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“Nos sentimos en el aire“: Hablan los afectados por el desbordamiento del río El Limón

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La tarde del pasado 9 de septiembre cambió por completo la vida de Leonardo Toyo y su familia. Con el desbordamiento del río El Limón en Maracay, esta y al menos 5 familias más, que habitaban a la orilla del río en la Av. Universidad, sector La Ceiba, perdieron todo lo que tenían.

“Gracias a Dios fueron pérdidas materiales y no humanas. Todas las familias que vivíamos cerca de la orilla del río nos vimos afectadas, la familia Acosta, la familia López y yo quedamos sin vivienda”, expresó el señor Toyo a El Nacional.

El día de la tragedia el señor Toyo se encontraba en su lugar de trabajo y cuando empezaron a informar que se estaba desbordando el río en varias zonas, comenzó su angustia. Pues su esposa y su hijo se encontraban en la casa con la familia Acosta, donde vivían como inquilinos.

“Salí de la casa y me fui para la Av. Caracas porque los vecinos habían comentado que se estaba desbordando el río por esa zona. Pero no pude pasar, las calles estaban totalmente colapsadas. Cuando iba de regreso escuché que el río cerca de mi casa se iba a desbordar y corrí a ayudar a mi mamá”, contó Sebastián Toyo.

Sin embargo, solo les dio tiempo de dirigirse al patio de la casa y resguardarse encima de la cava de un camión, pues cuando avisó en su casa lo que ocurría, el agua del río ya estaba en sus pies.

“Un personal de defensa civil nos pidió salir enseguida de la casa. Pero todos nos pusimos nerviosos y nos subimos a la cava del camión que estaba allí. Vimos cómo la corriente empezó a subir y cómo ocurrió todo. Cuando todo pasó dejé a mi mamá en casa de una vecina y me fui a buscar a mi papá”, continuó Sebastián Toyo.

Cuando el señor Toyo vio a su hijo descalzo, lleno de barro y sin su madre, pensó lo peor.

“Fueron muchos sentimientos encontrados. Lo primero que hice fue darle las gracias a Dios porque lo vi vivo. Le pregunté por su mamá. A medida que íbamos subiendo por toda la Av. Universidad vimos de todo: personas gritando, desesperados, descalzos, desastre, casas destruidas”, detalló el señor Toyo.

La casa donde vivía con su familia quedó totalmente destruida y llena de barro, más o menos a 1 metro de altura. Todas las cosas que tenían en los cuartos quedaron inservibles.

“En ese momento dije: bueno Señor, si esto fue lo que nos mandaste en este momento y estamos vivos, tenemos un propósito que cumplir en esta vida. Lo material se recupera y con más fuerza ahora nos levantaremos de esta caída”, expresó.

Las tres familias más afectadas: Toyo, Acosta y López, pasaron una noche muy larga. Mientras trataban de ayudar a las personas mayores de la zona y esperaban alguna ayuda, pasaron hambre, frío. Esa situación los unió mucho. Actualmente están viviendo en un galpón que les prestó un vecino, hasta que el gobierno los ayude a reubicarse.

“Este es un refugio temporal en el que podemos guardar las cosas que se lograron salvar de la tragedia. Improvisamos una cocinita y un baño. A nosotros solo nos quedó la ropa que teníamos puesta en ese momento”, dijo el señor Toyo.

Con el pasar de los días, las 11 personas que suman las tres familias, se han ido adaptando a este nuevo estilo de vida, con la esperanza de que los ayuden muy pronto. Aunque no les estén pidiendo desocupar el galpón, se encuentran incómodos y quieren volver a tener un poco más de privacidad y un espacio acorde para las dos señoras mayores y las dos niñas que duermen en carpas y en colchones.

Lo que más les hace falta es agua potable. Actualmente están cocinando a leña y están viviendo de las donaciones de algunas organizaciones sin fines de lucro, vecinos y lo que les dio el Régimen.

“Estamos esperando noticias. Nos han ayudado con comida y artículos de primera necesidad. Pero necesitamos respuesta sobre las viviendas que nos prometieron, porque hasta el momento nos sentimos en el aire”, destacó Leonardo Toyo.

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