Los conductores del Táchira pasan entre 7 y 120 horas en fila para poder surtir con combustible sus vehículos. En la capital sancristobalense, las colas superan las 20 cuadras, lo que ha provocado un gusanillo de carros en diferentes sectores de la ciudad que termina congestionando calles y avenidas por encontrarse una cola con otra, bloqueando el tráfico.
Laidy Gómez, gobernadora del Táchira, dijo que cuando llegaban 70 cisternas con combustible al día, se podía surtir los 29 municipios del Táchira. Indicó que hace 10 días esta cantidad se redujo a 59 gandolas.
“Esto nos genera un colapso en la salud, la producción agropecuaria. Los ferieros de La Grita han denunciado que se están dañando las cosechas porque no pueden salir al interior del país a distribuir los alimentos. Tenemos situaciones de emergencia en las que las ambulancias no pueden atenderlas y trasladar personas al Hospital Central de San Cristóbal porque no tienen gasolina”, explicó.
Hizo un llamado a Pdvsa porque “el Táchira está en crisis”, aunque reconoció que las fallas en los despachos se están registrando en Mérida y Barinas.
“Hoy, tanto las internacionales como las bombas convencionales están en caos. Tenemos municipios en los que tienen 3, 4 y 5 días que no les ha llegado el combustible. En el caso de San Cristóbal, volvió el caos extremo. Volvimos a ver a los ciudadanos dormir en las gasolineras”, dijo Gómez.
Indicó que no existe justificación para mantener las estaciones de servicio especiales o las alternativas porque desde octubre no ingresa un centavo a las finanzas del gobierno regional por concepto de la venta de combustible.
Parte de las gasolineras en las que se expende carburante entre Bs. 300 y Bs. 720 el litro, fueron asignadas por Pdvsa a la Gobernación del Táchira durante el mandato de José Vielma Mora para reinvertir las ganancias en obras sociales: “Qué sentido tienen estas bombas internacionales más que contribuir con el contrabando”, preguntó Gómez.
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