Luisito debe operarse del tumor cerebral que le paraliza parte del cuerpo, pero adquirió varicela en un hospital infantil de Caracas y debe esperar. En otro cuarto, Yuriángela no sabe si tendrá su próxima quimioterapia.
Cerca de Luis, un morenito de ocho años, duerme una bebé de cuatro meses con macrocefalia. Un mosquitero intenta protegerla del contagio. Su cabeza es tan grande como un balón de baloncesto por el líquido acumulado y necesita una válvula de drenaje que no tiene el hospital.
Caso tras caso, la carencia de medicamentos, que según la Federación Farmacéutica llega a 80%, y la de insumos médicos, conforman uno de los problemas más críticos durante el gobierno de Nicolás Maduro, quien el domingo buscará su reelección.
En la habitación de Luis también está Anthony Noguera, de siete años. Tiene un hueco en la espalda por una herida de operación que va creciendo. Ni el centro médico ni las farmacias tienen parches de cicatrización.
Solo se consiguen en dólares, asegura a AFP su abuela María Silva. «No tenemos. Estamos entre la espada y la pared», agregó resignada.
Los casos se podrían solucionar fácilmente si se importaran medicinas e insumos, asegura Édgar Sotillo, el médico que los trata en el hospital de niños J. M. de los Ríos, en el centro de Caracas.
«No tenemos medicamentos. Estamos viendo varicela, tuberculosis, paludismo, sarna. El hospital a veces no tiene agua. Si se infectan los pacientes, no hay antibióticos y se complican», explicó.
La lucha por vivir
A Luisito lo llevaron primero a un hospital de Valencia (norte) cuando dejó de mover un brazo.
«Pero estuvo un mes sin que le hicieran nada porque no hay medicamentos allí. No podemos comprarlos aparte, hasta para tomar agua tengo que pedir», dijo a AFP Ingrid Saavedra, abuela del menor.
En una mesa hay un pequeño envase con huevos revueltos, única comida del día que ofreció el hospital.
Culpando de la crisis a una «guerra económica» y a sanciones de Estados Unidos, Maduro pide el voto prometiendo resolver pronto la escasez de alimentos y medicinas.
Pero Yuriángela, de 16 años, no tiene tiempo. Junto a otros niños con cáncer, se descompensa en un cuarto frío mientras recibe la quimioterapia para su metástasis pulmonar.
Su madre, Suger Najme, llora porque no sabe cómo conseguirá el próximo tratamiento. La falta de medicinas llega a 95% en enfermedades crónicas como el cáncer.
«Le faltan 17 quimios. Varios medicamentos escasean, tenemos que empezar nuevamente nuestra lucha. Me ha tocado comprarlos afuera. No tenemos los recursos, pero hemos recibido ayuda», señaló.
A su lado, Luana Rojas, de cuatro años, recorta las letras del abecedario mientras recibe el tratamiento para un glioma de tallo cerebral.
«Estuvimos dos meses sin conseguir quimioterapia. Esto es responsabilidad de los gobernantes que solo nos toman en cuenta cuando protestamos», dijo a AFP su madre, Rosa González.
En el área de oncología, están dañados los equipos de tomografía, resonancia magnética y radioterapia.
Los médicos se van
En Venezuela son frecuentes las manifestaciones por falta de medicinas e insumos, que el gobierno importa cada vez menos tras el desplome de los precios y la producción de petróleo, fuente de 96% de divisas.
Dos médicos fueron detenidos el lunes en una protesta en un hospital de Maracaibo, capital del estado petrolero Zulia, denunció la principal universidad de la región.
En el J.M. de los Ríos tampoco hay reactivos para exámenes de sangre, hay tuberías rotas, funciona un solo ascensor y «ratones y cucarachas» recorren los pasillos, según médicos.
«No podemos operar porque faltan insumos. Hay pacientes que han mejorado, pero por falta de medicamentos se complican y fallecen», dijo una doctora bajo anonimato.
Belén Arteaga, jefa de Nefrología, confesó que apenas gana sueldo mínimo: 2,5 millones de bolívares -36 dólares a la tasa oficial y 3 dólares en el mercado negro-, que no alcanzan para un kilo de carne por la hiperinflación.
El año pasado, Belén vio morir a cuatro niños por falta de antibióticos.
«Los médicos se van. Teníamos tres residentes, se fueron dos: a una el sueldo no le alcanzaba para pagar la habitación en que vivía, la otra se fue del país», indicó.
Según la Sociedad Médica Venezolana, 30% del personal médico ha emigrado. La mortalidad infantil aumentó 30,12% en 2016 frente a 2015 (11.466 decesos de menores de un año), de acuerdo con la última cifra oficial.
Huniades Urbina, jefe de la Sociedad de Puericultura y Pediatría, asegura que eso ha aumentado. «Tenemos una crisis humanitaria, cifras del África Subsahariana», lamentó.