Para los merideños se convirtió en costumbre la falta de transporte público en la entidad. Las autoridades responsables del control y el gremio de transportistas no se muestran interesados al respecto.
Desde hace meses los merideños se ven obligados a usar las llamadas «perreras» para intentar trasladarse a sus sitios de trabajo sin contar con medidas mínimas de seguridad ante la vista complaciente de los organismos de seguridad responsables del control y control de este servicio público.
Hace unas semanas el Sindicato de Transporte de Mérida anunció un nuevo aumento de las tarifas del servicio que fueron rechazadas por la mayoría de los Alcaldes lo que ha traído como consecuencia la imposición de las mismas en las pocas unidades que salen a la calle.
En el casco de la ciudad de Mérida el gobierno regional y municipal han pedido el pronunciamiento del gremio del transporte ante el abandono en que han dejado a los usuarios que tienen que caminar largos trayecto para trasladarse a sus sitios de trabajo.
Mientras esta esta situación se produce ante el silencio y falta de respuesta los merideños siguen padeciendo el atropello por parte de los trabajadores del transporte.