuela y su credencial es que tiene 25 años de ejercicio serio y competente dentro de Hidrocapital. Pero ella no hará milagros, necesita rodearse de competencia e inteligencia porque ni siquiera quedan obreros calificados, y requiere recursos económicos. Las inversiones de emergencia en estos momentos de Hidrocapital pueden sumar los 10 millones de dólares, bien administrados. Claro, no nos hagamos ilusiones con los actos de constricción del gobierno, pero ojalá sea un buen comienzo.
—¿Puede recuperarse el suministro con fallas de electricidad?
—En realidad es muy difícil resolver el problema porque el servicio depende mucho de Corpoelec y el sistema es un desastre. El acueducto consume casi la cuarta parte de la demanda de energía de toda la ciudad.
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